¿Existe el Congreso?congreso hemiciclo
por Herbert Mujica Rojas


La Cámara de Diputados de Chile aprobó por inmensa mayoría el TLC, Tratado de Libre Comercio, con Perú. ¿Alguien es tan bobo como para pensar que esa abultada votación se hace porque el convenio favorece al Perú? Le toca a Senadores, en los próximos días. Y tal como se prevé, la tendencia será idéntica. Muy bien, entonces el Congreso de Chile, habrá sancionado un convenio internacional.
En Perú, con maña de trujimanes, le cambiaron el nombre al TLC con Chile y le pusieron Acuerdo de Complementación Económica para evitar que el Establo de la Plaza Bolívar, opinara. No es que el tema tenga mayor variación si los precarios inquilinos de este recinto dicen algo, con ciencia infusa, sobre el particular. Es más funcional trocar el nombre y "aliviar" al paquidérmico Parlamento de tanto y tan sufrido trabajo.

Dice el sentido común que si el Congreso de un país aprueba un tratado bilateral con otro, requiere, evidentemente, que su par también emita su aquiescencia de modo expreso, inequívoco y como ley, de manera que la sanción jurídica esté acordada por los Parlamentos de las naciones intervinientes. Un idiota, de esos tecnócratas que opinan como impulsados por un resorte, ha dicho que en Perú no es necesario que el Establo dé su acuerdo y que en Chile sí. Bobería que no resiste el más mínimo análisis. Si el Congreso de Chile aprueba, como todo indica, el Tratado de Libre Comercio con Perú, se necesita, de modo inevitable, que el de aquí haga lo propio. Y si no es así ¡no funciona!

¿Podría, como hasta ahora, el Ejecutivo, escamotearle una responsabilidad de tamaña envergadura al Legislativo? Aquí llueve para arriba y los grandes pillos son estadistas y estrategas cuando no líderes "históricos" o políticos de "raza". La pregunta pertinente aunque hasta humorística es ¿existe el Congreso?

No pocas veces hasta legiferantes de fuste han abominado de la inutilidad y abulia que son característicos también en este conjunto legislativo. De mal en peor, los Congresos de los últimos 20 años, son colecciones infames de aburrimiento, falta de creación, bestialidad en cantidades industriales e incultura por doquier. En poco menos de un año de funcionamiento, el actual, parece ser peor que los otros. Y aquellos eran simplemente ¡malísimos!

¿Abdicará el Congreso de examinar, discutir, declinar, lo que su par chileno está a punto de encargarle como una papa hirviente? ¡No hay excusa posible, ni funcionalismo de ex viceministros, químicamente tarados o muy bien pagados, para hurtarle el cuerpo a la responsabilidad, so pena de ser tildados traidores a la patria que eso es lo que son quienes no cumplen con su tarea irrecusable de defender los fueros nacionales. Repitamos a fuer de cansadores: que los parlamentarios chilenos voten masivamente por un TLC con Perú es porque favorece, no desfavorece, al país del sur. ¿Ha sido otra la política de Estado de los sucesivos gobiernos de La Moneda desde Portales a la fecha? Los socialistas chilenos que están en el gobierno, son más chilenos que socialistas. Y eso deberían entenderlo los apristas que andan bastante desacompasados con las versiones originales de la doctrina que creó Haya de la Torre.

Por supuesto que los miedos de comunicación persisten en su tarea desinformadora y no aclaran los intríngulis del tema de fondo entre el TLC y el Acuerdo de Complementación Económica, definiciones distintas que tendrán que ser aclaradas. ¿Y qué mejor sitio que el Congreso para hacerlo? Los contrabandos en que son expertos los tecnócratas vendepatria, ensoberbecidos porque el Senado norteamericano dijo sí al TLC con Gringolandia, no deben ser, nunca más, índice o referencia sino para hacer lo contrario y desconfiar de lo que dicen, porque nada es gratis y todo tiene carga de motivaciones, siempre a favor de las transnacionales que pagan sus servicios contra el Perú.


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