Inversión pública: ni ineficiente ni recalentadora

Por Humberto Campodónico


Es bastante importante la polémica suscitada alrededor del incremento del gasto fiscal en este año, sobre todo en lo que se refiere a la inversión pública. Hay quienes dicen que hay que detener la inversión pública pues eso “recalienta” la economía, tiene un impacto directo sobre el aumento de la inflación y, también, haría que se incumpla la meta de un déficit fiscal no mayor al 1.6% del PBI.

 

Perú: Demanda y Oferta global (en S/. miles de millones de 1994 y en % del PBI)


Otros, sobre todo la ministra Mercedes Aráoz, dice que el crecimiento de la inversión pública del 50% en el I Semestre del 2010 (en relación con el 2009) es consecuencia de los “rezagos” del Plan Estímulo del 2009 (es decir, de obras que se comenzaron el año pasado pero recién se están terminando este año).

Asimismo, que en el II Semestre la inversión pública bajará notablemente, que se está notando un aumento de la inflación —pero que es “importada”— y, finalmente, que se cumplirá con la meta del déficit fiscal de 1.6% del PBI. Y, claro, hay un telón político de fondo: estamos en un año electoral en el que existe una tendencia “natural” a un “manejo político” de la economía. Lo que quiere García es un buen resultado en las elecciones regionales y municipales de este año, para que la gente “lo recuerde con cariño” y le vuelva a dar sus votos en el 2016.

Dicho esto, queda todavía mucha tela para cortar, por lo que es siempre importante volver a las cifras. Vemos que la inversión pública (IP) pasó de S/. 8,300 a 10,400 millones (en soles de 1994) del 2008 al 2009, aumentando en 25%. Se puede ver, también, que la IP fue la que más aumentó ese año y contribuyó a que el crecimiento del PBI fuese de 0.9%. Sin ese aumento, el PBI hubiera sido negativo.

Una segunda cuestión es que la IP solo representa el 5.4% del PBI (a pesar de su notable crecimiento). Este nivel de IP es uno de los más bajos de la Región, que tiene una inversión pública promedio de 7% del PBI. Lo que sucede es que, bajo Toledo, la IP solo fue 2.8% del PBI en promedio.

Por tanto, recién estamos regresando a los niveles de IP necesarios para resolver el déficit de infraestructura existente (que, justamente, atenta contra un mayor crecimiento). Por eso, resulta paradójico que se pida que baje la IP cuando se sabe que es necesario que ésta aumente para reducir ese déficit.

Pasando al análisis del consumo y de la inversión privada, vemos que en conjunto representan el 87% del PBI, de lejos la parte más importante, ¿no es cierto? Estas dos variables privadas han vuelto a crecer fuerte este año y si bien sus tasas no son tan altas como el 50% de la IP, su contribución al crecimiento del PBI sí lo es, justamente porque son el 87% del PBI. El BCR trata de reducir su crecimiento levantando la tasa de interés. Eso está bien, pero hay demora para que surta efecto.

Con respecto al déficit fiscal, se menciona que el aumento de la IP lo puede elevar por encima del 1.6% del PBI. Puede ser. Pero no se habla de un aumento de los ingresos tributarios para que eso no suceda. Varias veces hemos mencionado que existen alternativas, como la eliminación de las exoneraciones financieras y la reducción de la evasión tributaria, tanto al IGV como a la tercera categoría.

En síntesis, la discusión va a continuar en este año electoral y, claro, hay amigos y enemigos políticos. Pero no hay duda sobre estos hechos macizos: estamos en el sótano de la Región en % de IP sobre el PBI y ésta es necesaria para cerrar las brechas sociales y de infraestructura. Los que ayer criticaban a la IP por “insuficiente” hoy la critican por “recalentadora”. Nunca tuvo el poder de hacer ni lo uno ni lo otro. Salvo mejor parecer.

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