bosque vraem Alan Fairlie Reinoso
 
Como parte del Pacto Verde Europeo, la UE ha venido adoptando una serie de estrategias en distintos ámbitos para conseguir la neutralidad climática hacia 2050. Recientemente, el Parlamento Europeo y el Consejo Europeo acordaron asignar 17.500 millones de euros a un Fondo de Transición Justa, el cual ayudará a atenuar los costes económicos, medioambientales y sociales derivados de una economía más verde. La idea es que en el camino hacia la descarbonización ‘no se deje a nadie atrás’. (*)
 
La UE cuenta con un plan de acción caracterizado por tener estrategias para la sostenibilidad en ámbitos tales como el uso seguro y sostenible de químicos; reducción de emisiones de metano a lo largo de cadenas de suministro; y medidas para la eficiencia energética. Como en todo proceso de transición, se prevé que habrá sectores y, por ende, países más perjudicados producto de la reconversión económica. La Comisión Europea prevé que si no se presta apoyo adicional a Estados miembros que ya tenían una situación presupuestaria preocupante incluso antes de la pandemia, la transición hacia una UE más verde podría acentuar las disparidades entre países[1].
 
En ese sentido, el Fondo recién acordado ayudará a mitigar el impacto social de la transición ecológica. De esa manera, se planea financiar inversiones en energía renovable, tecnologías de almacenamiento de energía, de eficiencia energética, entre otros proyectos que no estén vinculados con el tabaco o con actividades económicas relacionadas a los combustibles fósiles. Para estas últimas industrias, también se planea tomar acciones. Una de las más importantes en el sector energético, es obligar a las empresas a mejorar la detección y reparación de fugas en la infraestructura de gas. En agricultura, se buscará promover y compartir las mejores prácticas en uso de tecnologías innovadores que reduzcan la contaminación por metano. En el sector de residuos, la UE planea revisar la legislación sobre vertederos en 2024[2].
 
Los recursos del Fondo han ido aumentando, conforme se reevaluaba las dimensiones de la recuperación de los países miembros. Finalmente, se acordó que se complementarán los recursos del Fondo con los recursos del Instrumento de Recuperación de la UE, para alcanzar la cifra de 17.500 millones de euros. La Comisión Europea propuso que los recursos sean distribuidos entre los Estados miembros en función de la “capacidad a la hora de financiar las inversiones necesarias para hacer frente a la transición a la neutralidad climática”.
 
En un último comunicado, el Parlamento Europeo informó que se introducirá un “Mecanismo de recompensa verde”, el cual permitirá que los recursos adicionales que se añadan al Fondo después de 2024, sean distribuidos entre Estados miembros que hayan logrado mayores avances en la reducción de gases de efecto invernadero emitidos por sus instalaciones industriales.
 
Es indispensable procesar este debate en el país y la región. En Europa y los países desarrollados se está discutiendo y asignando fondos para una estrategia más verde o alternativa a la actual, justamente considerando que el crecimiento post-pandemia no debe ser el mismo. Tomando en cuenta nuestras peculiaridades, parece necesario debatir sobre la estrategia de desarrollo inclusivo, de mediano y largo plazo, que la región debería impulsar.
 
Es cierto, que estamos desbordados por las urgencias y limitaciones para enfrentar en lo inmediato la pandemia. Pero, es obligación de quienes quieren gobernar el Perú del Bicentenario, dar una visión de futuro con el que conducir al país. Debemos contribuir a ese debate, desde donde nos encontremos.
 
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[1] Véase propuesta de la Comisión Europea de mayo https://eur-lex.europa.eu/resource.html?uri=cellar:ae92fbf3-a0be-11ea-9d2d-01aa75ed71a1.0023.02/DOC_1&format=PDF