Historia, madre y maestra
La tragedia del 79; Alfonso Bouroncle Carreón, Studium, Lima

Guerra Perú-Chile 1879. 24 Intolerancia de Piérola

El Comercio
El Dictador no toleró críticas y cuando éstas se produjeron en relación a los reclamos de Dreyfus por el contrato suscrito con el Crédito Industrial por los encargados Rosas y Goyeneche, que al decir del primero, era lo mejor posible que se pudo lograr en vista de las circunstancias.

 

Comentario favorable a dicho contrato publicó "El Comercio" el 10 de enero de 1880, basándose en correspondencia procedente de París. Editorialmente hizo notar que la casa Dreyfus había ofrecido en su reclamación presentada un año atrás, una transacción en la cual hizo una rebaja del sesenta por ciento. En el nuevo reclamo ignoró tal posibilidad.

¡Que se pusiera en tela de juicio la honorabilidad de Dreyfus!, rebasó cualquier tolerancia que Piérola pudiera tener, por lo cual, el 12 de enero, en carta pública dirigida a su Secretario de Gobierno, expresó que, la carta de París publicada fue fraguada en Lima y pide que se constituya en el citado diario exigiendo el original de dicha carta. En su escrito, expresa: (57).

"La prensa de Lima en su mayoría y muy especialmente "El Comercio" ha sido hasta hoy el principal cooperador del abuso político y administrativo que hemos venido a destruir, de la tiranía y la explotación pública de los últimos siete años, de la farsa y el engaño sistemático que ha traído al país al punto en que le hallamos. Es preciso que esto cese y cese inmediatamente. . . Yo no conozco delito mas enorme que el tráfico de las ideas y la especulación hecha por la prensa que le sirve de medio para difundirlas. Desgraciadamente la nuestra, salvo honrosas excepciones, ha calumniado sin embozo, ni correctivo y ha ayudado sin escrúpulo y por paga, de lo que tengo pruebas recibidas, a los que sin conciencia, han especulado con los tesoros y los mas caros intereses del país. La discusión libre de los asuntos públicos, comenzando por los actos de gobierno, es y debe ser nuestra más grande aspiración; pero no es aquella posible si impunemente puede faltarse a la verdad y deliberadamente se emplea la prensa en engañar".

En el mismo documento señaló que se tomaría "ejemplar represalia".

Pese a la autenticidad de las dos cartas provenientes del corresponsal en París y violando en forma específica el artículo 7 de su propio Estatuto que garantizó la libertad de prensa, por resolución del 16 de enero de 1880 y suscrita por el Ministro de Gobierno y Policía, Nemesio Orbegoso y él refrendó, dispuso la prohibición a "El Comercio" de publicarse en lo sucesivo e igualmente de cualquier otro diario que pudiera salir de la misma imprenta, señalando entre otros aspectos en su parte considerativa: (58).

"Que lo acaecido con este diario no es sino una prueba del deliberando y persistente propósito de continuar favorecido por la impunidad de que ha gozado hasta hoy, empleando la prensa como medio de extraviar el juicio público, forjando calumnias e imposturas con grave daño de la moral, de los intereses generales del país y de la institución misma de la prensa".

Tal como comenta Basadre, la medida adoptada por Piérola fue (59) "violenta y arbitraria, y por lo tanto, resulta condenable", seguidamente puntualiza que por muchos poderes que se irrogara, no podía ser juez y parte e invadir la competencia del Poder Judicial y por ello, sin previo juicio, imponer sanción de tal drasticidad, colocándose a la altura de cualquier tiranuelo que no tolera crítica alguna y por voluntad propia resuelve por encima dé la competencia de otros poderes.

"El Comercio" permaneció cerrado durante la dictadura y ocupación chilena hasta el Tratado de Ancón, saliendo nuevamente a la circulación el 22 de octubre de 1883.

En el país, durante sus años republicanos, ese atropello fue repetido múltiples veces, pero en ese caso particular, resultó sugerente que Piérola no procedió con serenidad y de acuerdo a la ley, sino, se dejó dominar por sus pasiones: de ira, cólera u odio, indicativos de lo anormal de su proceder. Lo arbitrario de su conducta quedó corroborado al enviar a prisión al ex ministro de Hacienda del gobierno anterior José María Químper, cuyo único delito fue haber cumplido con su deber, tan es así que la Corte Suprema mandó sobreseer la causa.