Un año después de la caída de Lehman Brothers


Por Humberto Campodónico


Este mes se cumple un año de la caída de Lehman Brothers, debido a la gran cantidad de hipotecas sub-prime que tenía en su cartera. Hasta el último minuto se pensaba que sería parte de una operación de salvataje por el gobierno, pues era “muy grande para caer”. Pero eso no sucedió y el banco quebró.


Este hecho hizo explícito que el capitalismo estaba en la más grave recesión desde 1929, la misma que se ha globalizado. No funcionó la tesis peregrina del “desacople”, levantada por el FMI, que decía que otros países tomarían la posta de locomotora que dejaba EE. UU., entre ellos, la China.

También cayó por los suelos la tesis del “exceso de ahorro global” (global savings glut, en inglés) de Ben Bernanke —actual Jefe de la Fed, ratificado por Obama para un nuevo período— que decía que no había que preocuparse por el gran déficit de la balanza comercial de EE. UU., ya que los países con superávit, sobre todo China y los petroleros de la OPEP, lo financiarían sine die.

Hoy, muchos analistas dicen que los “brotes verdes” anuncian el comienzo de la recuperación económica. No opina lo mismo Stephen Roach, economista jefe del Morgan Stanley, que acaba de publicar el libro “The Next Asia” (El Asia que se viene), por 3 motivos: 1) Porque la crisis financiera aún no termina y más bancos van a quebrar.

2) Porque continúa la recesión en la mayoría de los países, y  3) Porque el bajo poder adquisitivo de los consumidores de EE. UU. —que fueron el motor del crecimiento impulsados por la burbuja— “está recién en la etapa inicial de un ajuste que va a tomar varios años” (www.bloomberg.com, 31/08/09). Por ello, dice que si bien se van a ver algunos números “más bonitos” en el III Trimestre, eso se debe sobre todo a la reducción de inventarios. No descarta, por tanto, una recaída.

Roach, además, apunta a los problemas de fondo. Dice que “no necesitamos banqueros centrales que sean buenos limpiando escombros, sino aquellos que eviten las crisis”. Culpa a la Fed de haber sido demasiado complaciente con los créditos sub-prime y por eso no aplicó las medidas regulatorias necesarias: “si no se extraen las lecciones, podemos volver a caer en los mismos errores”.

Es cierto que la casi total falta de regulación financiera propició y aceleró la burbuja, así como el engaño a los compradores de bonos, lo que solo tiene una diferencia de grado con las estafas de Bernie Madoff. Pero no debemos olvidar que la burbuja fue completamente funcional a las necesidades del capitalismo en el último cuarto de siglo y, justamente, por eso, dice Joseph Stiglitz, se escogió como jefe de Fed a Alan Greenspan, personaje que creía a rajatabla en las bondades del “libre mercado”.

En The Next Asia, dice que el gran problema de la economía mundial es que Asia (sobre todo China) cree que va a poder salir de la crisis de la misma manera exportando grandes cantidades a EE. UU.. Afirma que esa tesis es errada porque EE. UU. ya no puede jugar ese rol y, más bien, quiere hacer lo mismo: devaluar el dólar (ojo, pestaña y ceja) y exportar todo lo que pueda, para lo cual necesitan un ajuste estructural.

Afirma Roach que China tiene un exceso de capacidad de producción orientado a la exportación, que ha aumentado aún más con el Plan Estímulo de US$ 586,000 millones. Por tanto, no ha habido un cambio de calidad en la producción, que debía haberse orientado más a su propio mercado interno. Lo que nos lleva a visualizar un mundo más “desglobalizado” (ver Bruno Seminario, El futuro de la economía mundial, http://aeperu.blogspot.com, 23/08/2009).

Como se aprecia, el hundimiento del Lehman Brothers hace un año no fue más que el comienzo del destape de una crisis estructural que está lejos de haber terminado. Salvo mejor parecer.

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