En el diario limeño La República del 27 de julio de este año, con el título “La justicia de nuestros tiempos”, se lee en la columna de Diego García Sayán:

Los de ahora son tiempos en los que emerge un nuevo derecho y una nueva cultura jurídica. En ello América Latina viene situándose a la vanguardia junto con Europa. Los tratados internacionales de derechos humanos se han convertido en piezas jurídicas fundamentales que deben ser no sólo de obligatorio cumplimiento sino, lo que es más importante, como marco al que deben adecuarse la conducta de todas las autoridades. Jueces incluidos, por cierto. Que están obligados a que sus decisiones sean compatibles no sólo con la Constitución de su país sino con los tratados de derechos humanos y la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

 

Comentario

1) Hay error de concordancia entre el verbo y el sujeto en “emerge un nuevo derecho y una nueva cultura jurídica”, porque el verbo emerge indica singular plural, pero a “un nuevo derecho y una nueva cultura jurídica” corresponde número plural.

2) Otro error de concordancia entre el verbo y el sujeto en “deben adecuarse la conducta”, porque el verbo “deben” indica plural, pero “conducta” es singular.

3) Deficiente complementación con “ser de…” Tenemos “deben ser no solo de obligatorio cumplimiento sino […] como marco al que…”, donde la expresión “no solo… sino” introduce un primer elemento —“de obligatorio cumplimiento”— que se espera sea seguido por otro que también empiece con de, no con como. Como veremos, esto se resuelve añadiendo otro verbo.

4) Tras “cierto” en “por cierto. Que están obligados” no debe colocarse punto seguido, sino coma.

Con los cambios tenemos:


Los de ahora son tiempos en los que emergen un nuevo derecho y una nueva cultura jurídica. En ello América Latina viene situándose a la vanguardia junto con Europa. Los tratados internacionales de derechos humanos se han convertido en piezas jurídicas fundamentales que deben ser no sólo de obligatorio cumplimiento sino, lo que es más importante, servir como marco al que debe adecuarse la conducta de todas las autoridades. Jueces incluidos, por cierto, que están obligados a que sus decisiones sean compatibles no sólo con la Constitución de su país sino con los tratados de derechos humanos y la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.