Camisea: primero México, después el Perú

Por Humberto Campodónico

Las Bases del Proceso de Licitación del Gas de Camisea presentadas por el Consorcio Camisea dicen lo siguiente en el acápite 2: “Conforme a la certificación emitida por el consultor independiente Gaffney & Cline, al 28 de febrero de 2009, las reservas probadas de gas natural del Lote 88 ascienden a 6.9 TCF”.

Reservas de gas natural de los Lotes 88 56 (en billones de pies cúbicos, TCF)


Esto quiere decir que el Consorcio Camisea solo puede comercializar gas del Lote 88 hasta por esa cantidad de 6.9 TCF de reservas probadas. Que en ese mismo Lote existan reservas de gas “in situ” y también “reservas de gas recuperables” (ver cuadro), las mismas que podrían convertirse más adelante en reservas probadas, no modifica un ápice la cantidad de reservas que se pueden comercializar hoy. Además, todas las reservas del Lote 56 están destinadas exclusivamente a la exportación.

La consecuencia directa es que las empresas nacionales que se presentaron al concurso  (pagando US$ 10,000 para adquirir las Bases) van a tener que pelearse los 80 millones de pies cúbicos diarios (mmpcd) que va a licitar el Consorcio Camisea.

Originalmente había 32 empresas, pero muchas se desanimaron por la poca oferta, por lo cual ahora solo quedan 11 empresas, entre ellas Repsol YTF (socia de Camisea), Irradia, Cementos Lima, Grupo Gloria y Cerámica San Lorenzo.
¿A cuánto asciende la demanda de las empresas que se van a pelear los 80 mmpcd? Fuentes bien informadas dicen que a 300 mmpcd. Si contamos los 200 mmpcd adicionales de las 21 empresas que ya no entraron al concurso, tenemos una demanda insatisfecha de unos 500 mmpcd. Por lo menos.

¿Por qué el consorcio Camisea no puede cubrir la demanda? Porque desde mayo de este año comenzará la exportación de gas a México y el contrato que firmó el consorcio Camisea con el operador del Gas Natural Licuado, Perú LNG, lo obliga a “guardarle” las reservas que necesita por el plazo de 18 años que dura la exportación (aún si ese gas lo va a ir utilizando poco a poco).

Está confirmado, entonces, que el gas barato del Lote 88, el “regalo de Dios” que nos dejó la Shell, se va para la exportación y no al mercado interno. Se confirma, también, que el discurso de Alan García el 28 de julio pasado (“el gas es para el desarrollo del Perú y después para la exportación, si existe de manera suficiente”) no fue otra cosa que “un saludo a la bandera”.

Para que no queden dudas de que la exportación viene primero, las bases de la licitación de los 80 mmpcd dicen: “La asignación de gas por parte del Consorcio será realizada de acuerdo con la ley aplicable y sujeta a los términos y condiciones de todos los contratos de suministro de gas celebrados por el Consorcio con anterioridad a la Fecha de Suscripción, los cuales prevalecerán (todos los cuales son de público conocimiento)”.

Más claro ni el agua. Entre los contratos que “prevalecerán” está el de exportación a México, para el cual se van a “guardar” 4.1 TCF, que, por lo tanto, no pueden ir al mercado interno. Todo eso lo consiguieron los “lobbys” cuando lograron renegociar el contrato del Lote 88 en enero del 2006 (después de modificar leyes y reglamentos) para que ese gas barato, de precio regulado, se pueda exportar a México.

Eso no debe suceder. Primero el Perú, después la exportación. Todavía hay tiempo para restablecer el respeto a la estabilidad jurídica del contrato del 2000, anulando la renegociación entreguista del 2006 del Lote 88, que el propio García denunció.

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