Por Hernán Álvarez Sotomayor*

El monopolio de los aires
avionlan

El último fin de semana fui víctima de esas arbitrariedades que solo se pueden permitir en el Perú, apelando sibilinamente a las leyes del libre mercado y de la libre elección, pero que no es más que una forma, imposible de imaginar por el propio Franz Kafka, de estafar a un peruano en su propio país por una empresa extranjera.

Tuve que viajar a Trujillo por razones académicas, propias de mis funciones en la U.N.F.V, así que compré un pasaje en Lan Perú, en la única que ese día ofrecía el servicio de vuelo a la Ciudad de la Eterna Primavera.

El costo del pasaje fue bastante razonable: US$ 88, motivo por el cual me embarque sin mayor contratiempo. 
 

Mi estadía fue agradable. La pesadilla se inició cuando debí regresar a Lima. El pasaje de retorno en la misma aerolínea que me trajo de Lima, y que por lógica debería costar lo mismo que el de ida, había aumentado entre US$ 150 y US$ 161. Cuando reclame a la señorita encargada se limitó a decir con un tono de voz entre profesional y burlón que había un alto número de pasajeros y ante tal situación entraba a regir la ley de la oferta y la demanda. La aplicación absurda de lo que significa el libre mercado y por la que los propios John Locke (1632-1704), Adam Smith (1723-1790) o Milton Friedman (1912-2006) hubieran desfallecido de la indignación.

Traté de razonar con la joven del counter, explicándole que es imposible aplicar cualquier teoría libertaria en un mercado donde solo había una línea aérea, lo cual termina siendo un monopolio sancionado por el Estado.  

Precisamente en este punto la joven silenció cualquier alegato, al decirme que efectivamente la única línea aérea que me podría regresar a Lima era Lan Perú, por lo tanto, aplicando nuevamente lo que para ella era la teoría del libre mercado, la ley de la oferta y la demanda, lo tomaba o lo dejaba y, por lo tanto, viera cómo regresar a la capital. 

Ante tal razonamiento abusivo y práctico, no tuve más remedio que comprar el pasaje de retorno con el abusivo precio y la joven me indicó que el avión saldría a las 9 de la noche.

Sin embargo, la sinrazón no terminó allí. Lan Perú había decidido de forma inconsulta y nuevamente abusiva que su avión realizara antes de su retorno a Lima otro vuelo más al norte del país. Total, los pasajeros que esperábamos en Trujillo no teníamos más opción que esperar la voluntad de los directivos de esta aerolínea.  

El avión salió finalmente a la 1 de la madrugada. Para la espera nos dieron un ticket que supuestamente serviría para comer algo en el restaurante del aeropuerto, pero a esa hora ya no había, según los mozos, nada que ofrecer. Así que el ticket hoy lo guardo de triste recuerdo de aquel suceso que más bien quisiera olvidar. 

Modus operandi

No obstante a lo inverosímil de la situación, este hecho se repetía constantemente. En diálogo con los pasajeros que también esperaban para regresar a Lima, escuché historias increíbles de los abusos que cometía la empresa con los pasajeros peruanos.  

Vuelos retrasados, cobros adicionales por sobrevuelos, cambios de horarios imprevistos, entre otras situaciones que debían enfrentar los peruanos. 

La contracción de la oferta 

Durante el tiempo que tuve que esperar no pude evitar pensar en el daño que provoca un cuasimonopolio en una sociedad como la nuestra, que recién empieza a comprender el verdadero significado del libre mercado. Los abusos que genera una empresa como Lan Perú o Chile, que aprovechan las ventajas de no tener una competencia efectiva y una situación de predominio del mercado, trata de burlar cuánto puede a sus clientes, sabiendo que no cuenta con otra opción real. 

Las aerolíneas que se atrevieron en su momento de hacerle frente e intentar competir de igual a igual fueron desapareciendo del mercado por una u otra razón. Una de ellas era TANS Perú (Transportes Aéreos Nacionales de la Selva) que inició su funcionamiento en 1963, pero que en 1999 empezó su carrera para competir como una aerolínea civil. 

TANS era la aerolínea que cubría la mayor parte del país; sin embargo, cuando empezó a crecer empresarialmente se inició una fuerte campaña en contra de esta aerolínea aduciendo que siendo su fuente de ingreso supuestamente la Fuerza Aérea del Perú, competía con ventaja en el mercado. 

Posteriormente, dos accidentes fatales provocaron el cierre de la línea aérea y muchos consideraron que detrás de toda esta situación, la campaña y presiones de "otras compañías" generaron su cierre definitivo. 

Otro caso fue el de Aero Continente, empresa aérea cuyos precios de pasajes se encontraban por debajo de lo que ofrecía Lan, también cerró al ser involucrada en el proceso de narcotráfico que se le seguía a su ex presidente de directorio, cuando el sistema legal evita involucrar a la empresa en los negocios ilícitos de sus propietarios siempre y cuando esta no haya servido para cubrir estos actos delictivos. 

Después se extinguieron tras una breve vida empresas como Star Perú y Wayra Perú que prometían ser las aerolíneas bandera. 

Hoy el mercado se completa con Aerocóndor y Taca Perú, dos empresas que aún no cubren todas las rutas y por lo tanto Lan mantiene su predominio en el mercado. 

El vídeo ofensivo 

También llegaron a mi memoria las noticias de marzo del 2005 y el escándalo mayúsculo que provocó la difusión de un ofensivo vídeo que era difundido en los vuelos internacionales de esta aerolínea. 

Lan Chile o Lan Perú, como quieran llamarlo, difundió tanto en sus vuelos en Perú como en el exterior, vídeos de los lugares más miserables de Lima, mostrando una humillante realidad llena de delincuencia, personajes de mal vivir y pobreza extrema. 

En el documento audiovisual por supuesto omiten que Lima fue declarada patrimonio cultural de la humanidad por la belleza de sus templos coloniales con reliquias de pan de oro y altares de plata, y sus célebres balcones republicanos de madera, entre otras joyas arquitectónicas. 

El vídeo mostraba a la capital peruana antes de su remodelación hace una década y destaca hoteles de ínfima categoría, personas orinando en la calle, basurales, invasiones de pobladores en suburbios de la capital, y comidas al paso hechas en deplorables condiciones higiénicas. 

El vídeo provocó largas sesiones en el Congreso de la República y la amenaza de un juicio por parte del Estado peruano a la aerolínea de capitales chilenos. 

E incluso el entonces presidente del Consejo de Ministros, Carlos Ferrero, salió en conferencia de prensa para condenar esta acción. 

Sin embargo, como era de esperarse en el timorato gobierno de Alejandro Toledo, el tema se diluyó en el escándalo y se aceptó que la aerolínea compense al Perú a través de una conciliación por la que se acordó que Lan emitiera vídeos de 2, 3, 15 o 30 minutos de duración, que promocionen los lugares turísticos más interesantes del Perú. 

Hasta la fecha no se ha difundido cómo se promocionó al Perú. 

Otras perlas

También recordé en esta larga espera los cuestionamientos que se hicieron en un contexto geopolítico a la permanencia de esta empresa de capitales chileno. En más de una oportunidad, analistas de inteligencia, expertos en relaciones internacionales, advirtieron el grave riesgo que significa contar con una aerolínea de capitales chilenos cruzando nuestros cielos con total libertad.  

Se habló por ejemplo de espionaje a nuestras bases militares y en verdad es muy sencillo que en cada vuelo se instale una cámara fotográfica que vaya registrando posiciones estratégicas peruanas con total impunidad. 

Romper el monopolio

No pretendo apelar a un patriotismo ni nacionalismo vacío, al expresar mi reclamo contra Lan Perú, pero sí creo necesario que el Estado promueva la inversión nacional en el sector aerocomercial para así romper el monopolio que prácticamente nos ha impuesto esta aerolínea.  

Lan Chile, que maneja los precios, las rutas, los horarios a su total antojo, hoy se enfrenta con las agencias de viajes para reducir sus ingresos y aumentar sus ganancias. 

La aviación aerocomercial es un área estratégica y de seguridad nacional. 

El Estado debe dar las facilidades, para que el empresario nacional compita en este rubro y rompa el monopolio. 

Solo de esta manera podemos hablar con absoluta certeza de la ley de la oferta y la demanda y de un verdadero libre mercado, donde la competencia sea el que regule las tarifas y no personajes que desde otros países siguen creyendo que se puede seguir presionando y abusando de los peruanos en su propio país.

* Vicerrector Académico de la U.N.F.V.