Por Wilfredo Pérez Ruiz (*)

Con ocasión de haberse celebrado en el Perú el “Día de las Áreas Naturales Protegidas” (17 de octubre), considero oportuno destacar los pormenores de la creación de nuestra primera área protegida: el Parque Nacional de Cutervo —ubicado en la provincia de Cutervo (Cajamarca) instituido mediante Ley Nro. 13694, promulgada el 20 de setiembre de 1961, con un perímetro de 2500 hectáreas. Varias décadas más tarde, se incrementó su extensión a 8214.23 hectáreas a través de la Ley N.o 28860, suscrita el 3 de agosto de 2006.

 

Parque Nacional Cutervo

Su gestación fue posible gracias a la iniciativa y perseverancia de su indudable artífice, el recordado biólogo, educador y diputado Salomón Vílchez Murga (Cajamarca, 1907 – Lima, 1993) y, además, reconocido ensayista y periodista que contribuyó a relevar significativos valores ecológicos e históricos; miembro honorario del Colegio de Biólogos del Perú, de la Sociedad Geográfica de Lima y fundador del Centro Espeleológico del Perú. Entre otras condecoraciones recibió la “Orden al Mérito por Servicios Distinguidos”, en el Grado de Comendador (1966).

En su libro “Parques nacionales del Perú” (1968) relata cómo comenzó esta hazaña en 1947, cuando “descubrimos las colosales cavernas entre los bosques del sector N.E. de la Cordillera de Tarros (Valle San Andrés); las gestiones de la Federación Cultural Cutervo de Lima ante el Ministerio de Agricultura, en 1952; la campaña periodística en los diarios de la capital de la república; y la presentación del proyecto de ley, hecha por el autor, en la Cámara de Diputados, en 1956”.

Felipe Díaz Vargas, en su publicación “Parque Nacional Cutervo – Primer Parque Nacional del Perú” (2010), puntualiza: “La primera noticia sobre la existencia de enormes cavernas en el sector San Andrés es proporcionada por un alumno de quinto año de secundaria, Aníbal Díaz Gálvez, natural de San Andrés, quien a la postre formaría parte del contingente. El profesor Salomón Vílchez Murga organiza la expedición para el mes de setiembre de 1947”.

Posteriormente añade que “ni siquiera sospecharon los expedicionarios que su anunciado descubrimiento sería el germen de un futuro Parque Nacional. Concepto este desconocido para la mayoría de personas, para quienes la ecología no era más que una exótica palabra escondida en los diccionarios de la lengua madre. Menos para el destacado biólogo cutervino Salomón Vílchez Murga, titulado en la Universidad Nacional de San Marcos, la más antigua de América, a la sazón profesor de su especialidad en el Colegio Nacional Toribio Casanova de Cutervo”.

En aquellos tiempos era lejano el concepto de “área natural protegida”. Cutervo marcó el punto de partida de la acción gubernamental para promover la constitución de éstos invalorables espacios. Coincidentemente en el primer gobierno de Fernando Belaunde Terry (1963-1968) se formó en 1964 el Patronato de Parques Nacionales y Zonales (Parnaz) —dependiente del Ministerio de Fomento y Obras Públicas— “para cautelar los recursos naturales renovables, promoviendo la inquietud del pueblo al culto de la naturaleza, como base de la salud física y espiritual. Debido a que aún nos encontramos en una etapa incipiente en esta materia, el Patronato trabaja arduosamente para colocar a nuestro país en el lugar que le corresponde internacionalmente”, aseveró Felipe Benavides Barreda —gestor y presidente de este organismo— en la presentación de “Parques nacionales del Perú”.

Ian Grimwood, el prestigioso biólogo británico y experto del Ministerio Británico de Desarrollo en el Extranjero —quien permaneció en el Perú entre 1965 y 1967 invitado por el presidente del Parnaz— en su informe “Recomendaciones para la conservación de la vida salvaje y el establecimiento de parques y reservas nacionales en el Perú”, afirmó: “…Entiendo, sin embargo, que dentro de las 2,500 hectáreas están incluidas algunas tierras privadas y que parte de su bosque ha sido cortado en el pasado y todavía es fuertemente apacentado. La vida mamífera está restringida en número y en variedad, y su principal valor desde el punto de vista faunístico es que proporciona un santuario para una colonia de guacharos”. No obstante, cuestiona su escasa extensión para ser considerado como “parque nacional en el sentido generalmente aceptado en ese término” y advierte que evade satisfacer los criterios para su aceptación en la Lista de Parques Nacionales de la Organización de las Naciones Unidas.

“Parques nacionales del Perú” cita la intervención de Flavio Bazán Peralta, primer director Forestal y de Caza del Ministerio de Agricultura y de Wolfgam Weyrauch, catedrático de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, entre otros estudiosos, cuyas fundamentaciones científicas respaldaron la iniciativa de su autor. También, destaca el aporte de Eugenio de Bellard Pietri, ornitólogo de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales.

Uno de sus tantos atractivos es la Cueva de los Guaycharos, llamada así por los habitantes del lugar, situada en el límite oeste del parque en un área perteneciente al sector noroccidental de la Cordillera de Tarros. De acuerdo a lo expuesto en “Parque Nacional Cutervo – Primer Parque Nacional del Perú” está formada “por una intrincada red de galerías subterráneas interconectadas entre sí y que van a unirse finalmente en una cota aún no explorada por la que discurre un río de 80 a 90 litros/seg. de caudal”. Este magno atractivo, que posee un método hidrológico subterráneo, ha motivado diversas expediciones.

Más adelante precisa que “este sistema está formado por tres cavidades cuyas galerías son perceptiblemente paralelas y confluyen en un amplio reciento que alberga colonias de guacharos”. La denominada Gruta de San Andrés o Cueva de los Guacharon “tiene una longitud explorada de 1334 metros con 117 metros de desnivel y forma parte del mismo sistema, con la misma orientación que la ‘Red de Grutas’. Otras de las conclusiones es que galería del río Nro. 2 que discurre por el lado derecho de la gruta está más directamente ligada a las cuevas Blanca y Negra”.

También, alberga importantes variedades de flora. En “Parque Nacional Cutervo – Primer Parque Nacional del Perú” se dice que “en 1967 la Asociación de Catedráticos de Biología de la Universidad Nacional de Trujillo, declaró al parque como ‘Paraíso de la Botánica’, clasificando una nueva especie botánica”. Su clima estimula el crecimiento de herbáceas que le “dan un aspecto de una tierna y permanente alfombra verde entre las cuales encontramos especies de altísimo valor farmacológico”. Por su parte, el botánico alemán Augusto Weberbauer, al visitar este territorio en 1945, lo calificó “paraíso de la botánica”; un estudio de la Universidad Nacional Agraria “La Molina” identificó once géneros de orquídeas (2004).

Existen especies de fauna como el oso de anteojos, el tapir, la vizcacha, el gallito de las rocas, el pinchaque, el guacharo; éste último símbolo del parque. “La variedad de especies animales del Parque Nacional de Cutervo es impresionante, muchas de ellas en inminente peligro de extinción y otras fatalmente desaparecidas por acción de cazadores inescrupulosos y la destrucción de bosques, su área vital”, se asegura en “Parque Nacional Cutervo – Primer Parque Nacional del Perú”. El guacharo es un ave americana que habita desde Las Antillas (Trinidad) y en varios países de América Latina; su primer reporte “fue obra del sabio Alexander von Humboldt en 1799, quien junto con el médico francés Aimé Jacques Bonpland lo bautizó como Steatornis caripensis”.

Según “Parques nacionales del Perú”, el parlamentario cajamarquino descubrió en 1967 “un monumental conjunto petroglífico consistente en más de 200 figuras y signos escritos con una pintura roja sobre las piedras planas del peñón del Cerro Colorado en la zona de Llipa. Faltó aún hacer la interpretación al menos aproximada de este misterioso documento escrito por los antiguos peruanos de la región”.

Este escenario es una simbólica expresión de la biodiversidad de nuestro complejo e imponente patrimonio ambiental y genuina manifestación del compromiso de un puñado de hombres comprometidos con el noble afán de asegurar una relación sostenible con la naturaleza. En tal sentido, comparto las lúcidas palabras de Salomón Vílchez Murga: “País de paradojas y contrastes, el Perú profundo y multiforme, geográfica, social e históricamente es apenas conocido en la misma nación y el exterior”.

 

(*) Docente, conservacionista, consultor en temas ambientales, miembro del Instituto Vida y ex presidente del Patronato del Parque de Las Leyendas – Felipe Benavides Barreda. http://wperezruiz.blogspot.com/—