Un plan perverso

Por Xavier Caño Tamayo*


El Fondo Monetario Internacional, tras la bancarrota de Lehman Brothers recomendó gastar; luego, cortar el gasto como sea. Y ahora agita el espantajo de la deuda pública como amenaza. Estados Unidos aprueba nuevos planes de estímulo, mientras la neoliberal Comisión Europea se emperra en controlar neuróticamente el déficit... ¿Saben qué hacen unos y otros?


Mientras tanto, los alegres chicos de Wall Street se embolsarán este año 144.000 millones de dólares, 4% más que en 2009. Para ésos pocos no hay crisis. .

Al otro lado del charco, el gobierno del Reino Unido pretende reducir drásticamente las personas que reciben pensiones por incapacidad. Enfermos de esclerosis múltiple y personas con trastornos mentales tendrán que buscar empleo, porque verán reducido su ya modesto subsidio o lo perderán. El gobierno conservador quiere eliminar 500.000 personas receptoras de ayuda por incapacidad permanente o temporal.  El ministro de Trabajo, Ian Duncan Smith dice que los subsidios crean dependencia y “dejan a la gente sin dignidad”.  ¿De qué habla ese tipo? ¿Por qué no prueba él a vivir con una esclerosis múltiple y sin posibilidad de empleo? Entérese, señor Smith, hablamos de derechos, no de sus trampas neoliberales.

Pero, como escribe Juan Torres, los gobiernos y grandes organismos internacionales nos engañan. Han convertido la crisis en una gran excusa, mientras simulan que se enfrentan a ella.

Sólo simulan. No ponen coto a la orgía especulativa y dejan que la banca haga lo que quiera. Como incumplir reiteradamente su papel de financiar a empresas y consumidores. Como no dejar de especular como si el planeta fuera el Monopoly.

Dicen relanzar la economía y apostar por crear empleo, pero limitan el gasto, recortan derechos e imponen austeridades que impiden el crecimiento. Y pasan de puntillas  sobre las inmensas fortunas de los poderosos. Para no molestar. Y los enormes gastos militares, ni rozarlos.

La organización solidaria Setem denuncia que la banca cómplice de evadir impuestos contribuye a aumentar la pobreza. El informe “Close to the gap”, elaborado por Red Internacional BankTrack, demuestra que los países empobrecidos y emergentes pierden anualmente 160.000 millones de dólares por evasión fiscal. Los bancos continúan inventando estratagemas para que sus clientes (y ellos mismos) no paguen impuestos utilizando paraísos fiscales.

Esa es la prueba del algodón de la voluntad verdadera de enfrentarse a la crisis: los paraísos fiscales. El genial caricaturista El Roto lo ha clavado en una ilustración inspirada en el microcuento de Monterroso: Una isla con montones de fajos de billetes sobre su superficie y la leyenda: “Cuando despertaron de las falsas promesas de regeneración financiera, los paraísos fiscales seguían allí”.

Es la clave. Y G20, Unión Europea, FMI, OCDE... no han hecho nada para cambiar la situación y actuación de los paraísos fiscales... Nada. Los presuntos responsables de afrontar la crisis ni siquiera se plantean hacer algo contra esos paraísos.

Para quien no recuerde, paraísos fiscales significan legalización del fraude fiscal, evasión de impuestos, blanqueo de dinero negro, refugio de dinero de criminales narcotraficantes, de fondos de terroristas y de fortunas del crimen organizado... Y no es una hipérbole.

Ante este panorama de desconcierto, pusilanimidad y cobardía de gobiernos y organizaciones internacionales, volvamos a la pregunta: ¿saben lo que hacen?

Nos tememos que sí. Pero no precisamente resolver la crisis, sino sacarle partido.

Michael Hudson, ex economista en Wall Street y profesor de University of Missouri nos cuenta su terrible conclusión: “Utilizan la crisis y la prohibición de que los bancos centrales financien los déficits públicos para penalizar y llevar a la quiebra a los gobiernos, si se niegan a rebajar los salarios. Los planificadores neoliberales pretenden que salarios más bajos en el sector público supondrán salarios más bajos en el sector privado. El objetivo es rebajar los salarios un 30% o más, para disponer de excedente y pagar la deuda, dicen. Falso.

Es un proyecto perverso para aguar las reformas democrático-sociales del siglo pasado en Europa. Los gobiernos aún han de imponer más carga fiscal al empleo y al comercio, recortar pensiones y otros gastos públicos. Europa puede caer bajo una dominación neoliberal totalitaria. Contra eso son las huelgas y las manifestaciones. La lucha de clases ha regresado a Europa”.

*Periodista y escritor, Centro de Colaboraciones Solidarias