Grosero desprecio de la ley de empresario chileno

carlos eugenio jorquiera

  Carlos Eugenio Jorquiera

Medios de prensa informaron de la reunión llevada a cabo el 26 de enero entre el vicepresidente de la Cámara de Comercio de Lima, Julian Lockett, y el Presidente de la Cámara Nacional de Comercio de Chile, Sr. Carlos Eugenio Jorquiera.

 

Pese a que la indeseable presencia de capitales chilenos en el Perú alcanza niveles peligrosos, en esta reunión se buscó agravar la situación, ya que tuvo la finalidad de “incrementar las relaciones comerciales y la cooperación bilateral” entre nuestro país y Chile, país violador del derecho internacional, por lo tanto delincuencial, y enemigo del Perú.

Todo peruano —y con mayor razón un extranjero como Julián Lockett— debería tener en cuenta los antecedentes y el contexto de la relación del Perú con Chile, país al que por su usurpación de nuestra soberanía territorial hemos denunciado ante la Corte Internacional de La Haya. De esta manera se evitaría errores y perjuicios.

Desafío al Perú

Si en general debemos cuidar con atención cualquier inversión chilena porque aumenta la actividad del espionaje chileno previo al asesinato de peruanos que prepara la fuerza armada de Chile, en particular debemos asegurarnos de que los pocos delincuentes que vengan a “trabajar” en el Perú lo hagan causando el menor daño posible y respetando el ordenamiento jurídico de nuestro agredido país.

Una nota de prensa que informa del encuentro con Jorquiera dice:

“El Vicepresidente de la CCL, Arq. Julian Lockett, destacó las buenas relaciones comerciales que mantienen Perú y Chile que datan del año 1998 con la firma del Acuerdo de Complementación Económica N.o 38 en el Marco del ALADI. Las mismas que fueron ratificadas con la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambos países suscrita en agosto de 2006”.

¿Ignorancia?

Para el señor Julián Lockett el Perú es un terreno sin cerca, un lugar que Chile debe seguir colonizando y en el que no imperan la ley ni el Derecho; y que si hay alguna norma o mandato legal, bien se puede actuar como si no existiera. En el párrafo que citamos se menciona que “las buenas relaciones comerciales que mantienen Perú y Chile […] fueron ratificadas” con la firma del “Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambos países”.

En primer lugar, es bueno recordar que no existe el mencionado TLC entre el Perú y Chile; solamente los sirvientes de Chile, entusiasmados por la coima chilena, dieron ese nombre a un corrupto y traidor Acuerdo de Libre Comercio (ALC) Perú-Chile publicado en el diario El Peruano el 26 de agosto de 2006. En segundo lugar, los señores Lockett y Jorquiera alegremente dicen que las buenas relaciones comerciales del Perú con Chile, país que de modo reiterado viola la soberanía territorial del Perú, están “ratificadas” por el falso TLC Perú-Chile.

Sobre esto es indispensable señalar que la ejecución del corrupto y traidor ALC —denominado “TLC” para conveniencia de Chile, país violador del derecho internacional— ha sido objeto, en fallo del 5 de febrero de 2010, de dos observaciones del Tribunal Constitucional (TC), referentes a que dicho acuerdo, por órdenes de Chile a sus lacayos peruanos, elude mencionar la soberanía del Perú en su mar territorial y no incluye las razones de seguridad nacional como causal de expropiación de empresas chilenas. La validez constitucional de dicho ALC está en suspenso mientras no se corrijan dichas omisiones (muy sospechosas).

Sobre la necesidad de que el ALC Perú-Chile contenga mención específica de los tratados, el TC razona:

En relación a la segunda objeción constitucional respecto a la incidencia de dicha limitada definición del territorio peruano para efectos comerciales en la controversia del Estado peruano ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya contra el Estado de Chile, referida a la delimitación entre las zonas marítimas de ambos Estado, cabe precisar que los límites fronterizos entre el Perú y Chile fueron establecidos en el Tratado de Lima de 1929, en el cual, de acuerdo a su artículo segundo: “(…) La línea divisoria entre dichas partes y, en consecuencia, la frontera entre los territorios del Perú y Chile, partirá de un punto de la costa que se denominará Concordia”. De ahí que el punto de inicio de la frontera marítima a delimitar nazca del punto de la Concordia como señala dicho Tratado.

Evidentemente, para el TC es indispensable la mención en el ALC de que la frontera Perú-Chile empieza en la orilla del mar, en el punto Concordia definido en el tratado de 1929, esto para guardar coherencia con la demanda que el Perú ha presentado en La Haya por la usurpación chilena. Tal como estaba redactado, el ALC perjudicaba —y aún perjudica si no es enmendado— la demanda peruana presentada contra la prepotencia y el robo que ejecuta Chile.

¿No tiene la Cámara de Comercio de Lima abogados que asesoren a sus representantes?, ¿no sería bueno que dichas personas estén informadas de las implicancias legales e internacionales de declaraciones y tratos que se hagan con un representante de Chile, país enemigo que prepara la muerte de miles de peruanos y la destrucción de infraestructura? ¿Qué va a decir la Cámara de Comercio de Lima cuando se siga descubriendo la actividad de espionaje que se desarrolla a la sombra de las empresas chilenas?, ¿dirá que no sabía nada?, ¿ya estará comprando ataúdes para los peruanos que Chile proyecta matar?

 

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