El gasoducto andino y la inclusión social de la sierra sur

Casmiea

Por Humberto Campodónico

El presidente García anunció hace unos días la voluntad de autorizar la construcción de dos gasoductos al sur, aceptando las solicitudes de Kuntur Transportadora de Gas —que planea construir el gasoducto de Camisea a Ilo, pasando por el Cusco y la Sierra Sur— y de Suez Energy, que plantea construir el gasoducto Pisco-Ilo por la costa.


Esta decisión, aparentemente salomónica, contradice la Ley 29129, promulgada por García en noviembre del 2007, que declara de necesidad e interés público el gasoducto Camisea-Cusco-Ilo. Esto porque los 2 gasoductos no son complementarios, sino alternativos, ya que la demanda actual no permite la rentabilidad de ambos. César Gutiérrez, presidente de Petroperú, ha dicho que "tal como está ahora la demanda (de gas en el sur) cada proyecto comprende rutas que son alternativas y, por el momento, no hay suficiente demanda para ambos proyectos" (Andina, 13/8/08).

Ningún proyecto contempla que el Estado subsidie la rentabilidad de los ductos, como sí ocurrió con el gasoducto Camisea-Lima, que todos pagamos en las tarifas eléctricas con la "Garantía de la Red Principal". Los 2 proyectos estarían terminados a fines del 2011 aunque Manlio Alessi, de Suez, afirma que el suyo estaría listo en el primer semestre. Agrega que su gasoducto costará US$ 850 millones y abastecerá la planta térmica de electricidad que Suez tiene en Ilo.

De su lado, Samuel Gómez, de Kuntur (empresa de Conduit Capital Partners de EE. UU.), dijo que "el gasoducto costará US$ 1,200 millones y cruzará 7 provincias del Cusco (La Convención, Cusco, Canas, Quispicanchis, Canchis, Espinar y Calca), 4 provincias de Puno (Lampa, San Román, Melgar y Puno), 3 provincias de Arequipa (Caylloma, Arequipa e Islay) y 2 provincias de Moquegua (Mariscal Nieto e Ilo)".

Lo que está planteado aquí, entonces, es una decisión de Estado. El gas debe llegar a Ilo para que allí se construya un polo petroquímico, abastezca con gas natural a varias centrales termoeléctricas y también al consumo comercial y doméstico. Esto potenciaría al puerto de Ilo como alternativa para la región del Pacífico Sur.

Además de cumplir con lo anterior, el gasoducto andino tiene un "plus" fundamental: dota a Cusco y Puno, zonas de fuerte exclusión social, de una fuente energética clave para diferentes proyectos (cemento en Cusco, producción de hierro esponja por la cercanía a Las Bambas, en Apurímac, consumo domiciliario, gas natural para autos).

Además, los presidentes de las regiones Arequipa, Cusco, Apurímac, Puno, Moquegua, Tacna y Madre de Dios ya acordaron que el 30 de mayo se constituya la Junta Interregional para la Macrorregión Sur, planteando como eje la construcción del gasoducto andino. Esta macrorregión tendría como prioridad el planeamiento estratégico del desarrollo productivo y comercial para la integración con Brasil, que ya está en marcha con la carretera Interoceánica.

Los intereses de Suez son otros, pues lo que quiere es acercarse al norte de Chile para abastecer de gas a sus dos plantas de electricidad, Electroandina y Edelnor, que posee en sociedad con la estatal Codelco y que actualmente no reciben gas de Argentina. Suez participó en el "anillo energético" del 2005 y elaboró los estudios de factibilidad para el gasoducto Pisco-Tocopilla.

En esa oportunidad, su gerente Willem Van Twembeke dijo: "Una cosa es clara: si se construye un tubo solamente al sur del Perú (a Tacna, Ilo o Arequipa), el gas sería más caro que si tenemos un tubo que adicionalmente se conecte con el norte de Chile. La exportación abaratará el gas en el sur del Perú" (El Comercio, Día 1, 14/11/05).

Así las cosas, el presidente García debiera priorizar el gasoducto andino para beneficiar a la Sierra Sur y no dar la autorización a ambos gasoductos, pues eso significa una priorización (apenas) encubierta a Suez. Juan Manuel Guillén, presidente de la región Arequipa, ha dicho: "Esperamos que el gobierno entienda que la posibilidad de autorizar el gasoducto por la costa, sin el impacto social advertido, le restaría rentabilidad al sur andino. No solo hablamos de rentabilidad en términos económicos, también en términos sociales" (La República, 24/4/08). Guerra avisada no mata gente.

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