Latinoamérica enfrentó la crisis con políticas sanas


Los países aplicaron políticas macroeconómicas más sanas. Importante restaurar la confianza, poner en funcionamiento los mercados financieros y apuntalar la debilitada demanda agregada.

 
Según los analistas económicos, Latinoamérica es una de las regiones que más rápidamente podría superar sus dificultades económicas producto de la crisis global.  A diferencia de lo ocurrido en años anteriores, en los  cuales las crisis afectaron gravemente la región,  América Latina ha demostrado tener una notable capacidad de resistencia ante la  más severa crisis global ocurrida en  tiempos recientes, estando en condiciones de experimentar una importante recuperación en el año 2010 que muy seguramente le permitirá retomar la senda del crecimiento y el desarrollo.


La mayoría de analistas coinciden en que la salida de la crisis en la región ha sido más rápida de lo esperado. Lo anterior en muy buena parte por políticas macroeconómicas más sanas y por las diferentes acciones  tomadas por los países del área para contrarrestar la crisis.
 
ESTAS FUERON LAS MEDIDAS ADOPTADAS
 
En efecto, los  países del continente implementaron desde el año 2008 medidas de diversa índole, orientadas a restaurar la confianza, poner en funcionamiento los mercados financieros y apuntalar la debilitada demanda agregada.
 
El abanico de medidas adoptadas es bastante amplio, dadas las diferencias en las economías de los diferentes países y el diverso impacto que la crisis tuvo en cada uno de ellos. En esta medida, los instrumentos adoptados difieren de un país a otro, pero en general han consistido en políticas fiscales anticíclicas, políticas de empleo, de seguridad, de protección social, financiera, bancaria, monetaria, cambiaria y crediticia, transparencia y calidad del gasto público y en algunos países, como Guatemala, en el cual  se puso en marcha un Programa Nacional de Emergencia y Recuperación Económica, igualmente se incluyeron    políticas sectoriales prioritarias, implementación de la agenda de competitividad e  integración centroamericana.

En una primera instancia, los bancos centrales desplegaron una intensa actividad para inyectar liquidez a los sistemas financieros, a fin de permitir el normal funcionamiento de los mercados de crédito locales y otorgar recursos para el financiamiento.
 
En la mayoría de países, se redujeron o flexibilizaron los encajes bancarios y se proveyeron mecanismos  de provisión de liquidez. En algunos como Brasil, se ampliaron los  poderes del banco central para intervenir las instituciones financieras con problemas. En el campo bancario y financiero, las medidas comprendieron el fortalecimiento y agilización de la financiación  a las actividades de la micro y pequeñas empresas y al sector exportador; la modificación al régimen de provisiones; el fortalecimiento de esquemas de seguro de depósito; la creación de sistemas de reservas bancarias obligatorias; capitalización y fortalecimiento del patrimonio de entidades financieras, y la  promoción del acceso de crédito hipotecario, entre otros. 
 
En materia fiscal, las medidas comprendieron en algunos países  la disminución de impuestos;  el aumento de subsidios y beneficios tributarios y la creación de incentivos transitorios. Por ejemplo, en Chile, se rebajó el impuesto de Timbres y Estampillas a 0% durante el 2009 y a 50% de la  tasa durante el primer semestre de 2010. En Brasil se otorgaron  exenciones fiscales para algunos sectores de la economía, especialmente  para la industria automotora y la industria de construcción civil. Igualmente, se llevó a cabo una serie de reducciones tributarias por un valor total de alrededor de US$ 3.670 millones para impulsar el consumo que comprendieron, entre otras medidas, la reducción del 3% al impuesto a las operaciones financieras al 1,5% para las operaciones de crédito directo al consumidor y la línea de crédito del “cheque especial” (overdraft), aunque manteniendo una contribución adicional de 0,38%.
 
En  Argentina, de otro lado, se produjo una reducción  de las contribuciones patronales para las empresas que crearan o regularizaran puestos de trabajo, las cuales pagarán  durante el primer año el 50% de los aportes y el segundo año el 75%. Por su parte, en Perú se estableció un mecanismo novedoso que permite a las empresas pagar sus impuestos mediante la ejecución de obras, cuyo valor puede ser descontado de los impuestos del  año siguiente.
 
EL GASTO EN INFRAESTRUCTURA FUE UNA CONSTANTE

 
Asimismo, la generalidad de los países tomó medidas orientadas a apoyar el gasto en infraestructura. Por ejemplo, en Argentina se aprobó un plan de obras públicas que ascendió a US$ 30.690. En Colombia, se priorizó en el presupuesto del año  2009, el gasto en infraestructura, inversión social y programas de apoyo productivo; igualmente, se agilizó el proceso de concesión y el de contratación de obras públicas. En México, dentro del Programa para Impulsar el Crecimiento y el Empleo, se previó un estímulo fiscal de US$ 6.390 millones, equivalente al 0.7% del PIB, destinado en general a un gasto adicional en infraestructura. Esta clase de programas de apoyo y promoción a proyectos de infraestructura, fueron una constante en la mayoría de países del continente.
 
En materia laboral, las políticas fueron de diverso orden, como  la ampliación del seguro de desempleo; la creación de subsidios a desempleados  e incremento en la cobertura del seguro social (Brasil, México  y Costa Rica respectivamente); exenciones en el pago de contribuciones parafiscales sobre la nómina a las nuevas pequeñas empresas (Colombia); subsidio a trabajadores con sueldos bajos entre 18 y 24 años de edad (Chile);  esquemas de flexibilización laboral y planes de preservación del empleo, acompañados en muchos casos por programas de asistencia  y apoyo social. 
 
Las anteriores respuestas a la crisis, permitieron  en buena parte recuperar la actividad económica  y amortiguar el impacto de la crisis tanto en lo económico como en lo social. Pero el objetivo de retomar el crecimiento sostenido plantea nuevos y más complejos desafíos. Por ello, la generación y ampliación del espacio de políticas, mediante el aumento de los recursos, la creación de instrumentos y el fortalecimiento institucional, en especial de las instancias de coordinación, son tareas fundamentales para nuestros países.(1). La Federación Latinoamericana de Bancos, FELABAN, por su parte, a través de su Sistema de Respuesta Inmediata, SIRI, ha venido monitorizando con sus afiliados la normativa y las medidas que han adoptado los paises miembros.
 
Fundada en 1965, FELABAN es una institución sin ánimo de lucro que agrupa, a través de sus respectivas asociaciones en 19 países del continente, a más de 500 bancos y entidades financieras. 
 
(1) CEPAL. Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe 2009