Grau es un pobre hombre sin voluntad propia

Nació para ser siempre mandado. Desciende a ser un miserable.

Escribe: César Vásquez Bazán

No pasa de ser un ridículo teniente de Lizardo Montero. Así se expresaba del Héroe Miguel Grau ese falso valor de la marina peruana llamado Aurelio García y García.

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Carta de Aurelio García y García a José María Salcedo en la que García y García opina sobre Miguel Grau

En 1865, el teniente primero de la marina peruana Miguel Grau, comandante de la corbeta Unión,  se alzó contra el gobierno de Juan Antonio Pezet, en protesta por la suscripción del tratado Vivanco-Pareja con los invasores españoles. De esta manera, Grau se plegó al pronunciamiento de diversas unidades navales contra el presidente en ejercicio, insurrección que era promovida por Lizardo Montero y que se identificaba con el levantamiento organizado por Mariano Ignacio Prado.

A raíz de estos acontecimientos, en septiembre de 1865 el capitán de corbeta Aurelio García y García dirigió una carta a su superior, el capitán de navío José María Salcedo, en la que profirió severas descalificaciones a la actitud de rebeldía de Grau. (La posición pezetista de García y García puede entenderse si se recuerda que don Aurelio había obtenido del presidente Pezet la gracia que éste fuera su padrino de matrimonio.)

Es importante precisar que, en esos años, la marina peruana se encontraba penetrada por oficiales navales con militancia política definida. Aurelio García y García fue uno de esos oficiales y siempre se distinguió por sus ambiciones de ascenso personal, las mismas que a lo largo de su carrera lo llevaron a cambiar de camiseta de acuerdo con la dirección en que soplaban los vientos de la política. Luego de ser pezetista, García y García se convirtió en fundador del Partido Civil, al igual que su hermano José Antonio. Apoyó por ello a Prado, lo cual no le impidió entenderse luego con el gran enemigo de Prado −don Nicolás de Piérola− de quien llegó a ser Secretario General de Estado y único ministro.

La misiva que publicamos también demuestra la preocupación de García y García con el posible rol competidor dentro de la Marina Peruana que significaba para él la creciente estrella de Miguel Grau. Con Aurelio García y García se tiene un ejemplo del arribista que, en busca del éxito individual, soba a la autoridad superior (Pezet) y raja de los competidores (Grau y Montero).

Carta del capitán de corbeta Aurelio García y García al capitán de navío José María Salcedo en la que García y García opina sobre el teniente primero Miguel Grau
 
  París, septiembre 8, 1865
 
Bien dolorosa es la impresión causada en mi ánimo por la pérfida conducta de Grau. Este pobre hombre sin voluntad propia nació para ser siempre mandado, y es indudable que en todas las circunstancias de su vida estará a la merced del primer intrigante que desee explotarlo como acaban de hacerlo Casós y Pacheco. Pudo convertirse en un héroe y desciende a ser un miserable. Si, olvidando los deberes militares y del honor, sólo quería atender a su propia conveniencia, ésta lo llamaba al lado del Gobierno, pues allá iba a componer el primer papel por los momentos en que llegaba y la naturaleza de su buque, en tanto que enrolándose a la revolución no pasaba de un ridículo teniente del pieza Montero.

¡Cuánta decepción! ¿Quiénes son los hombres de confianza para lo futuro? Esto concluye con las últimas esperanzas que podían tenerse para la regeneración del país.

Fuente: José María Salcedo. 1867. Esposición que José M. Salcedo hace a sus amigos, relativa a su conducta observada desde el 14 de abril 1864, día en que tuvo lugar la toma de las Islas de Chincha por la escuadra española. Gante: Imprenta de Eug. Vanderhaeghen, página 132.

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