Apuesta nuclear

Por Javier García Ropero (*)

El barril de petróleo ya supera los 135 dólares. La estatal rusa Gazprom, la tercera mayor empresa de gas del mundo, prevé un incremento en el precio del petróleo hasta los 250 dólares a medio plazo por la fuerte demanda de energía y por factores de especulación. Para algunos expertos, la energía nuclear supone una alternativa para cubrir las necesidades energéticas de forma más limpia y más barata.


El director general de Gazprom atribuye el incremento en los precios al crecimiento industrial, en especial en los países emergentes, que precisa de una gran cantidad de petróleo y de gas para producir la energía que sostiene el modelo de desarrollo. Este incremento en los precios influye en la los aspectos más importantes de las economías, como el caso de la alimentación porque el transporte de materias y la producción de alimentos utiliza energía que proviene de los hidrocarburos.

El encarecimiento del maíz, el trigo, el arroz y otros alimentos básicos ha provocado una crisis alimentaria en todo el planeta, en especial en las zonas más empobrecidas. El desarrollo de los biocomustibles y el aumento de la demanda de estos es uno de los principales factores de esta crisis, al igual que el crecimiento de la clase media con su respectivo aumento en el consumo en países como China.

El crecimiento de la población aumenta la demanda de energía, así como sus costes de producción y de consumo. Por ello, encontrar una fuente alternativa de energía podría ayudar a paliar esta crisis y a frenar el cambio climático. La Comisión Europea ya ha confirmado su apuesta por la energía nuclear.

En Francia, el 80% de la energía eléctrica procede de las centrales nucleares. En Gran Bretaña, ese porcentaje es del 20%, pero tras un acuerdo alcanzado este año, Francia apoyará a los británicos en el desarrollo de centrales nucleares. El capital privado financiará las inversiones en su mayoría. En España, la producción nuclear apenas supone un 17% del total de la energía. La posición del gobierno español choca respecto a opiniones como la de la propia Comisión Europea, que defiende la energía nuclear como alternativa para luchar contra el cambio climático. En esta línea se sitúa la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), que afirma que la opción nuclear es “la más segura en cuanto a suministro, la más barata y la más ecológica”. El programa electoral del Partido Socialista para las pasadas elecciones de marzo afirmaba que, si el PSOE era reelegido, el gobierno vetaría este tipo de energía, y que cerrarían los ocho reactores nucleares que funcionan en la actualidad para sustituirlos por energías sostenibles. España es el segundo país del mundo en la generación de electricidad a través de la energía eólica, con un 10% de la producción total. Un dato positivo, con un crecimiento constante pero lento, en un país con una gran dependencia energética de otros países. La demanda a corto plazo no se podrá satisfacer sólo con energías renovables, toda vez que los países avanzados no invierten lo suficiente en ellas.

Un ejemplo es EEUU, donde la emisión de gases contaminantes aumentará cada año hasta 2025, según su propio presidente. En la búsqueda de alternativas energéticas tampoco ayuda que federaciones empresariales de los miembros del G8 pidan que no se penalice a las empresas más contaminantes.

La apuesta por la energía nuclear es manifiesta, pero no parece que vaya a llevarse a cabo en un corto periodo de tiempo. Los países industrializados no invierten en energías renovables ni en la reducción de los gases contaminantes, y no realizarán medidas de choque hasta que las reservas del petróleo se encuentren bajo mínimos. Exprimir los recursos naturales hasta que la Tierra diga basta es su elección.

(*) Periodista
ccs@solidarios,org.es