En el diario limeño El Comercio del 29 de diciembre de este año, con el título “Ironías del año: cosas que aprendiste en el 2018”, se lee en la columna de Fernando Vivas:

 

No lo decimos los malpensados, lo ha dicho el mismísimo Tribunal Constitucional. En su sentencia sobre la demanda de inconstitucionalidad contra el cambio en el Reglamento del Congreso sobre la cuestión de confianza, los tribunos advirtieron que no hubo suficiente tiempo y claridad al deliberar lo que se aprobó.

 

Comentario

1) No porque se trate del Tribunal Constitucional (o cualquier otro tribunal) tenemos que emplear el sustantivo “tribuno” para sus miembros. Hay periodistas que incluso dicen “tribuno” a los congresistas. Como sabemos, muchos de estos sujetos de nuestro Congreso de la República son ignorantes o delincuentes, situación que hace todavía más ridículo el uso de tal término para ellos.

Tribuno, como precisa el Diccionario de la Lengua Española, es un “Orador político que mueve a la multitud con elocuencia fogosa y apasionada”. Ser magistrado de un tribunal no implica ser un tribuno, pues basta con sus conocimientos jurídicos, pueden ser no muy elocuentes, y sobre todo, no deben ser políticos. Las demás acepciones del diccionario son para la Historia de Roma.

2) Decimos en 2018, no “en el 2018”.

 

Podemos decir por ejemplo:

Ironías del año: cosas que aprendiste en 2018

No lo decimos los malpensados, lo ha dicho el mismísimo Tribunal Constitucional. En su sentencia sobre la demanda de inconstitucionalidad contra el cambio en el Reglamento del Congreso sobre la cuestión de confianza, los magistrados advirtieron que no hubo suficiente tiempo y claridad al deliberar lo que se aprobó.