Ropa “donada” se vende ilegalmente

Bajo la fachada de ayuda internacional destinada a las iglesias u organizaciones no gubernamentales ingresan al país prendas que después son comercializadas.

La ilegal comercialización de ropa usada que ingresa al mercado peruano bajo la fachada de donación proveniente de la cooperación internacional, perjudica a decenas de negocios formales que corren el riesgo de cerrar si la situación persiste. La mercadería entra al país bajo la inocente apariencia de ayuda para ONG`s, iglesias e instituciones religiosas, entre otras sin fines de lucro, para después convertirse en un negocio millonario.

 


Los más afectados por esta competencia desleal son decenas de pequeñas y microempresas de confección textil que tendrán que cerrar, dejando sin trabajo a cientos de trabajadores. Todo indica que la gran culpable de esta nefasta situación es la Agencia Peruana de Cooperación Internacional – APCI, que es la entidad gubernamental encargada por ley de supervisar las donaciones provenientes de la cooperación internacional.

Sin control
Para el presidente del Comité de Confecciones de la Sociedad Nacional de Industrias – SNI, José Luis Peroni Cantuarias, el APCI como institución dedicada a monitorear la asistencia que los Organismos No Gubernamentales - ONG reciben desde el exterior, no está realizado una eficiente labor de fiscalización y control.

Según un informe elaborado por este comité, con datos proporcionados por Aduanas y la Superintendencia Nacional Tributaria – SUNAT -, sólo entre los años 2009 y el 2010, el ingreso de ropa usada al Perú, pasó de 540 a más de 597 toneladas aproximadamente.

Los “container” que llegan todos los días a nuestro país, llenos de productos textiles, entre los que podemos encontrar desde ropa interior hasta prendas de “corte inglés”, tal como refieren los partes del APCI y Aduanas, están valorizados en más de 3 millones y medio de dólares sólo en el 2010.

Según Peroni Cantuarias las cifras son alarmantes, pues lo que el Perú exporta aproximadamente al año no representa ni la tercera parte de las prendas que ingresan al país bajo modalidades formales e informales.

Se calcula además que más de dos millones 385 mil piezas de ropa usada están sustituyendo a las prendas que son confeccionadas por las fábricas, así como también los micro y pequeños empresarios que trabajan en este rubro, como los emprendedores del emporio comercial de Gamarra, en el distrito de La Victoria.

Camuflan prendas
Una investigación realizada por LA PRIMERA, permitió conocer, sin embargo, que la comercialización de ropa usada que ingresa como “donación” no es la única modalidad que se utiliza para burlar los controles oficiales y obtener grandes ganancias.

Otra manera de introducir en el país grandes cantidades de ropa que no paga impuestos ni es declarada oficialmente por los importadores es camuflar productos nuevos debajo de la ropa usada. En los “containers” los empresarios que se dedican a este ilegal negocio colocan la ropa nueva en el fondo y encima fardos de ropa usada que es supuestamente donada por cooperantes de países industrializados, para así pasar por los controles aduaneros.

Sin embargo, es difícil conocer el destino final de la ropa que ingresa bajo el membrete de donación, aunque se sabe por referencia de los empresarios textiles que se dirige a un mercado ubicado en grandes ferias de ropa, ubicados en zonas populares.

Al respecto, el ex ministro de la Producción durante el gobierno de Alejandro Toledo, David Lemor, denunció que existen indicios de que la ropa usada que ingresa al país mediante donaciones estaría siendo comercializada en el mercado local.

“Si la ropa usada donada llega a la gente que no tiene recursos, la que además no está en capacidad de consumir la producción nacional, no hay problema. Pero se necesita hacer una certificación de que efectivamente llega a ellos y no se comercializa irregularmente”, anotó.

Violan la ley
Al respecto, cabe señalar que en mayo del 2005 el Congreso de la republica promulgó la Ley 28514 que prohíbe expresamente la importación de ropa y calzados usados con fines comerciales. La norma no restringe las donaciones de estos productos, pero sí permite fiscalizar dicho mecanismo.

Esta norma precisa además que la Agencia Peruana de Cooperación Internacional (APCI) otorgará conformidad en cuanto al ingreso al país de ropa y calzado usados. Lamentablemente ha transcurrido ya casi 6 años desde la promulgación de la citada ley pero hasta el momento, esta entidad, al parecer desconoce con exactitud de dónde provienen las donaciones y si estas verdaderamente llegan a sus reales beneficiados, en pocas palabras no se estaría realizando un real seguimiento a las donaciones y hacia quienes vienen dirigidas.


Andrés Galindo
Colaborador, La Primera