Petróleo alto para rato


Por Humberto Campodónico


El precio del petróleo WTI superó ayer los US$ 142/barril y la "groggy" Wall Street entró de lleno a la zona recesiva: ha perdido más de 20% desde su punto más alto de octubre del 2007. Así, el alza del petróleo se ha convertido en uno de los aceleradores principales (mas no en la causa), de un lado, de la marcha a la recesión en EE. UU. y, de otro, en un factor que exacerba la inflación en EE. UU., que ya está en 4.2%.


Según la Agencia Internacional de Energía (AIE) de la OCDE, estamos en el tercer shock petrolero de la historia reciente. El primero fue en 1973-74, después de la guerra árabe-israelí; el segundo en 1979-80, guerra entre Irán e Irak. El tercero se debe, dice Nobuo Tanaka, de la AIE (www.iea.org), a los siguientes factores: restricciones en la oferta, limitaciones en la capacidad de refinación y fuerte demanda de petróleo en los mercados emergentes".

¿Cuánto tiempo durará? Dice el Informe de la AIE, publicado ayer 1 de julio, que se necesita un aumento de por lo menos 3.5 millones de barriles diarios (MMBD) para que la oferta satisfaga la demanda (en el 2007, esta fue de 85 MMBD) lo que significa que el mercado estará "ajustado" hasta, por lo menos, el 2013.

Así, ha aumentado la presión de las grandes empresas para producir más. En EE. UU., la Administración Bush ha propuesto que se levante la prohibición existente de explorar en el mar continental (offshore), sobre todo en Alaska, lo que enfrenta una férrea oposición demócrata (y de los ambientalistas). Dicen los republicanos que un aumento de la producción disminuiría los precios domésticos, pero esto tiene poco sustento, ya que el precio del petróleo depende de la oferta y demanda mundial, no solo de EE. UU.

Lo que sí está en marcha es la apertura de los campos petroleros de Irak (cuyas reservas de petróleo vienen solo después de Arabia Saudita e Irán). Esta semana se van a aprobar cinco contratos petroleros de servicios con Exxon-Mobil, British Petroleum, Shell, Total y Chevron. La "novedad" es que estos cinco contratos se negocian a dedo, sin licitación alguna, lo que ha provocado fuertes protestas.

Al mismo tiempo, el gobierno de Irak va a abrir la licitación para la exploración de los megacampos petroleros, donde participarán 35 empresas, para aumentar la producción en 1.5 millones de barriles diarios. Los más críticos dicen que esta es la demostración flagrante de los verdaderos objetivos de la invasión. Plantean que se debe potenciar a la estatal petrolera iraquí para aumentar la producción.

De su lado, los "críticos blandos" dicen que primero debe aprobarse la ley de hidrocarburos en el Parlamento, pues es un absurdo celebrar contratos "sin ley vigente". También objetan la participación del gobierno de Kurdistán en la celebración de los contratos, pues atenta contra la "unidad nacional".

A contramano de las iniciativas para aumentar la producción, el New York Times informó la semana pasada que Israel bombardearía Irán antes de las elecciones de EE. UU. en noviembre "para que no continúe sus planes nucleares". Irán ha respondido que bloquearía el Estrecho de Ormuz, por donde pasa el 40% del petróleo que se comercia internacionalmente. Y EE. UU. ha dicho que el estrecho "no se cerrará".

Resumiendo, dice la AIE que el precio del petróleo continuará alto por varios años, lo que mantendrá vivo el fuego de la inflación en medio del estancamiento económico de EE. UU. y, quizá, de la economía mundial. Renacen las presiones de las viejas "7 hermanas" por aumentar su producción de petróleo en EE. UU., así como por retomar la propiedad del petróleo del Medio Oriente, comenzando por Irak. Mientras tanto, las tensiones geopolíticas siguen a todo vapor y las consecuencias de un ataque israelí podrían ser devastadoras.

Ante el explosivo cóctel internacional en ciernes de este tercer shock petrolero, solo nos resta decir que cuidemos mucho, y bien, nuestro gas de Camisea.

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