Herbert Mujica Rojas

¿Qué pretenden regalar a precio vil los vendepatria que detestan a Petroperú? Dicen que a esta firma no la aceptan “ni regalada”? Sí, así dicen estos lenguaraces cuyos doctorados y maestrías se ponen al servicio de quien los contrate por más.

 

coimas corrupcion

En los años 90, los vendepatria fujimoristas remataron decenas de empresas, refinerías, mercados cautivos en combustible y en el camino se perdieron, de esas privatizaciones, varios miles de millones de dólares.

Tras la expulsión del fujimorismo, los vendepatria se ocultaron y hoy opinan que ha sido llegada la hora de retornar con sus gritos estridentes, sus explicaciones técnicas que nadie entiende y para estos personajes sólo importa el billete que pagan los patrones.

Les llamaba en Argentina serviles orgánicos, a esos monstruos concesivos, regalones de lo que no era suyo, mamarrachos burocráticos enquistados en todos los gobiernos, el brillante periodista platense cuasi olvidado, Raúl Scalabrini Ortiz.

Por estos días y como ha venido denunciando con firmeza Diario Uno, hay pandillas decididas a rematar Petroperú y toda su inmensa infraestructura, a como dé lugar. Aparentemente no aquilatan que ese patrimonio que, con Refinería Talara, no es pequeño, pertenece a los peruanos.

Que los mercaderes del templo con prensa a su servicio, pretendan disfrazar el asunto, es otra cosa. La mona (el vendepatria) aunque se vista de seda, mona (vendepatria) se queda.

A mí me gusta la combinación vendepatrias orgánicos, aquellos que genéticamente, deshonrando a la nación y traicionando al Perú, salen a defender cual bestias enfurecidas a empresas foráneas, depredadoras, abusivas de siempre y coimeras a granel.

Indecopi acaba de conceder el monopolio de la energía eléctrica en forma total en Lima y en 65% en el resto del país a empresas chinas. El asunto es recientísimo, bien vale la pena anotar quiénes se pronuncian y de qué modo.

El cuentazo siempre es el mismo: “el Estado es ineficiente”, “sólo los privados tienen experiencia y respaldo financiero”, “es más rentable que lo haga la inversión extranjera” y cantinelas por el estilo.

Entonces hay que desacreditar al Estado y a sus obras como es el caso de la Refinería de Talara.

No es un acápite aislado. ¡De ninguna manera!

Los siervos, vendepatrias orgánicos, no dudan en alquilar la muelle conciencia de comunicadores que defienden a capa y espada, según lo que le paguen y con tarifas internacionales.

Verbi gracia. Los que no pasan por el aro o por la coima, no son entrevistados ni son “comunicadores formadores de opinión”.

Desde hace años venimos denunciando el incumplimiento de la empresa concesionaria del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, Lima Airport Partners, LAP, y hoy el mundo ya sabe que la Torre de Control y la II pista ¡no están operativas! ¿No era eso lo que inauguraron con bombos y platillos apenas 3 ó 4 meses atrás?

LAP tampoco ha pagado la renovación del seguro contra terrorismo por el orden de US$ 200 millones, acción que conducía a la rescisión del contrato. ¿Y qué ha ocurrido?

Por el Estado, ni el Ministerio de Transportes y Comunicaciones, ni Ositran y su titular, Verónica Zambrano se han pronunciado.

¡De la DGAC no hay gran cosa que decir! ¿Cómo salió la auditoría que les hizo la entidad estadounidense días atrás? Denunciamos, además, un asunto de nepotismo que involucra al jefe Donald Castillo. ¿No se oye padre?

Los vendepatria han logrado un nicho económico y social. Se premian entre ellos, se citan en sus “producciones”, mantienen puentes con hombres de prensa a quienes dan propina al destajo y sin vergüenza. Total, mentir en Perú es un artículo no inscrito en ningún códice pero que se practica masivamente.

La denuncia del peligro de continuación si entramos en arbitraje, del aeropuerto de Chinchero ya es materia informativa. ¿Cómo sigue en su puesto un ministro que golpeó alevemente un trato económico formalizado con Corea pidiendo menor presupuesto a la competidora? ¡Por cierto, los vendepatria están mudos, ni fu ni fa!

Las leyes no logran castigar a los vendepatria. Se mimetizan, viajan al extranjero y viven de lo robado y luego vuelven a ofrecer su margesí técnico y especializado y los contratan como perros de presa cuando se trata de envilecer a las empresas, para rematarlas.

Los peruanos debían identificarlos y no obsequiarles zalemas que no merecen. Quien es cómplice por birlar recursos al Estado en cualquier gobierno, es un traidor a la Patria. Y merece la sanción moral de que todos conozcan quiénes son.

Entonces, los niños tendrán que aprender (porque las actuales generaciones casi están envilecidas) a señalar a estos gaznápiros: ¡ése regaló al Perú! ¡a ese miserable no se le saluda, se le censura!

 

10.02.2024

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