Jorge Manco Zaconetti

Si bien es verdad, el valor del oro en nuestras exportaciones no tiene la primera importancia del cobre en la práctica constituye el segundo producto, con valores que superan los US $ 10,893 millones de dólares en 2023, el nivel más alto en los últimos doce años, a pesar que la producción aurífera formalmente tiende a disminuir.

 

produccion oro informalidad

Es más, gracias a la informalidad e ilegalidad las estadísticas de la producción de oro que se exporta difiere cada vez más de la información que procesa el Ministerio de Energía y Minas. Al respecto sería interesante conocer la posición del empresario minero Ing. Rómulo Mucho, actual ministro del sector.

Los precios de la onza de oro en la primera semana de marzo del 2024 están volando sobre los US$ 2,137 dólares la onza troy, cuando el promedio del precio en el año pasado fue de US$1,945, según la información proporcionada por el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP). Es más, la Reserva Federal de los Estados Unidos de Norteamérica pronóstica que el precio de la onza en el 2024 estará en promedio sobre los US$2,250 dólares.

Es decir, en el Perú los incentivos para producir más oro de manera informal e ilegal aumentan, promoviendo más violencia con
bandas organizadas en un ilícito negocio que perfora los ingresos fiscales, estimula la sobreexplotación de la fuerza de trabajo y los recurrentes accidentes mortales, por la falta de seguridad, al margen de la perversa contaminación ambiental que provoca.

La cruel paradoja es que desde el 2004 se agudiza la diferencia entre la producción de oro que se exporta según el BCRP y la producción aurífera fiscalizada y declarada por los titulares mineros ante el Ministerio de Energía y Minas.

Sirva de ejemplo el año 2022 cuando la producción aurífera registrada como exportación sumó los 5.644 millones de onza troy, sin embargo, la producción fiscalizada por el ministerio del sector, fue 3.110 millones de onzas. Es decir, 2.534 millones de onzas se exportan, pero no tienen productor reconocido.

Por tanto, se infiere que dicha producción aurífera no abona impuesto a la renta ni regalías mineras, afectando las condiciones de un mayor bienestar en las regiones mineras, como Madre de Dios, Puno, Piura, Ayacucho, Amazonas entre otras.

Para 2023 se reproduce el fenómeno pues la producción aurífera exportada suma los 5.599 millones de onzas, y la producción fiscalizada y declarada por las empresas arriba a los 3.206 millones de onzas. Con un agravante adicional que el oro extraído en el Perú se registra como exportación en Bolivia. Así, el país altiplánico no teniendo producción propia de oro, declara una exportación de 1.800 millón de onzas. Debemos suponer que ante las puertas abiertas de los límites fronterizos, la débil vigilancia, tolerancia de las fuerzas policiales, el oro producido en el Perú “fuga” hacia Bolivia.

En verdad, la producción del oro extraído en el país, sumando la exportación aurífera más el oro que sale por Bolivia supera los 7.4 millones de onzas, al margen del oro que se traslada al Ecuador, lo cual nos expone la gravedad del problema de la informalidad e ilegalidad, ante un estado ausente, un estado incapaz de controlar el espacio territorial y de otorgar las garantías y seguridades necesarias a la minería formal, ante este desborde creciente por obtener el metal amarillo.

¿POR QUÉ SUBE?
El precio del oro tiene un componente altamente especulativo, depende de tantos factores que es difícil identificarlos. Sin embargo, lo nuevo es la gravedad de las tensiones geopolíticas, esta pugna entre Estados Unidos y la China Popular, las amenazas crecientes de la intervención de las fuerzas de OTAN en Ucrania contra la Rusia de Putin, los conflictos en el Oriente Medio, y la debilidad del oro como moneda de pago internacional.

Se debe tener presente que la China Popular es el primer productor mundial del metal amarillo y es también el principal consumidor aurífero. Así, en el 2022 se producía en el gigante asiático 330 toneladas de oro, pero ese mismo año se consumían 959 toneladas, por tanto la diferencia constituyen las compras que realiza la economía china a terceros países como Sudáfrica, Ghana, Indonesia, Kazajistan, Perú entre otros.

Al margen de la función de reserva internacional en los Bancos Centrales, el oro tiene un uso industrial, joyería y de artesanía y es creciente la demanda internacional por el metal amarillo.

Ante la debilidad del dólar las empresas y familias prefieren contar con el oro como refugio de valor en estos tiempos recios donde se escuchan tambores de guerra, sobre todo en la Europa Oriental, reproduciendo las ambiciones de Napoleón Bonaparte por subyugar el imperio ruso, como también lo hizo Adolfo Hitler invadiendo la que fue URSS el 22 de junio de 1941, con los resultados que todos conocemos.

Hay que tener presente que la Rusia de Putin es el tercer productor mundial de oro luego de Australia con 320 toneladas en 2022. Es decir, Rusia no solamente es un gran productor de petróleo con más de 10 millones de barriles diarios, y de gas natural produciendo al día más de 52 veces lo que produce Camisea en el Perú. Ello significa más de 88 millones de pies cúbicos por día, que abastecían hasta antes de la guerra con Ucrania de febrero de 2022 al presente, a los principales países nórdicos, Polonia, Alemania entre otros. Rusia, es un importante productor aurífero que evidentemente se beneficia con los precios extraordinarios del metal amarillo.

Estados Unidos de Norteamérica es también un importante productor de oro ocupando el quinto lugar en el 2022, con una producción de 170 toneladas, pero es también un gran consumidor, pues demandó 265 toneladas en dicho año.

Debiera ser evidente que nuestro país debe promover las inversiones mineras cupríferas y auríferas por excelencia ante la bonanza de los precios, con responsabilidad social y ambiental. En ejecución solamente existen dos proyectos San Gabriel de Minas Buenaventura por US$ 470 millones en Moquegua y la Reposición Inmaculada de la Mra. Ares por US$ 1,319 millones en Ayacucho, de una cartera en proyectos de oro de casi US $ 7,000 millones.

Sin embargo, ante la falta de regulación del Estado ante la creciente informalidad e ilegalidad los volúmenes de exportación aurífera aumentarán, como también el oro del Perú que sale por terceros países.

 

Diario Uno, 09.03.2024