Por Javier Lajo Lazo*

En estos últimos meses se vienen escuchando tambores de guerra, cada vez más fuertes a medida que pasan las conversaciones en el Tribuna de La Haya sobre el diferendo entre Bolivia y Chile, por la salida al mar para el primero, y la negativa y cerrazón absoluta del país con litoral más largo del continente sudamericano con 4, 270 Kms de playas, bañadas por el Océano Pacífico.

En 1879, en la guerra que enfrentaron Perú con Bolivia y contra Chile, en realidad se enfrentaron las naciones quechua y aymara, contra el imperio británico. Ya anteriormente desde 1836 hasta 1839 se dio el enfrentamiento armado entre la Confederación Peruano--boliviana y la coalición formada por la República de Chile y ciertos “peruanos” criollos contrarios a la Confederación. Entonces la naturaleza de estas guerras son pues sinuosas y no muy patriotas. Estemos seguros entonces que en 1879 se daba un proceso de recomposición confederativa quechua-aymara, naciones que representadas por los países “independientes" de Perú y Bolivia entraron en conflicto con el proceso criollo del proyecto-país de Chile que arrinconaba al sur del río Bío-bío a la indomable nación wallmapu o mapuche. Al final de la contienda bélica en 1883, el ejército británico-chileno, deja "encerrados" a los aimaras bolivianos, sin mar ni litoral, y se retiran velozmente del Perú, con solo la "prenda territorial" de Tacna, Arica y Tarapacá, y Antofagasta de Bolivia.

Pero, ¿por qué el ejército chileno victorioso, abandona los países ocupados, pudiendo haberse quedado con todo o gran parte del territorio peruano y el boliviano? ¿O, en su defecto, con una mayor prenda territorial?

¿Acaso no tenía ya impedimentos para apropiarse del Lago Titicaca, o del Cusco y de los enormes salares y yacimientos mineros de estaño y plata de Potosí?, ¿se cansaron de guerrear?, ¿se les acabaron las balas?, ¿escaseó el parque, se agotó la munición?, ¿o tuvieron un ataque de arrepentimiento o de piedad?, ¿se aburrieron? No, la lógica de la guerra es muy clara al respecto, ningún ejército de ocupación se retira de territorio tomado a menos que esté en riesgo de una contraofensiva local que le voltee la partida.

Pues la respuesta a la pregunta del porqué se retiran los chilenos es muy simple: las naciones quechua-aymara oprimidas por los países criollos invadidos por sus pares de los ejércitos chilenos, habían entrado a un proceso de re-composición, después de la "guerra relámpago" que diseñaron los estrategas ingleses y preparaban una gran contraofensiva, gracias a un general criollo peruano, Andrés Avelino Cáceres, apodado "el Brujo de los Andes" que "traicionando" a su casta criolla latifundista, se enroló liderando las huestes guerrilleras quechuas del Perú (las famosas montoneras) y emprendiendo la gran campaña de "Las Breñas" avanzaba velozmente por los Andes, reagrupando un poderoso ejército indígena comunero quechua hacia Bolivia. La inercia histórica los haría desembocar en la recomposición de la confederación con el pueblo aymara.

Esta y no otra fue la razón de la puesta en fuga del ejército chileno-británico firmando un tratado de paz en Ancón, cargado de su botín en especies y en territorio, con la complicidad del criollaje "peruanito", de Iglesias, Piérola, etc.

Hoy, las naciones quechua y aimara, de los Andes, tienen, otra vez, dos grandes líderes, tanto en Bolivia con Evo Morales y en Perú con Antauro Humala, que pueden nuevamente enfrentar al enemigo principal liderando y recomponiendo la confederación andina quechua-aimara y radicalizando el proceso natural en que se encuentra más avanzada Bolivia, de culminación de las tareas de-coloniales y la eliminación del colonialismo interno. Y por qué no, la recomposición de la Confederación Andina. Los sendos Estados Plurinacionales que ya rezan las cartas constitucionales de Bolivia y hasta Ecuador, son un buen avance y señalización, y que estos procesos están en ciernes.

Pero el verdadero enemigo hoy, sigue siendo el imperio británico que actúa en el sur a través de una camarilla pequeña de oficiales criollos chilenos y que funcionan al servicio de la corona inglesa y de su poderoso benjamín, que son los Estados Unidos de Norteamérica.

 

30.04.2018
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