¿Recesión con inflación?bolsa de nueva york
Humberto Campodónico


El viernes pasado, dos malas noticias sobre la situación económica de EEUU pusieron de vuelta y media a los analistas. La primera es que solo se crearon 18,000 empleos en diciembre del año pasado, lo que constituye la peor cifra desde el 2003. La segunda es que la tasa de desempleo aumentó, pasando de 4.7 a 5%, lo que ha sido interpretado como una consecuencia inequívoca del estancamiento de la economía.

Esto quiere decir que está declinando el poder adquisitivo de la población y, como este sector explica el 72% de la demanda agregada de la economía de EEUU, las perspectivas de recesión son cada vez más reales. Pero la cosa no termina allí, pues también cayeron los índices de aplicaciones para nuevas hipotecas, así como para el refinanciamiento de las existentes.

También son malas las noticias sobre la inflación (el petróleo sobrepasó la valla de US$ 100/barril), ya que aumentó 0.8% en noviembre; la llamada inflación subyacente, que excluye a los combustibles y los alimentos, también fue alta: 0.3%. Para muchos, ya no tiene sentido excluir a los alimentos y las combustibles con el argumento de que son muy volátiles (suben y bajan con frecuencia) y distorsionan la inflación. Afirman que alimentos y combustibles atraviesan cambios estructurales que llevan a su aumento persistente, algo muy distinto a la volatilidad.

Además, en la encuesta que realiza el Instituto de Administración (ISM) al sector manufacturero de EEUU a nivel nacional, el índice bajó de 50.8 a 47.7. La importancia de este dato es que la marca de 50 significa el límite entre la expansión y la contracción económica. Y estamos hablando de toda la industria de EEUU.

Así dice el economista Nouriel Roubini, que ha venido vaticinando la recesión desde hace buen tiempo: "El debate ya no es sobre un aterrizaje suave o un aterrizaje forzoso de la economía, sino cuán fuerte será el aterrizaje forzoso (…) Pienso que vamos a atravesar una recesión severa y dolorosa, que durará por lo menos 4 trimestres, es decir, casi todo el año 2008" (www.rgemonitor.com/blog/roubini).

Para The Economist, se puede repetir la "stagflación", es decir, la combinación del estancamiento económico (o de una recesión abierta) con inflación como en los años 70: "Este sería el peor de los escenarios, pues las ganancias de las empresas no aumentarían por el estancamiento, lo que es una mala señal para las bolsas de valores y causaría una caída mayor a la ya existente. Y una inflación alta es también una mala noticia para los mercados de bonos, pues los inversionistas se alejarían de estos valores" (6/1/08).

El fondo del asunto es que se están dando la mano la crisis de los mercados financieros (la "burbuja" hipotecaria) y la de la economía real (estancamiento o recesión) lo que podría llevar a un "círculo vicioso". Roubini afirma que las pérdidas financieras por la crisis hipotecaria podrían superar el billón de dólares (trillón, en inglés), con efectos negativos en las tarjetas de crédito, los préstamos para automóviles y todo el sector real, lo que incluye, claro está, a las propias empresas. Un indicador clave son los resultados de las empresas en el IV Trimestre. Y no parece que habrá nuevas noticias.

Por tanto, existe la posibilidad de que la unión de estas sinergias negativas desemboque en una recesión peor que las "suaves" de 1990-91 y la del 2001, abriendo la posibilidad de una crisis sistémica. ¿Será posible que el Fed arregle la situación con más recortes a la tasa de interés o que el crecimiento de China e India tome la posta de EEUU para que continúe el crecimiento?

Difícil. Por eso, parece que está llegando el momento en que va a ser necesario comenzar a usar "el pan guardado para mayo" (¿Cuánto tenemos?). Aquí, muchos economistas dicen que los fundamentos de la economía peruana son sólidos y que estamos blindados frente a cualquier "shock" externo. Pero esa discusión será materia de otro artículo.

Todos los artículos del autor pueden ser leídos en: www.cristaldemira.com