Chile: País ladrón y carente de vergüenza.

Escribe: César Vásquez Bazán

Historiador chileno Gonzalo Bulnes describe una de las extorsiones practicadas por Ambrosio Letelier en su tristemente célebre expedición a la sierra central del Perú. Letelier obtuvo con la extorsión el equivalente de un millón cien mil dólares del día de hoy (Bulnes 1919: 32-33).

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Extorsionar es obtener algo por la fuerza, la violencia, la amenaza o el engaño.

La extorsión fue el principal método usado por los saqueadores chilenos para robar al Perú, a los peruanos y a los extranjeros avencidados en nuestro país, como lo prueban las expediciones de los criminales de guerra y vándalos chilenos Lynch, Lagos y Letelier.

Un ejemplo ilustrativo de la extorsión chilena por dinero es ofrecido por el cupo de cincuenta mil pesos plata —equivalentes hoy a US$1,135,000— impuesto por Ambrosio Letelier a Emmanuele Chiessa, sexagenario comerciante italiano de la ciudad de Cerro de Pasco. Los asaltantes chilenos estimaron que Chiessa, por estar dedicado a los negocios, debería contar con un capital de trabajo que podría liquidar para pagar el cupo que se le había impuesto.

Letelier montó un juicio contra Chiessa en el que lo acusó de apoyar al Perú. Se le recordó que había sido padrino de la bandera de una columna de infantería peruana que había organizado en 1879 y que había donado cuatrocientos pesos en una campaña patriótica.

Como era de esperarse, los jueces declararon culpable a Chiessa y lo condenaron a muerte, sabedores de que intentaría salvar la vida pagando rescate.

Fue así como Emmanuele Chiessa debió entregar 39,000 pesos de plata como cupo por su vida, dinero sobre el cual informa el caco Letelier en su parte del 14 de julio de 1881.

En su libro sobre la Guerra del Pacífico, el historiador chileno Gonzalo Bulnes describió en los siguientes términos los incidentes de la extorsión practicada por el teniente coronel del ejército de Chile Ambrosio Letelier.

© César Vásquez Bazán, 2012


El caso de Chiessa o Iglesias

Escribe: Gonzalo Bulnes

"Consecuencia de estas disposiciones fue un hecho grave ocurrido a un italiano de Cerro de Pasco llamado Emmanuele Chiessa el cual designan los documentos de la época con el nombre españolizado de Manuel Iglesias.

Chiessa o Iglesias tenía sesenta años de edad y estaba avecindado desde largo tiempo en Cerro de Pasco, donde se dedicaba al comercio, y gozaba de una situación estimada en su pequeña colonia local. Quería al Perú su tierra de adopción, y habiéndose organizado allí una columna de infantería en 1879, aceptó ser padrino de su bandera en un acto que se realizó en la plaza del pueblo, y además erogó cuatrocientos pesos en una suscripción patriótica en favor del Perú. El comandante en jefe [Letelier] resucitó el delito, si tal puede llamarse, y lo mandó procesar. El juicio se substanció con rapidez. Tres testigos declararon haber visto al reo ejecutar el acto que se le imputaba, lo cual tampoco negó Chiessa, puesto que había sido público, y con esos antecedentes el fiscal pidió para él la pena de muerte y la confirmó el Comandante en jefe [Letelier].

Puesto en capilla la población se alarmó, con especialidad los italianos, y la habitación de Letelier se llenó de gente pidiéndole la conmutación de la pena. Éste convino en sustituirla por un rescate de 50,000 pesos en plata, y como Chiessa no pudiera reunir entregando cuanto tenía sino 39,000, el vecindario completó la diferencia con erogaciones en dinero y en especies.

El Ministro italiano en Lima formuló una reclamación ante el Cuartel General por este atentado, que los defensores de Letelier excusaban diciendo que Chiessa había perdido su carácter neutral por aquellos actos, como si por perder la neutralidad se quedase fuera de las garantías de la humanidad y de la civilización. Iguales procedimientos observaban los jefes de destacamentos [chilenos] en las poblaciones [peruanas] que ocupaban. Mas que campaña militar la Expedición [Letelier] se trasformó en una gran requisición de dinero a mano armada, con el concurso de los peores elementos sociales. Peruanos degradados se ofrecían a delatar a sus compatriotas, y daban datos para formar las listas de los cupos, denunciar los escondites de dinero y calificar los bienes de los ausentes, y la tropa chilena servía de auxiliar a ese espionaje ignominioso".

Fuente chilena

Bulnes, Gonzalo. 1919. Guerra del Pacífico. Ocupación del Perú. La paz. Valparaíso: Sociedad Imprenta y Litografía Universo.

Septiembre 27, 2012


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