Sí hay salida a la crisis del gas

Por: Humberto Campodónico


“Fue fundamental el rol que cumplió la petrolera estatal en la construcción del Terminal de Regasificación. Sin la participación de la empresa estatal, difícilmente los privados por sí solos habrían invertido, en ese momento, en la construcción del Terminal de Gas Natural Licuado (GNL) en Quintero o les habría costado mucho más tomar la decisión” (Diario Financiero de Santiago, 4 de agosto 2010).


Es lo que acaba de declarar el ministro de Energía de Chile, Ricardo Raineri, del gobierno neoliberal de Sebastián Piñera. Raineri dice que, ante la crisis energética del 2004 —cuando Argentina restringió las exportaciones por los gasoductos trasandinos–— el gobierno de Ricardo Lagos tomó la decisión de importar GNL, para lo cual había que construir un Terminal de Regasificación con una inversión de US$ 1,066 millones.

La estatal petrolera ENAP recibió el encargo de construirlo, sí o sí, en el menor tiempo posible, para garantizar el abastecimiento energético. De inmediato, ENAP impulsó una Asociación Público Privada (APP) y formó el consorcio GNL Quintero, con la participación de British Gas (40%), Endesa Chile (20%), Metrogás (20%) y ENAP (20%). La planta, que se concluyó en agosto pasado, tiene una capacidad de 350 millones de pies cúbicos diarios (mmpcd), llegando a 500 mmpcd en horas punta. Crisis solucionada. Ahora, Raineri está impulsando las  APP, con ENAP y empresas privadas, para desarrollar plantas nucleares de generación eléctrica en Chile. Mira, tú.

Si en el Perú el gobierno neoliberal de Alan García tuviera un concepto de Estado-Nación parecido al de su símil chileno, podría tomar medidas que, con seguridad, solucionarían la actual crisis del gas.

Como punto # 1, decretaría que el gas del Lote 88 se destinará única y exclusivamente al mercado interno. Los dos (2) billones de pies cúbicos (bpc; tcf, en inglés), que actualmente están inmovilizados (y lo seguirán estando en los próximos 10 años como “garantía” del contrato de exportación) serán usados para el consumo interno y un (1) bpc se destinará al gasoducto sur andino.

Como punto # 2, le encargaría a Petroperú una APP que constituya una alianza estratégica con empresas privadas para construir el gasoducto surandino —en el plazo más breve posible— que lleve el gas a Arequipa, Moquegua y Tacna, pasando por Cusco y Puno en el plazo más breve posible.

En Quillabamba se construirá una planta de separación de líquidos que abastezca de GLP y diesel, abaratando para la población de toda la zona sur el costo del GLP que está en S/.60 por galón (ya que tiene que ir de Camisea a Pisco, luego de Pisco a Ilo y de allí en camión cisterna hasta las ciudades de Cusco y Puno).

Para hacerlo, el gobierno debe declarar en emergencia el abastecimiento energético, como lo hizo el gobierno argentino cuando tuvo que suspender la exportación de gas a Chile porque había desabastecimiento en Argentina. Si la empresa exportadora se queja, se le dirá que la renegociación del Lote 88 en el 2006 fue ilegal —como dijo García el 28 de julio del 2009—, motivo por el cual se volverá al contrato del 2000 (que no permite la exportación de gas).

Se le dirá, también, que utilice para la exportación el gas del Lote 57 de Repsol, empresa que es socia de Perú LNG, pero que, hoy, no quiere usar “su” gas para la exportación porque “en México le pagan poco”. Dicho de otra manera, no les importa el mercado interno y lo único que quieren es que siga inmovilizado el gas del Lote 88 (regalo de Dios que nos dejó la Shell) que tiene precio regulado en el mercado interno.

Sí hay salidas a la crisis. Pero hay que dejar de lado el fundamentalismo del libre mercado para garantizar la energía de la nación y, también y sobre todo, las demandas de la población peruana. Pero eso no es lo que hace este gobierno que de inmediato ataca a los peruanos, acusándolos de violentistas y electoreros. No, señores del gobierno. Esa no es la receta que construye el Estado-Nación.

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