El ridículo y el número 41

Jaime Daly
por Herbert Mujica Rojas

Son tres los párrafos, de un libro de 350 páginas, ¡Estafa al Perú! ¡Cómo robarse aeropuertos y vivir sin problemas! http://www.voltairenet.org/article148321.html, de mi modesta autoría, los escogidos para plantear la denuncia por difamación agravada y por la cual se demanda la suma de S/ 100,000 como reparación. El protagonista querellante es Jaime Daly Arbulú, asalariado de Lima Airport Partners. Y de eso tomé debida nota al rendir mi manifestación ante el 57mo Juzgado Penal de Lima, con no poca sorpresa ante la miseria jurídica y flaqueza de la querella.


¿Qué dice el tercer párrafo de la página 160?:

"En febrero, por ejemplo, nada menos que el gerente general de LAP, Jaime Daly Arbulú, acompañado de 40 rufianes, desalojó a la empresa peruana Cexport Exclusive y la arrinconó debajo de una escalera y en un lugar de nulo tránsito de pasajeros o turistas a quienes de podía ofrecer la mercadería que fabrican más de 300 artesanos peruanos, Como esto no importa a LAP, entonces el caso está pendiente de resolución en juzgados inmorales para quienes el dinero de LAP si tiene la mayor rentabilidad". Como cualquier ciudadano podrá colegir, se dice, categórica e incuestionablemente el nombre y apellido del gerente general y se alude a 40 individuos. ¿En qué momento hablo de 41? Si la conciencia inclusiva, personal e instransferible del señor de marras pretende considerarse a sí mismo como parte de ese grupo (40), es un tema que pertenece a su ilustre creación intelectual. Yo no he dicho eso, en ningún idioma. ¿Por causa de qué atribuirme sus deseos más íntimos —los de Daly Arbulú— y echar la culpa —vía querella por difamación agravada— a quien sólo expone hechos de absoluto conocimiento público?

En efecto, en febrero de 2005, sin mandato judicial, a la mala, premunidos de actitudes matonescas, rufianescas, un grupete desalojó a la empresa Cexport Exclusive y faltó de hecho y de palabra a las empleadas. Tan es la "justicia" de Lima Airport Partners que un fallo, también judicial, devolvió a Cexport un pequeño lugar en el Jorge Chávez, y el caso, aún se ventila en un tribunal penal, por tanto está en trámite y vigente. Fue un hecho real, denunciado por múltiples medios de expresión.

Si algún ciudadano, digamos con un número arbitrario, ¡el 41! cree que debe incluírsele o se da por aludido cuando se habla de rufianes, puede ser que esté mal aconsejado por abogángsteres, de esos burros con orejas largas, bigotes y lentes, que no hesitan en hacer cualquier adefesio, verbi gracia, querellas por "difamación agravada" con tal de no perder la vigorosa mesada que cada 30 días gratifica sus servicios, buenos o malos —o ridículos como en este caso— que involucran a ciertos asalariados de cuya cultura o intelectualidad no hay la más mínima sospecha.

¿Cuál es el deber de los periodistas que entienden su trabajo como un apostolado al servicio de la defensa del bien público y de la soberanía nacional? Denunciar las imposturas y señalar, con claridad inequívoca, los desmanes en que incurren empresas e individuos mercenarios al servicio de éstas.

Dijimos poco tiempo atrás: "Obligado por las interrogantes reiteradas por el suscrito en el escuchado programa de César Hildebrandt en Radio San Borja http://www.voltairenet.org/article157147.html, aterrado por el proceso judicial que va a analizar la nulidad del proceso que concesionó el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, la empresita LAP y, sin duda, su gerente general, el perseguidor de periodistas, Jaime Daly Arbulú, revelaron, vía Travel Update, uno de sus secretos más escondidos en torno a los US$ 125 millones de dólares que levantó en el 2003 con bancos norteamericanos y alemanes."

¿Cuál es la verdad de este asunto? ¡Una muy simple! Jaime Daly Arbulú pretende amordazar el ejercicio de la libertad de prensa porque la nulidad del acto jurídico de la concesión del Aeropuerto Jorge Chávez se viene con todo su cúmulo de irregularidades y avalancha de hechos censurables. Y entonces ¿qué mejor que silenciar a uno de los periodistas denunciantes (en este caso, el que esto escribe)? ¡Bah! A este caballero hay que recordarle —mejor dicho, enseñarle— como dice el poeta: ¡Los muertos que vos matasteis, gozan de buena salud! ¡Vade retro!

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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