petroquimica peru

 por Herbert Mujica Rojas
 
Buscamos un mecanismo para que al empresario petroquímico que quiera invertir no se le cargue una tarifa onerosa por el costo de transporte de gas y de esa manera para brindarle un incentivo explicó César Gutiérrez, presidente de Petroperú, según lo que publica hoy en Usuarios subsidiarán a la petroquímica, Vanessa Ochoa en La República. ¿Qué, otra vez arrimando el muerto a los usuarios?
Preocupa sin duda que sea el titular de Petroperú quien abogue, no como representante de una empresa estatal, sino como embajador de los empresarios petroquímicos porque un costo, que debiera ser de inversión, se embuta, otra vez, como en la estafa de Camisea, al pueblo peruano. 
 
 “El ambicioso proyecto de crear un polo de industria petroquímica (fertilizantes y plásticos) en el sur del país camina a paso firme. La intención del gobierno de convocar al mayor número de empresas para instalarse en el complejo se refuerza con la búsqueda de un incentivo que lo propicie. Ese mecanismo sería mantener el controvertido cobro por Garantía de Red Principal (GRP) que subvencionaría, en parte, el costo del transporte de gas al polo petroquímico”, dice La República. 
 
Sostiene Aurelio Ochoa, siempre bien enterado: “Es el inversionista el que debe calcular ese pago dentro de su riesgo de inversión, ocurrió lo mismo con Camisea y no hemos visto resultados que compensen al consumidor” (La República). ¡Qué interesante! Si no hay consecuencias favorables a la inversión del usuario que paga, sí o sí, en su recibo de luz, un monto que no le fue consultado, entonces ¡éste es un robo mondo y lirondo! 
 
 La petroquímica en Perú tiene un pionero ilustre pero olvidado: el ingeniero Carlos Repetto Grand. A él débense numerosos artículos sobre la potencialidad extraordinaria de esta área de desarrollo industrial. Varias veces estuvimos con él cuando las pesquisas para lograr en el sur del país de ubicaciones para la Refinería del Sur y las coordinaciones geopolíticas para llevar a la Costa el gas de Camisea y con el propósito de industrializar, en beneficio del desarrollo estratégico del Perú, el gas y la petroquímica que no sólo puede hacer plásticos y fertilizantes sino hasta acero. Cierto que en ningún momento al ingeniero Repetto se le ocurrió la peregrina y pícara idea de chantar al pueblo con una parte de la inversión porque quienes van a cobrar a manos llenas tienen que asumir sus riesgos. 
 
 ¿Para quién trabaja el presidente de Petroperú? No hay lenguaje edulcorado y mañoso que encubra lo que debiera ser una investigación del Congreso y del Poder Judicial para meter a la cárcel a los ladrones que consiguieron que el pueblo peruano pagara la inversión de Camisea liberando a las empresas, como hoy quiere César Gutiérrez, se repita esa experiencia anormal con la petroquímica. 
 
El razonamiento es extremadamente simple. Si al consumidor se le obligó a pagar un porcentaje de su recibo de consumo eléctrico mensualmente, sin que diera su aceptación, siquiera opinión, entonces, fue obligado y no tiene ningún rédito a favor, es decir ¡ha botado su dinero! ¿con qué derecho se pretende perpetuar una exacción, es decir un robo, contra el bolsillo popular? Hoy se llama petroquímica, pero bien podría tildarse al asunto de petrosinverguencería. Mañana se encontraría cualquier otro pretexto y los peruanos acabarían como socios ignaros de pillos que saben que hay gente que no protesta, medios de comunicación que callan o hablan a medias y políticos cómplices que siempre tendrán excelentes cortinas de humo para silenciar las protestas.  
 
Si hay empresas que quieren incursionar en la aventura factible de la petroquímica, que calculen bien sus costos, traigan inversión real y ¡que no le roben al humilde ciudadano que no tiene cómo defenderse por la inacción u ociosidad de sus figuras y figurones públicos!
 

¿Petroquímica o petrosinverguencería?

  
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