Por Wilfredo Pérez Ruiz (*)

El Centro Comercial Rambla de San Borja (Lima, Perú) alberga una atractiva, novedosa y sugestiva feria Biorgánica —fundada el 6 de noviembre de 2015— que pone al alcance del público una propuesta diferente de productos de disímiles localidades del país.

Una de las fortalezas de estos mercados —que se han extendido gradualmente en diversos distritos de la capital— es el trato personalizado y la capacidad de los promotores de describir sus labores. Reciben visitas de entidades educativas, viajeros y concurrentes interesados en conocer la trascendencia económica, histórica y cultural de nuestros pisos ecológicos y de su explotación sostenida. Es una experiencia enriquecedora y afable.

Éstos didácticos y multifacéticos espacios posibilitan apreciar una nación convulsionada, colmada de desencuentros, contrastes, invertebrada y poseedora de una admirable e incalculable biodiversidad. Por lo tanto, cumplen una función no solo comercial. Tienen una connotación turística, pedagógica, orientadora de nuevos hábitos de consumo y difusora del potencial de nuestras regiones naturales; afianzan nuestro sentido de pertenencia e identidad y fomentan buenas prácticas ambientales.

Sus productos pasan una exigente acreditación —realizada por empresas registradas en el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) del Ministerio de Agricultura y Riego— que convalida un proceso libre de aditivos y fertilizantes químicos (herbicidas, plaguicidas e insecticidas) de procedencia sintética o artificial que contamine o modifique su composición. Todavía existe confusión con los light o dietéticos: los orgánicos han crecido ajenos a agrotóxicos, hormonas y antibióticos. Es decir, su incólume origen está garantizado y ostentan inigualables ventajas.

Según lo manifestado por Carlos Posada Ugaz, director ejecutivo del Instituto de Investigación y Desarrollo de Comercio Exterior de la Cámara de Comercio de Lima, en su documentado escrito “Productos orgánicos cobran mayor interés en mercados internacionales” (2018) “…contienen más vitaminas, minerales y antioxidantes. Por otro lado, la agricultura de estos alimentos mejora la salud del agroecosistema, debido a que hay una mejor circulación de nutrientes y energía. También mejora la capacidad de retención de nutrientes y agua del suelo. Asimismo, el sistema que se emplea en este tipo de agricultura hace que se respeten los tiempos de desarrollo de las plantas, cereales y frutas”.

De otra parte, añade un aspecto importante: “…Debido a que pocos agricultores se dedican a cosechar este tipo de alimentos debido al cuidado especial del suelo y no rinde grandes volúmenes, el precio de los productos orgánicos es más elevado si se compara con el precio de los alimentos convencionales y que no están certificados”.

Esta agricultura ha recogido y mejorado las técnicas utilizadas por nuestros antepasados. Los antiguos peruanos desplegaron sistemas de irrigación, domesticaron especies silvestres, fomentaron la crianza de aves, usaron la andenería para cultivar alimentos y combatir la erosión de las cuencas, recurrieron a la superficie de los cerros a fin de cubrir la demanda de la población —con muros de contención construidos en piedra seca—, diseñaron un calendario de la producción mensual, definieron un orden de labranza y organizaron el empleo del agua sin preferencias para nobles o jefes. Esta herencia ha sido reivindicada por nuestros hermanos nativos y campesinos de una forma moderna, proactiva y empresarial.

Biorgánica oferta mercaderías provenientes de pequeños empresarios y emprendimientos familiares. Se ofrecen frutas, hortalizas, lácteos, cereales andinos y derivados, artículos de cuidado personal, panes y pasteles veganos, aceites y víveres. Tiene proyectado recrear esta experiencia en otros escenarios comerciales de la ciudad con el afán de seguir alentando una cultura que estimule el cuidado del ambiente y el ser humano.

Durante mi reciente recorrido -cuya atención es viernes, sábado y domingo- encontré en “Biotentaciones” a Nancy Lázaro Agurto exhibiendo cerca de 20 variedades propicias para diabéticos y celiacos. Tiene una simpática pluralidad de artículos veganos vegetarianos de quiches, postres, galletas y kekes, procesados con panela y harinas integrales. Su pye de manzana es sabroso.

Departí con Diana Silvera Ramos de “Biohuerto Santa María”, cuyos padres siembran tubérculos, hortalizas y frutos en Pachacamac —desde hace 18 años— gracias a la asesoría del Instituto de Desarrollo y Medio Ambiente (IDMA). Una peculiaridad es la estabilidad de sus precios, sumado a sus atributos. Esta actividad beneficia a cinco familias en la chacra.

En mi itinerario hallé a las siempre amables Julissa Leiva Gutiérrez y Desirée Rea Velarde de “Fruta a Dario” -dedicados a la venta de frutos de estación- que cuentan con la piña golden de Mazamari (Satipo, Junín) y sus deliciosos derivados de mermelada y néctar. Su elaboración genera puesto de trabajo y permite colocar en nuevas plazas un producto de gran particularidad. En el mediano plazo extenderán su línea de fabricación con deshidratados y frutas envasadas.

No podía faltar el cacao de “Amazona”. Allí charlé con Kimberly Sinche Luna, quien destacó las virtudes de este chocolate de cacao selvático con antioxidantes que combaten el estrés y el envejecimiento. Además, ha ganado premios internacionales en reconocimiento a su asegurada excelencia. El último fue el Great Taste Awards (Londres, 2017).

Encontré a “Biocanasta Delivery”, una empresa comercializadora atendida por Sonia Estrella Díaz y Frank Cotrina Campos, que ofrecen maca, colágeno, pastillas de cúrcuma, moringa, vino sin alcohol, aceite de coco y chocolates. Sus casi 20 productos con insumos naturales de variados parajes.

Me sorprendió la creatividad y prolijidad de Carlos López Jara y Milka Torres Vélez de la “La Sana Despensa”, que hacen mantequilla y leche de almendras, crema de chocoavellana, leche de semilla de girasol con cacao y panela y, además, tés funcionales. Este establecimiento tiene cuatro marcas: “Masa Madre”, con una selección de dulces, brownie, kekes y panes de harina integral de trigo procesado en su taller (con ingredientes naturales y de levadura obtenida de la fermentación de dicha harina); “Healthy Gifts” tiene nueve frutos secos para regalos; “Semillas y Frutos de Vida” produce frutos secos y semillas a granel, cuya frescura y presentación facilita un estupendo aprovechamiento. Es uno de mis sitios favoritos por su singular deferencia.

Un stand formidable es el de los juegos interactivos “Pax Ludus” en donde la educadora Mariela Andrade Figueroa explica a los interesados los juguetes -con tinte vegetal, aceites de coco y linaza- de madera certificada. Su peculiaridad amerita aceptación y su aporte al desarrollo de la Teoría de las Inteligencias Múltiples (1983) —tesis del renombrado profesor, investigador y psicólogo norteamericano Howard Gardner, graduado con un doctorado en Educación en la Universidad de Harvard — resulta de insospechable provecho para el usuario.

Quiero destacar la amabilidad y disposición de los integrantes de Biorgánica para compartir los pormenores de sus productos y, especialmente, revelar sus bondades en el bienestar humano. Disfruté de su espontánea y esmerada cortesía. Fue una agradable jornada matizada con una ilustrada y persuasiva plática. Este acogedor lugar es propicio para tomar café, charlar e intercambiar hábitos saludables.

En momentos en que la calidad de vida está cada vez más disminuida por factores sociales, económicos, ambientales y emocionales, ésta opción se encamina a reorientar nuestras condiciones de subsistencia. Biorgánica está al alcance de hombres y mujeres en busca de una nutrición cualitativa que los reencuentre con la naturaleza.

Dentro de este contexto, tengamos presentes lo expuesto en la Carta Encíclica Laudato si' del Santo Padre Francisco “Sobre el cuidado de la casa común” (2015): “Es muy noble asumir el deber de cuidar la creación con pequeñas acciones cotidianas, y es maravilloso que la educación sea capaz de motivarlas hasta conformar un estilo de vida”.

(*) Docente, conservacionista, consultor en temas ambientales, miembro del Instituto Vida y expresidente del Patronato del Parque de Las Leyendas – Felipe Benavides Barreda. http://wperezruiz.blogspot.com/