Basta de esperar, pedir o exigir un puerto a Chile

Enrique Bachinelo

Según las noticias que llegan de El Mercurio de Chile, sobre el tema marítimo de Bolivia con Chile, el presidente Sebastián Piñera, ha declarado que: «Con Bolivia no hay problemas limítrofes», es decir en otras palabras, el mandatario del Mapocho ha expresado claramente que se mantendrá el diálogo con Bolivia con referencia a algunos puntos que mantiene en su agenda, pero que, luego de una reunión reservada con congresistas chilenos y miembros de la comisión de Relaciones Exteriores del poder Legislativo, manifestaba textualmente: «Quiero decir con mucha claridad, lo mismo que dije durante mi campaña electoral y que ratifico hoy como presidente: Chile no tiene problemas limítrofes con Bolivia. Quedaron todos resueltos con el Tratado de 1904. Y para mí, proteger la soberanía, el territorio y el mar chileno es una prioridad y un compromiso que asumo con mucha responsabilidad».

En otro párrafo de sus declaraciones a la prensa expresaba que: «Se avanzó mucho en la negociación bilateral y Chile tiene una agenda de 13 puntos con Bolivia, pero bajo ninguna circunstancia se podrá brindar a Bolivia una salida soberana al océano Pacifico» y aclaraba: «No soy partidario de ceder territorio, ni mar chileno, ni soberanía chilena, pero soy partidario de facilitar el acceso de Bolivia a los puertos chilenos para su comercio exterior, fomentar mayores lazos de integración económica y de toda índole». Más claro agua. Los bolivianos no pueden vivir con la esperanza de que a Chile se le ablande el corazón y que, a título de «buenas relaciones» nos permitiría tener soberanía en algún puerto del país mapochino. Sueños, vanas ilusiones, esperanzas frustradas. Parece que los bolivianos no entienden o no quieren comprender que Chile, con cualquier presidente de derecha, de izquierda o de línea socialista, reivindicaría el derecho a poseer un puerto con soberanía en el territorio chileno. No. Eso no corre, no funciona. El presidente Piñera y sus congresales tuvieron un encuentro muy significativo el 24 de febrero de 2011 pasado, para definir una posición política con referencia al mar que intenta recuperar Bolivia. Definitivamente los concurrentes a ese conclave rechazaron de plano las pretensiones bolivianas y, más al contrario, se sintieron molestos al saber que Bolivia recurrirá en busca de justicia a la Corte Internacional de la Haya.

El presidente Evo Morales y su cuerpo ejecutivo, conjuntamente con las Fuerzas Armadas y los otros poderes del país andino, la semana pasada han cumplido serie de actos patrióticos para hacer conciencia en la ciudadanía en general, que Bolivia no cesará en el empeño de trabajar por la reivindicación marítima y la recuperación de un puerto con soberanía con el derecho que le asiste de demandar por las vías más aconsejables, para que Chile acceda a esa demanda centenaria. La carga de esperanza de una amplia mayoría y la emoción de muchos son por ahora el principal capital del nuevo gobierno. Esta misma expectativa será también la vara con que seguramente se medirán los logros.

Pero, como analizamos en líneas arriba, Chile ha ratificado su negativa para solucionar este problema y como lógica consecuencia, Bolivia debe tomar el camino de buscar la justicia en el Tribunal Internacional de la Haya y plantear allí, formalmente, la demanda de la devolución de su Litoral, arrebatado por el país araucano en una guerra injusta presionando la firma de un tratado en 1904, bajo la conminatoria de sus fuerzas armadas acantonadas en el Litoral arrebatado en la guerra injusta en 1879.

Como esos trámites serán tediosos y lentos, se deberá conformar una Comisión de Alto Nivel que prepare la documentación adecuada para presentarlo en el Tribunal de Justicia Internacional. Esa Comisión u otra adecuada, deberá residir en la ciudad de la Haya, Holanda, para seguir el curso del juicio. Además, se debería destacar comisiones diplomáticas para hacer conciencia de este problema en el conglomerado de países que integran las Naciones Unidas.

Pero, mientras se corren las gestiones documentales, Bolivia debe mirar con mayor precisión para que sus actividades comerciales se despachen por el puerto de Ilo que el país hermano del Perú ha concedido a Bolivia, por el término de cien años de usufructo para el movimiento económico en el despacho de toda la producción minera de exportación y de otros productos en general que salen al exterior. Así mismo la importación de mercadería producente de los países del Asia, China y Europa, por la vía de Ilo que se conformaría en el principal puerto comercial para Bolivia.

Ya basta de estar lloriqueando por más de cien años por un puerto perdido injustamente. Ahora es el final de los lamentos. Se debe recurrir a la justicia internacional. Cerrar toda actividad comercial con Chile por los puertos de Arica, Iquique, Antofagasta y otros. No esperemos que el gobierno mapochino tenga conmiseración o pretenda prolongar más nuestra desesperación con promesas que nunca las va a cumplir. Basta de esperar, pedir o exigir un puerto que Chile jamás devolverá a Bolivia.

Es posible que el Alto Tribunal de Justicia Internacional pueda ser la respuesta a las demandas de Bolivia, pero ese organismo jurídico no compondrá el problema en un tiempo breve. No, indudablemente que como todo juicio internacional, ello significará gran costo para preparar la documentación a través de una comisión de expertos, luego disponer de un cuerpo de abogados y asesores para que presenten la demanda en el Tribunal Internacional de Justicia en la Haya. Deberán seguir la causa en esa ciudad.

De otro lado Bolivia debería encausar este problema pidiendo a los países amigos su comprensión y apoyo para que este caso fuese tratado, también en el seno de las Naciones Unidas.

En febrero de 1879 Chile ocupó militarmente Antofagasta, para impedir el remate decretado por el gobierno boliviano de las salitreras confiscadas a la Compañía Chilena de Salitres Antofagasta, por haberse negado ésta a pagar las «gravosísimas» contribuciones impuestas por Bolivia, ($b 0.10 por tonelada) con lo cual este país vulneraba los tratados celebrados con Chile 1866 – 1874.

El presidente de Bolivia, Hilarión Daza, impulsado por el gobierno del Perú, regido por el Gral. Mariano Prado, declaró entonces la guerra a Chile. El gobierno peruano fingió mediar amistosamente, pero Chile, que conocía un tratado secreto de alianza ofensiva y defensiva entre el Perú y Bolivia, existente desde 1873, declaró la guerra a ambos el 5 de abril de 1879. Esta fue llamada la Guerra del Pacífico y el resultado fue que la república quedó mutilada. Perdió el Litoral y su salida al mar. Bolivia nació con una extensión de 2.363.769 kilómetros cuadrados; actualmente sólo tiene 1.098.581 Kms2. Se perdió el mar por no ocupar física y geográficamente la costa: Mejillones, Atacama, Antofagasta. Se entregó el guano, el salitre y el cobre a Chile, perdiendo el Litoral.

De momento, reiteramos, se debería cortar todo negocio por los puertos de Arica e Iquique. Basta de estar manteniendo esos puertos con dinero boliviano. Igual o mejor servicio se puede tener con los puertos del Perú: Mollendo, Ilo u otro próximo que cuente con la infraestructura adecuada. Ilo significaría la salvación temporal, pero requiere de una fuerte inversión de capital para adecuar un muelle para el movimiento de carga de salida y entrada. Un camino asfaltado desde La Paz a Ilo previo acuerdo entre partes; es decir, Perú y Bolivia deberían fijar un presupuesto especial para habilitar ese puerto a la brevedad mas posible.

El propósito es patriótico, económico, político y de integración internacional; por tanto lo adecuado es convenir con el Perú la habilitación de Ilo con los equipos adecuados a la nueva tecnología y que ese puerto funcione a su capacidad y que, con el paso de los años cubrirá el costo que indudablemente significaría esta obra. Habilitar Ilo como puerto y muelle con capacidad de recibir a barcos de gran calado que nos hagan llegar los productos comerciales que ingresen al país y de igual manera, la salida de nuestra exportación: minerales, alimentos, artesanías, maderas, etc. Es decir un sin fin de cosas que el país puede vender y, asimismo recibir de los asiáticos la mercadería para su comercialización interna.

Una virtud necesaria para vencer en la vida es La Persistencia. Los griegos no se iban a ir nunca hasta no vencer. Ellos sabían que no hay piedra que no se rompa, ni pared que no se derrumbe si seguían golpeando. El coraje es importante por que sin él no lograremos nada.

«No debemos perder la fe en la humanidad, que es como un océano: no se ensucia por que algunas de sus gotas estén sucias».

Gandhi.