Situación económica mundial y sus efectos en America Latina

Durante el 2007 y 2009 la economía mundial atravesó una de las peores crisis de su historia que afectó a los diferentes sectores productivos, provocó el cierre de una gran cantidad de empresas con el consecuente despido de millones de personas, reduciendo significativamente el crecimiento, e incluso llevando a la recesión a muchos países de todos los continentes.

 

Con el fin de contrarrestar estos efectos, las autoridades de diferentes países realizaron intervenciones masivas a través de planes de estímulo fiscal, muchos de ellos financiados con emisiones importantes de bonos soberanos o algún otro instrumento de deuda. En ese sentido, la poca disciplina fiscal de algunos Gobiernos en años anteriores (gastos excesivos en programas de apoyo social y exoneraciones tributarias mal enfocadas), sumada a las necesidades de endeudamiento crecientes ante la turbulencia económica - financiera pasada (2007 – 2009), son las raíces de la presente crisis económica que atraviesa EEUU y muchos países de Europa, no obstante que EE.UU. viene dando señales que indican una lenta recuperación.

En síntesis, el mayor gasto público por salvar a entidades financieras, golpeadas por la crisis iniciada en el 2007, y reactivar la economía, así como la reducción de los ingresos fiscales de manera más pronunciada desde el 2007 producto de la caída de la recaudación tributaria elevaron considerablemente el déficit fiscal de los países.

De cierta forma se puede considerar que la situación actual por que atraviesa Europa y EEUU es una segunda parte de la turbulencia económica que se originó en EEUU, y en la cual son más vulnerables aquellas naciones que presentan déficit públicos considerables.

En un escenario como el presente, ante una crisis de mayor magnitud, el deterioro de la economía podría ser más prolongado y profundo que la crisis pasada (2007 – 2009), debido a que los Gobiernos de los distintos países ya no tienen los recursos fiscales necesarios para rescatar a las empresas financieras o estimular la demanda.

Efectos y medidas en EEUU y Europa

Los efectos inmediatos de esta crisis relacionados al sistema financiero son el encarecimiento del costo del crédito ante la mayor percepción de riesgo y retrocesos de los índices bursátiles. De otro lado, el deterioro de las condiciones económicas se ha reflejado en un menor crecimiento en los últimos meses, así como en una revisión a la baja en las proyecciones de crecimiento para el 2012 por parte del FMI.

Si bien se han dado medidas, como por ejemplo, aumentar el límite de endeudamiento para gastos gubernamentales en EEUU y en Europa el Banco Central Europeo - BCE bajó la tasa de interés de política monetaria, otorgó préstamos a los bancos a tasas sumamente bajas y activó un programa de compra de bonos gubernamentales, el éxito que pudieran tener estos “salvavidas” no está asegurado y la situación actual de Grecia es un ejemplo de ello.

Adicionalmente se han aplicado planes de rescate a los países con mayores problemas con recursos de la Unión Europea y FMI, los cuales están supeditados a la implementación de serios recortes presupuestales y medidas drásticas de austeridad, que permitan la reducción de desbalances fiscales (Grecia, Irlanda y Portugal), asimismo, otros países europeos también han venido aplicando planes de austeridad (Italia, España y Francia).

Los más afectados por las medidas de austeridad y recortes presupuestales terminan siendo los ciudadanos más humildes, quienes pierden el empleo o en el mejor de los casos ven reducidos sus salarios, además de recibir menores prestaciones sociales y pagar más impuestos.

Escenario en América Latina

En la mayoría de países de América Latina ya se observa una desaceleración de las tasas de crecimiento anual del volumen de las exportaciones, así como del ritmo de crecimiento de las economías en el 2011 y menores perspectivas para el 2012. En este contexto, la aplicación de políticas macroeconómicas expansivas contrarrestará en gran medida los efectos de la moderación de la demanda de las economías avanzadas y la creciente aversión al riesgo en el ámbito mundial.

Si bien las principales variables e indicadores económicos de los países de la región se muestran bastantes sólidos (esto como consecuencia que en los últimos años América Latina aprendió las lecciones de crisis pasadas) y mostraron importantes avances en cuanto a su disciplina fiscal, no se puede descartar un recrudecimiento de la crisis en Europa y el contagio a otros países, por lo que se debe seguir de cerca lo que viene sucediendo en esa parte del mundo y contar con planes de contingencia que sirvan para mitigar los efectos adversos de dicha situación y poder responder rápidamente al menor ritmo de crecimiento del producto y a la desaceleración de la demanda externa.