El primer Congreso de Delimitación Marítima


Escribe: Juan Carlos Herrera Tello (*)


Durante los días 4, 5 y 6 de febrero del presente año se realizó con muy buenos auspicios académicos un Congreso Internacional de un tema trascendental para el reclamo ante la Corte Internacional de Justicia de la Haya: Nuestro diferendo fronterizo marítimo con Chile.


Desde inicios del siglo pasado no se daba en apertura una serie de postulados para defender nuestra integridad territorial, para lo cual la Universidad Tecnológica del Perú se ha convertido en la Universidad de San Marcos de 1909, y su Centro de Convenciones por las ponencias a las que hemos asistido se convirtió en el Teatro Forero de hace un siglo.

Hacemos estas comparaciones históricas porque en asuntos internacionales desde 1985 que se firmó el Acta de Lima por Allan Wagner hasta lo que se llama Acta de Ejecución del Tratado de 1929, no ha habido una apertura académica de las proporciones que en conjunto con el Instituto Latinoamericano de Derecho Internacional (ILADIR) se han expuesto sobre la delimitación marítima.

Es innegable que desde el conocimiento de la existencia del Acta de Lima en 1985, hubieron eventos académicos y la posición peruana estaba debilitada ante aquellos que con secretismos y bajo un cerrojo total, se impusieron ante el patriotismo de muchísimos peruanos que solo buscaban conocer la realidad de negociaciones que a simple lectura de sus documentos demostraban un halo a capitulación.

Así ocurrió también con las Convenciones de Lima en 1993 y las apresuradas negociaciones “informales”, para llegar a eso que le llaman Acta de Cumplimiento del Tratado de 1999. Solo los buenos auspicios de los tacneños y de algunos intelectuales de Lima es que se daba a conocer las deficiencias de esos acuerdos y para ello citaremos algunos nombres eminentes: Soto León Velarde, Felipe Valdiviezo Belaunde, Jorge Chávez Quelopana, Gustavo Pons Muzzo y Alfonso Benavides Correa entre otros.

Hoy, con tratadistas internacionales de Italia, España y Nicaragua así como una amplia exposición de académicos peruanos; se ha dado el marco jurídico inigualable con la nutrida jurisprudencia y casuística internacional que la Corte de la Haya ha resuelto temas como el nuestro y favorables a nuestra posición.

La ponderación, así como el debate alturado de las ponencias, nos remontaron a como antes el país entero se reunía en los principales centros culturales a oír a sus intelectuales a que les demuestren que el reclamo del Perú por Tacna y Arica no solo es justo sino jurídicamente posible.

Ahora que se ha realizado esta apertura del conocimiento en torno de nuestras relaciones internacionales y en especial la consolidación de lo que en la realidad ya es nuestro alegato ante la Corte, y me refiero al texto del Embajador Manuel Rodríguez Cuadros, “Delimitación Marítima con Equidad”, resta solo aplaudir la iniciativa de esta novísima Universidad, Tecnológica del Perú que en conjunto con el ILADIR han contribuido a que nuestra capital haya sido la sede del Derecho Internacional Público durante los días en que duró el Congreso, y con ello fortalecer la posición peruana sin patrioterismos, sin nacionalismos exacerbados, imponiéndose a todo la razón y el derecho.

En lo personal me quedo con la postura académica del Embajador Manuel Rodríguez Cuadros, que ha desmenuzado todo el contencioso con una gran capacidad de síntesis demostrando la valides de nuestro reclamo internacional; por otro lado también me quedo con el realismo del Dr. Fernan Altuve – Febres, quien estableció una serie de premisas de lo que pueda ser el futuro si no tenemos capacidad de disuasión como la tuvimos en 1929.

Por todo ello creemos que el éxito de este Primer Congreso Internacional de Delimitación Marítima ha sido un éxito académico sin precedentes y realizado por una Universidad Particular tomando una posta que debió tenerla la Cancillería o el Estado peruano que siguen en el secretismo el que nos ha llevado a lo que todos conocemos.

Así como podemos estar de acuerdo con posiciones como las ya mencionadas también estamos en desacuerdo con algunos que han estado presentes en el Congreso como expositores y han contribuido a negociaciones funestas para el país, u otros que critican al gobierno olvidándose lo que hicieron cuando también lo fueron; pero no es momento de endilgar ni estampar acusaciones, es momento de unir y a ello debemos contribuir todos aquellos que deseamos el bienestar de nuestra patria. Los personalismos y la política quedan a un lado cuando se trata del Perú.

Pero con ello, no puedo ocultar mi extrañeza que en la comisión especial que ve el caso en la Haya no se encuentren aquellos que ya han demostrado su capacidad en este campo, en especial aquellos con quienes me he adherido a sus ponencias.

(*) Abogado
Asesor en Asuntos Internacionales