García llama a más chilenos a invertir en Perú


Un Presidente que apuesta por el atraso y frena el desarrollo


El Presidente de la República, por segunda vez en el año, envió cartas a 25 empresarios chilenos invitándolos a invertir. Sería interesante investigar esa fijación chilena de García, es un extraño signo, teniendo en cuenta los antecedentes de la acusación de enriquecimiento ilícito del mandatario, por lo cual no se le procesó, pues se escondió cobardemente en la prescripción al fugar del Perú.


Como si necesitáramos de los parásitos chilenos, García los llamó a enfrentar "juntos la crisis mundial". "Ofrecemos estabilidad y respeto de las reglas, ofrecemos un escenario de crecimiento sostenido, además de una exportación diversificada y el aumento del mercado interno", y resaltó el estímulo económico que significaría la presencia de los capitales chilenos en Perú, citando como ejemplo a la construcción de vivienda y oficinas, “que ofrecerá empleo y bienestar a los peruanos”, dijo García.

En tanto, el embajador peruano, pongo de Chile, Hugo Otero, esperó hasta el 9 de diciembre para entregar la misiva fechada el 10 de noviembre, debido a la confrontación por el caso Donayre.

“Hazañas” de García

Pese a a no tener más que un reloj como patrimonio al inicio de su primer gobierno, después de sus cinco años terminó con una propiedad de un millón y medio de dólares en París, además de otras residencias de playa, sin contar los cuantiosos gastos que demandaron la mantención de su familia (con cinco hijos), en una ciudad costosa como París, y los estudios en las universidades más caras de Estados Unidos de sus hijas.

Los antecedentes chilenos gustan a García

¿Por qué no ese afán con empresas de Estados Unidos, Alemania o de los países árabes? Habría una diferencia, los chilenos provienen de un país atrasado, inmoral y delincuente, tienen antecedentes de coludirse con mafiosos, lo que al parecer resulta muy atrayente para García.

Tenemos el ejemplo de Luchetti, empresa que fue a besar los pies de Montesinos a pagar millonarias coimas por “favorcitos” que —como todo cobarde— se hicieron otorgar, al no poder competir con las leyes peruanas, igual que cualquier otro empresario.

También es notable el caso escandaloso de los cielos abiertos entregado a los chilenos, el cual se investiga, pero no se echa del Perú a Lan, pese a haberse comprobado el espionaje realizado por estos indeseables. Lejos de eso, García recibe en Palacio al principal accionista de Lan, el chileno Sebastián Piñera.

También tenemos a Horst Paulman, que viene de Chile interesado en comprar parte del Pentagonito y es recibido en Palacio por haber comprado Wong y Metro. Este sujeto está investigado por su apoyo al violador de casi 30 niños de la colonia nazi Dignidad, de Chile. Además, el crecimiento de su fortuna es misterioso, de no tener nada pasó a ser millonario con inversiones internacionales.

Otro caso es el de los chilenos que vienen con ansia de destruir el aeródromo de Collique, y se les otorga la concesión en un acto irregular, con subvaloración y con la ganga de que esta operación demandará al gobierno millonarios gastos de publicidad,además de unos 300 millones de dólares en bonos otorgados a la empresa para que pueda vender rápido las viviendas (ver: Los “faenones” de Collique y de Vivienda).

Chilenos sí, cholos ¡fuera!

Habiendo recibido a estos malolientes personajes chilenos en nuestro Palacio, contrasta que el mandatario dé un portazo a los generales en retiro, a los trabajadores y a muchos peruanos que demandan justicia de parte del gobierno.

¿Presidente, martillero o mafioso?


No sabemos qué cosa es García, pero queda muy claro que no subió al poder con un plan claro de desarrollo para el país. En lugar de eso, espera que extranjeros (en especial los de malas costumbres) traten de decidir lo que se tiene que hacer en nuestra patria, como el argelino que vino a decir que teníamos que exportar nuestro gas a Chile.

Inversiones y tratamientos especiales

Las inversiones extranjeras pueden ser:

1. Para adquirir o asociarse con empresas y propiedades nacionales, privadas o estatales. Este tipo de inversiones deberían ser las más limitadas y no deberían tener ninguna clase de incentivo porque no traen nada nuevo, un ejemplo de ello es el corrupto caso de Lima Airport Partners.

2. Para inversión e investigación en nuevos rubros tecnológicos, científicos, de energía moderna y limpia. Este tipo de inversiones merecerían incentivos.

3. Inversión editorial. Las empresas que editan libros educativos y culturales deberían tener incentivos, lo que se hace hasta ahora es insuficiente.
4. Para invertir en los viejos rubros de minería e hidrocarburos. Se les debería dar un tratamiento normal, pero exigiéndoles el respeto al ambiente, la instalación de industrias y la venta preferencial al Perú de los minerales extraídos.

5. Para invertir en infraestructura imprescindible para el desarrollo, como autopistas, trenes, o el mencionado megapuerto (ver: Megapuerto: alta traición al futuro del Perú). Es esta clase de inversión la que debería ser privilegiada y la más solicitada a los países más desarrollados. ¿Cómo va a haber desarrollo sin trenes? Los costos de traslado de carga por carretera no sólo empobrecen al campesino, sino que encarecen el costo de vida en las ciudades, desde los productos de primera necesidad hasta los menos importantes.
 
6. Si se trata de inversión en vivienda, ésta puede ser en la saturada capital, en zonas de frontera o en provincias. No se debe promover más plantaciones de cemento en las capitales, las empresas interesadas en ello deberían contar con condiciones normales. Entre todas estas opciones, sólo se debería dar incentivos a la construcción de conjuntos habitacionales en las zonas de extrema pobreza de provincias y zonas de frontera. Pero García piensa privilegiar con bonos de más de 300 millones a la chilena Besco y otras inmobiliarias para plantar más cemento en Lima, cuando se necesita áreas verdes (ver: Caso Collique: castigaron a postor por ofrecer casas más baratas) y Los “faenones” de Collique y de Vivienda).

Si un gobernante tuviera como prioridad el desarrollo del país, se preocuparía por atraer a los países del primer mundo a que inviertan en los rubros 2,. 3., y 5., no a países delincuentes como Chile, que en pleno siglo XXI persiste en su latrocinio territorial y enseña los dientes diciendo que su ejército abarca hasta donde se ubican sus inversiones. Cualquier país civilizado, por seguridad y dignidad, debería cerrar las puerta al país que se atreva a proclamar tales lemas.

Pero García hace todo lo contrario, traba la inversión del megapuerto, pese a que no costaría ni un sol al gobierno y a que generaría más de un millón y medio de empleos en una fase inicial, además que nos daría un gran aeropuerto y servicio de trenes Callao-Pucallpa, entre otros beneficios.

Una vez más comprobamos que García se inclina por aquello que ofrece más oportunidades a la corrupción y al caos, como la siembra de cemento en una capital saturada, tal es el caso de las concesiones a la chilena Besco, que pretende destruir el aeródromo de Collique vaciando más de 300 millones de soles del erario nacional en bonos.

De igual manera, contra los intereses del Perú, la vieja a actividad de minería, que debería tener tratamiento normal, es privilegiada sin cobrársele los impuestos a las sobreganancias. En cuanto a hidrocarburos, sólo vemos los faenones y que el gobierno claudica de su obligación de vigilar el ambiente y las leyes laborales, haciendo la vista gorda a toda clase de atropellos.

Incentivar el rubro 1. es corrupción y atraso, es el mismo engaño de Fujimori, que privatizó a precio vil las empresas ya existentes, pero se llenó de ínfulas diciendo que había traído inversiones millonarias, cuando ninguna de ellas creó nueva empresa. Para colmo, la nueva ley de asociaciones público-privadas prevé adendas casi indiscriminadamente. Allí están las inversiones chilenas esperando parasitar y lucrar con Essalud. ¿En qué quedamos, hay estabilidad o no? Es decir, ¿habrá cambios sólo cuando convenga a la codicia de malos empresarios?