Guerra del Pacífico, terrorismo y armamentismoEl repase criminal chileno
Chile, precursor del terrorismo internacional


Estos días que el terrorismo vuelve a alzar la cabeza en nuestro país, en atención a nuestros lectores peruanos, pero también a los cada vez más numerosos lectores chilenos, estamos rescatando del olvido a Patricio Lynch y ponemos de relieve la repercusión y actualidad de sus acciones en el quehacer nacional e internacional.

Si miramos el mapa de América del Sur, notaremos que, por ejemplo, Brasil no tiene frontera con el Ecuador. Para que tengan límite fronterizo, el paso previo sería que Brasil se apodere de una franja de territorio colombiano o de territorio peruano; sólo así podría llegar a haber frontera entre Ecuador y Brasil.


¿Parece fantasía que una cosa así pueda ocurrir en la historia? La respuesta es no; no es fantasía. Hasta antes de la Guerra del Pacífico, Perú y Chile no eran países limítrofes, entre los dos estaba Bolivia. Y lo que pasó es que Chile, país delincuente, hizo justamente lo necesario para tener límites con el Perú: robó el territorio boliviano intermedio entre Chile y Perú y además se apoderó de Arica y Tarapacá, territorio peruano que hasta el día de hoy usurpa ilegalmente.

Consecuentemente, culminada la Guerra del Pacífico, Chile pasó a tener frontera con el Perú. En ese sentido, Chile es un pionero en el delito internacional: previo robo de la costa boliviana, ha logrado tener frontera con el Perú. Pero esta no es la única primicia criminal de Chile, puesto que durante la Guerra del Pacífico plantó en el continente y en el mundo el árbol corrupto y venenoso del terrorismo.

En efecto, antes de que a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX el terrorismo surgiera en Europa, y mucho antes de que en el Perú Sendero Luminoso (SL) y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) se lanzaran a su aventura de muerte y destrucción, mucho antes de que Osama Bin Laden cometiese sus delitos, el chileno asesino, ladrón y terrorista Patricio Lynch, capitán de navío de la armada chilena, se dedicó durante la Guerra del Pacífico —entre 1879 y 1883—, en el invadido territorio peruano, a dinamitar estaciones de ferrocarril e ingenios azucareros, a destruir muelles, a cobrar cupos a la población civil, a asesinar a civiles inocentes, a incendiar aldeas enteras, entre otros crímenes.

Tan siniestro personaje es el patriarca e inspirador del terrorismo, por lo cual es muy respetado entre los integrantes de SL y el MRTA. Además, para provocar al Perú y poner a prueba la incondicional servidumbre del gobierno aprista y de algunos marinos peruanos sirvientes de Chile, la armada chilena planea que su barco de guerra Patricio Lynch visite el Perú en un momento “oportuno” y se le rinda homenaje. ¡Peruanos sirvientes rindiendo pleitesía al terrorista chileno Patricio Lynch!, ¡peruanos sirvientes haciendo apología del terrorismo!, eso es lo que desea Chile, país delincuente y enemigo mortal del Perú.

Esto significa que a los chilenos no les basta apoderarse del territorio de sus vecinos Bolivia y Perú, sino que además —con la complicidad del gobierno aprista de Alan García, sirviente prochileno— controlan la economía del Perú y quieren también que se respete la memoria de personajes como el inmundo terrorista Patricio Lynch y el hampón basura Arturo Prat, que murió intentando asesinar a Miguel Grau, motivo por el cual Allan Wagner y algunos prochilenos marinos peruanos, deleitados por la sinvergüencería de la bazofia Arturo Prat, le han levantado un monumento en la escuela naval de la Marina de Guerra del Perú, como testimonio de su admiración por su participación en la guerra de agresión contra el Perú y por ese intento de asesinato.

Un país como Chile, organizado para el robo y el asesinato, y que basa su prosperidad en el robo de territorios y recursos naturales de sus vecinos, es natural que invierta grandes sumas de dinero para armarse bien. ¿Qué ladrón va a estar tranquilo sabiendo que sus víctimas quieren recuperar lo robado? He ahí la explicación del armamentismo chileno: se arman para conservar los territorios robados a Argentina, Bolivia y Perú y para poder emprender otras guerras de conquista. ¡Para los chilenos, el robo y el crimen es su divisa!
 
 
Ver artículos relacionados