Lo que hay que hacer en La Haya

Entrevista a Manuel Rodríguez Cuadros

Chile presenta hoy su dúplica en el proceso por la definición de la frontera marítima con el Perú, que se ventila en la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Con ello terminará la fase escrita. Sobre este tema crucial, que domina por haber sido impulsor de la demanda, y otros puntos de importancia y de su especialidad, habla el embajador y ex canciller Manuel Rodríguez Cuadros.

—¿Que es lo más importante que debe hacer el equipo en La Haya en la fase oral del juicio?
—Cuatro cosas de las cuales dependerá mucho la sentencia:

*Demostrar que el paralelo al que se refiere el Convenio de 1954 —que no es una línea delimitadora entre el Perú y Chile— no constituye una circunstancia pertinente conforme al derecho internacional.

*Demostrar que la extensión de la zona de permisión de 10 millas a cada lado del paralelo que cruza la frontera terrestre, no podía extenderse más allá de 15 o 16 millas hacia la alta mar.

*Esclarecer la naturaleza jurídica del convenio de 1954 en el sentido que no es un tratado de límites ni contiene norma delimitadora alguna. Es un convenio que establece obligaciones de carácter administrativo, tampoco es un convenio pesquero.

*Demostrar que entre el Perú y Chile no existe obligación internacional alguna que mande un límite por el paralelo, ya sea en tratados, en un inexistente derecho consuetudinario regional y menos a través de la aquiescencia.

— Se ha producido una polémica sobre el equipo que defiende al Perú en La Haya, el presidente electo ha dicho que evaluará al equipo, ¿qué opina usted?

—Es normal, responsable y sensato que evalúe. Lo contrario tendría que preocupar. No hay que hacer olas. El no ha adelantado qué decisión tomará. Es muestra de su compromiso con el tema, que además me consta que lo conoce muy bien. Estoy seguro que el presidente tomará la decisión adecuada a los intereses nacionales.

—Usted como jurista, como experto en el tema, ¿aceptaría ser el agente?

—Yo ya he contribuido a la defensa de los derechos del Perú en La Haya. Primero, como canciller, adoptando la decisión, por primera vez en la historia, de resolver el tema; sustentando jurídicamente la posición del Perú y realizando todos los actos previos indispensables para la demanda; adoptando la decisión de presentarla y dejando listo el texto sobre el escritorio de mi sucesor. Segundo, como jurista, he investigado y desarrollado los fundamentos y argumentos jurídicos de la defensa peruana, los mismos que constan en mis libros, Delimitación Marítima con Equidad, el caso del Perú y Chile y “La soberanía marítima del Perú, la controversia entre el Perú y Chile”. La versión inglesa del primero la presentaré los próximos días. En ellos están mis ideas, mis análisis jurídicos, mis aportes. A plena disposición de los equipos de defensa en La Haya. En este asunto que constituye una política de Estado tenemos que sumar.

—Ollanta ha dicho que ya no aplicará la política de cuerdas separadas con Chile. ¿Qué le parece? ¿Cómo cree usted que deben ser las relaciones del nuevo gobierno con Chile?
—Es correcto. Las relaciones deben ser integrales. En todos los ámbitos, estatales y no estatales. Sin temas prohibidos en la agenda que, obviamente, deben incluir la cuestión del desminado de la frontera y las excesivas compras militares. Son relaciones sensibles, de mutuo respeto, que deben ser tratadas con mucha responsabilidad. Equilibradas en el trato recíproco a la inversión y las facilidades al comercio. De cooperación e integración fronteriza. De un diálogo diplomático serio y fluido. Ha hecho muy bien el presidente Humala en abrir una línea directa con Sebastián Piñera. Estoy seguro que ese dialogo dará muy buenos resultados.

—Usted ha sido embajador del Perú en Bolivia, Evo Morales ha dicho que llevará su caso a la Corte de La Haya, ¿es posible eso?, ¿afecta o beneficia al Perú?

—El Perú apoya la demanda Boliviana para superar su enclaustramiento marítimo. Evo Morales tiene el derecho y el deber de concretar este objetivo nacional Boliviano. Su decisión de recurrir a los tribunales internacionales, sin romper el diálogo negociador ha recibido un amplio apoyo nacional, incluidos los expresidentes Quiroga, Mesa, Rodríguez y Paz Zamora. Esa nueva estrategia –que es factible procesalmente— no afecta al Perú, en ningún caso.

Entrevistado destaca la trascendencia del encuentro Ollanta-Obama en Washington.


—El presidente electo visitó Estados Unidos, ¿cuál es el papel de los Estados Unidos actualmente en la región?, ¿han habido cambios de Bush a Obama?, ¿cómo deberían ser las relaciones con Estados Unidos a partir del 28 de julio?
—De asociación con autonomía. Cooperativas. Positivas. Políticamente hay coincidencias esenciales con los EEUU: la defensa de la democracia y los derechos humanos, la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, el retiro de Israel a los territorios de 1967, etc. La agenda económica y comercial es muy positiva. El TLC es un dato de la realidad. Hay que maximizar sus beneficios y minimizar sus inconvenientes. La visita del presidente Humala a Washington ha sido un auspicioso gesto de confianza.

—El presidente electo ha dicho que priorizará sus relaciones con la región, ¿le parece bien? ¿Cómo el Perú puede asociarse al Mercosur? La Comunidad Andina está en crisis? Tiene sentido la comunidad con los TLC con Estados Unidos y otros países?
— Sólo las grandes potencias pueden no priorizar sus entornos regionales. Lo que ha dicho es correcto. El Perú ya es miembro asociado del Mercosur, pero no ha participado activamente. Hay que hacerlo y hay que propiciar una zona de libre comercio sudamericana con la convergencia Comunidad Andina—Mercosur. Obviamente que la Comunidad Andina tiene sentido con los TLC. El valor de nuestras exportaciones a América Latina es casi el mismo que a EEUU, Europa o la China. Todas bordean entre el 15% y el 20% del total. Pero las andinas tienen mayor valor agregado.

—¿Ha sido positiva la gira sudamericana que ha realizado el presidente electo?
—Sí, positiva. El país y el mundo han podido conocer las líneas centrales de la nueva política exterior: una diplomacia moderna e independiente, que no reconoce ni ejes ni áreas de influencia en la región, que quiere corregir el error de ideologizar las relaciones externas. Se han establecido prioridades: la alianza estratégica con Brasil. Definido cambios sustantivos: la relación integral con Chile y la combinación de lo bilateral con lo multilateral en la región. Una relación cooperativa de asociación con autonomía con los Estados Unidos.

—¿Cómo cree que deben ser las relaciones con Brasil? Algunos comentaristas hablan de un subimperialismo brasileño, ¿Brasil es una amenaza?

—Desde 1821 Brasil es el único vecino que no ha tenido con el Perú conflictos bélicos y ha expresado siempre una voluntad de amistad y cooperación. Entre el Perú y el Brasil existe una complementariedad, física, económica, energética y ecológica. Los intereses comunes son muy fuertes. Pese a ello, ha sido una relación históricamente descuidada. Como canciller propicié una alianza estratégica con Brasil. Obviamente, una asociación estratégica entre iguales. Sin desequilibrios. De beneficio y respeto mutuo. El sub imperialismo brasileño es un concepto anacrónico. Brasil, antes que una amenaza ficticia, es el espacio de complementariedad más adecuado para la inserción internacional del Perú en la región.

—¿Por qué es buena una alianza estratégica con el Brasil?
—Porque tienen una definida complementación económica, física, energética, alimentaria, comercial y medioambiental, que recién se está explotando y que, fácilmente, se puede expandir al ámbito del diálogo diplomático, la cooperación militar y la defensa nacional. La transoceánica, el aumento de las inversiones brasileñas en el Perú, el incremento de nuestras exportaciones, los corredores IIRSA este—oeste que articulan los puertos marítimos con la sierra peruana, la Amazonía (Yurimaguas, Iquitos y Pucallpa) e importantes ciudades brasileras (Manaos, Porto Vehlo, Río Branco y Cuiabá), los proyectos de los ferrocarriles bioceánicos y una vocación de sus gobiernos por la democracia con equidad social, son bases objetivas para la alianza.

—En Puno se oponen al acuerdo hecho por el gobierno aprista con el de Brasil para construir la Hidroeléctrica de Inambari. Usted en la campaña electoral se manifestó en contra de que ese proyecto se ejecute, ¿mantiene su posición?
—La central de Inambari como está proyectada no es conveniente para el Perú. La seguridad energética de Puno se obtiene con la construcción de San Gabán 1 y San Gabán 3. Y los efectos negativos de Inambari, en el trazo de la propia Interoceánica y en el medio ambiente hacen, a mi juicio, inviable el proyecto. Fue una mala negociación que hay que revisar. Debe ser un punto de la nueva agenda con el Brasil. Ya lo he dicho: la asociación estratégica debe ser de mutuo beneficio. Y este proyecto no lo es.

—Europa no puede salir de la recesión y las exportaciones, excluyendo materias primas, son relativamente escasas hacia mercados europeos, ¿cómo mejorar las relaciones con Europa?

—Europa, más allá de sus problemas, es un socio indispensable para el Perú. Por sus inversiones, por sus mercados y por la cooperación. ¿Cómo mejorar? Siendo más competitivos económicamente y con instituciones democráticas de mayor calidad. Hay que revalorizar el diálogo político Europa—América Latina y relanzar la cooperación iberoamericana.

“Ha hecho muy bien el presidente Humala en abrir una línea directa con Sebastián Piñera. Estoy seguro que ese dialogo dará muy buenos resultados”.


Política exterior y desarrollo social

—Algunos especialistas dicen que como el Perú sigue creciendo, la cooperación internacional ya no vendrá, ¿es cierto? ¿Se afectarán los programas sociales?

—Sí, en términos generales es cierto. El Perú crece. Pero hay regiones que lejos de crecer tienen indicadores de vida propios del África subsahariana. Cientos de miles de peruanos comen por la cooperación alimentaria, especialmente del PMA. Hay que reconvertir totalmente la política de cooperación internacional. Focalizarla territorialmente en Ayacucho, Abancay, Puno, Cusco y otros bolsones de pobreza extrema. Debe tener un enfoque descentralizado de gestión. Un cambio en ese sentido, creo, permitirá mantener los flujos de cooperación no reembolsable.

—¿Cómo debe ser la política exterior para que refleje las nuevas prioridades sociales del gobierno?
—La agenda social interna del Perú es casi la misma que la agenda social internacional: lucha contra el hambre, la pobreza, la desnutrición, la exclusión, el racismo, erradicación del analfabetismo, mejor redistribución del ingreso, empoderamiento de los pobres y los excluidos, pensión 65. Todos son temas de la agenda internacional. Una de las grandes debilidades de la política exterior actual fue ponerse de espaldas a la agenda social internacional. ¡Qué es la agenda del problema peruano! El nuevo gobierno debe aplicar la Diplomacia Social y la Diplomacia Descentralizada con mucho vigor.

—¿Cuáles cree que deben ser las prioridades internas en el próximo gobierno y cómo la política exterior puede ayudar a su cumplimento?
—Internamente, las prioridades que veo son preservar y aumentar el crecimiento, consolidar la estabilidad macroeconómica y, a partir de ello, aplicar una agresiva política de equidad social y redistribución del ingreso, empoderando a los excluidos y reforzando la democracia y las libertadas. La política exterior, más allá de sus temas propios, debe ser funcional al cumplimiento de esos objetivos nacionales.

—¿Cuál debe ser la nueva diplomacia del Perú en la ONU?

—En los últimos años, el Perú prácticamente desapareció de las Naciones Unidas. Ha tenido una participación muy marginal, mala para nuestros intereses. Fue un error. Hay que corregirlo.

—¿Cree usted que con Humala cambiará la política exterior o será una continuidad de la del actual gobierno?
— Creo que cambiará para bien. La no ideologización es clave. Jugar en todos los tableros del ajedrez, también. Engarzar cada acción en una concepción global de interés nacional, más aún. Pasar de una diplomacia de respuesta a estímulos externos hacia otra de ejecución de un diseño nacional de la política exterior, es el gran paso. En ciertos temas de Estado, obviamente habrá continuidad.

La Primera