BCR y FMI: encajes y control de capitales

Por Humberto Campodónico


La reciente apreciación creciente del sol ha determinado que el BCR tome varias medidas. Una es la compra de dólares, que en cinco días (desde el viernes de la semana pasada hasta ayer jueves) ascendió a US$ 406 millones. De los US$ 3,060 millones comprados en todo el 2010 hasta la fecha, la mayor parte (US$ 2,340 millones) se compró en el I Trimestre.


La apreciación se debe al superávit de la Balanza Comercial, que alcanzó US$ 1,835 millones de enero a abril del 2010, lo que casi triplica los US$ 652 millones del mismo periodo en el 2009. A eso se agrega una mayor entrada de capitales de largo plazo por concepto de inversiones (US$ 1,824 millones en el I Trimestre, aunque el 85% de ellos corresponde a reinversión de utilidades).

Pero también han comenzado a entrar capitales de corto plazo, para tratar de aprovechar el diferencial de tasas de interés del mercado nacional con el extranjero. Así, dice Goldman Sachs que “el BCR es consciente de las crecientes presiones a la apreciación del sol, dado el incremento del diferencial entre las tasas de interés doméstica y extranjera, y la actual expansión robusta de la demanda interna” (Invertia, 22/06/2010).

Por ello, a principios de semana el BCR anunció, entre otras medidas, que desde el 1º de julio se elevará la tasa de encaje mínimo legal de 6% a 7%. En cuanto a los encajes en moneda extranjera: ”se está retornando a los niveles previos a la crisis financiera internacional por lo que la tasa de encaje marginal pasará de 30% a 35%. Asimismo, la tasa de encaje para los créditos del exterior con plazo menor a dos años pasará de 35% a 40%” (BCRP, Nota Informativa 21/06/2010).

El aumento del encaje, dinero que los bancos tienen que depositar en el BCR, reduce la disponibilidad de moneda extranjera y tiene como objetivo disminuir la cantidad de dólares en el mercado. El mismo sentido tiene el aumento del encaje a los créditos externos con plazo menor a dos años.

Estas medidas no son nuevas, por cierto, pues el BCR las viene implementando hace buen tiempo. Algunos economistas las critican, con el argumento de que “se interviene el mercado, lo que distorsiona el precio del dólar, lo que es nocivo”.

Pero estos críticos se han quedado sin su principal aliado, el FMI, pues sus documentos oficiales ahora dicen que “a veces pueden ser justificados como parte de las herramientas de política” (FMI: se le cae la estantería, www.cristaldemira.com, 24/02/10).

Dice Dani Rodrik, de Harvard, que esto significa “una revolución” para las finanzas globales y, al mismo tiempo, echa por tierra los argumentos de aquellos que decían que estos controles eran inefectivos ya que, se dice, el capital financiero siempre podría “bypassearlos”: “Si eso es así, entonces, ¿por que gritan contra los controles? Si no les hacen ningún daño, entonces ¿por qué siempre se quejan?” (El fin de una era en las finanzas, 11/03/10, www.project-syndicate.org/commentary/rodrik41/English).

Dice Rodrik que, si el FMI ha recapacitado de verdad, entonces debería recomendar políticas explícitas acerca de qué controles son más efectivos que otros. Y avanza un paso más afirmando que debe darse “un impuesto de 0.05% a las transacciones financieras internacionales, lo que podría recaudar centenares de miles de millones de dólares que se podrían dedicar a bienes públicos globales, a la vez que desalienta las actividades especulativas de corto plazo en los mercados financieros” (ídem).

Lo que nos dice que las medidas de aumento del encaje del BCR son un control a la entrada de capitales de corto plazo para que no se aprecie en exceso la moneda nacional. Su impacto es de hecho debatible, pero no su “legitimidad”, pues se ubican en el nuevo “campo revolucionario” al cual ha adherido ahora el FMI. ¿Qué les parece?

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