Personal de la DEA continúa dirigiendo operaciones antidrogadrogas policia arma

La DEA continúa dirigiendo las operaciones antidroga, como si el Perú fuese colonia de los Estados Unidos, en lugar de ser una institución de soporte supeditada a las órdenes del Estado peruano. Extrañamente, la presencia de la DEA ha permitido el aumento de la producción de coca en nuestro país. ¿Para qué necesitamos a una organización deficiente en la lucha contra el narcotráfico?

 

El diario La Primera de hoy brinda detalles sobre los privilegios de la DEA en nuestro país, privilegios que son mantenidos pese al cuestionable trabajo de esa institución estadounidense:

¿Y dónde está la DEA?

Agentes extranjeros dirigen operaciones de erradicación y represión contra cocaleros."

¿Cuál es la labor específica de la DEA en el país?

Hace unos días medios locales informaron que la embajadora de Estados Unidos les regaló un paseo por la selva peruana en un helicóptero de bandera de los Estados Unidos, al ministro del Interior y al general de la Dirandro, junto a los jefes del Corah y de la DEA, y se encargó ella misma, con sus asistentes, de mostrar los cocales desde el aire y algunas pozas de maceración. El jefe de Devida no estuvo invitado.

Las historias que la selva cuenta sobre el Corah (Policía militarizada encargada de la erradicación de cocales) y la DEA, son bien distintas a las que nos relatan los periodistas que muy de vez en cuando llegan a las abruptas selvas del Huallaga a realizar “informes” y moverse en los helicópteros de la erradicación.

Las cámaras que llegan a los caseríos y las pozas generalmente no muestran personas, ni capturas ni requisas. Pero en las comisarías obran numerosas denuncias de robos de bienes de las viviendas de los erradicados, maltratos físicos y otros abusos. Los del Corah llegan dirigidos por miembros de la DEA que certifican la erradicación y contemplan sin intervenir la violencia con la que se trata a los cocaleros.

LO QUE CREEN AQUÍ

En Lima se dice que se trata de contener el flujo de droga que sale de la selva. Pero en las zonas de erradicación las fuerzas se mueven como en un escenario de guerra. En Pucallpa hay una central de la DEA al lado de un cuartel del Corah.

Ambos operan sin ninguna relación con las autoridades regionales y locales, toman la dirección de la torre de control del aeropuerto cuando movilizan sus aviones y helicópteros, mueven personal hacia el exterior y desde otros países sin regulaciones de la FAP, migraciones o cualquier otro organismo estatal.

En Tocache, la DEA ha metido millones en renovar el aeropuerto que está al servicio de las operaciones que realiza con el Corah.

Para muchos habitantes de la selva lo que es evidente es la impunidad con la que pueden actuar los agentes estadounidenses. Pueden entrar y salir del Perú sin ser registrados, dirigir las labores de erradicación y la captura de dirigentes cocaleros y podrían sin ningún problema llevarse prisioneros y la droga a otro lugar.

Personas que han trabajado en la zona señalan que Montesinos hacía tratos directos con la DEA, para mantener la presión sobre los cocaleros y sacarse de encima a algunos narcos que actuaban por su cuenta, logrando articular un cartel de los grupos más poderosos que trabajaban para él. Para los agentes extranjeros esta era una manera de reducir la oferta de droga y concentrar los ingresos.

Curiosamente el zar antiDrogas de Washington, tomaba la política del régimen de Fujimori casi como un modelo de tratamiento del problema, hasta que empezaron a descubrirse los casos de Vaticano, el narco avión presidencial y otros que mostraron la penetración de las mafias en el Estado. ¿Y dónde estaba la DEA?

NO HAY CAMBIOS

Once años después del fin de la dictadura, con Fujimori y Montesinos presos, la política contra las Drogas no ha sufrido ningún cambio: el Corah sigue persiguiendo campesinos, supervisado por la DEA; los norteamericanos controlan las rutas aéreas de la selva y se dan el lujo de escoger a qué funcionarios del Perú pasean por los aires para mostrarles su propio país; los insumos de la droga llegan regularmente a las pozas y la droga sale pasando todos los controles.

Pero al país le quieren vender la idea de que el problema es Ricardo Soberón por lo que dijo en sus reuniones con las organizaciones cocaleras, o por los mails que remitió desde su despacho en Devida.

Y lo que arde a algunos no es que haya dicho que las erradicaciones son ilegales e injustas, sino que esté en un puesto que siempre estuvo ocupado por operadores de la Embajada de Estados Unidos. La señora Likins ha traducido su molestia en una visita a Palacio sin trascendidos y en un paseo de funcionarios peruanos al que no invitó al jefe de Devida.

Raúl Wiener

Redacción