burro lenguaPor Rocío Ferrel

El ministerio de Educación (Minedu) no sólo está enseñando la estupidez a los menores a incitarlos a usar sin ningún cuidado las normas de nuestro idioma, sino que está sembrando el odio de clases con este pretexto, adoctrinándolos en la teoría que plantea la existencia de “grupos de poder” que los oprimen para que se hable de una forma determinada.

 

El Minedu está lleno de personas con un bajo nivel intelectual y de formación en nuestro idioma, muchas veces por pereza mental, más que por carencia de recursos, y en lugar de estimular a los menores a ejercitar sus habilidades cognitivas buscan aplastar sus neuronas para que no se ejerciten con las grandes posibilidades que ofrece el lenguaje para desarrollar las capacidades intelectuales.

En su “enseñanza”, culpan a los “grupos de poder” de ser responsables de la “discriminación” contra quienes hablan mal. Quieren ver discriminación donde lo único que hay es corrección e incorrección.

Todo idioma se habla muy bien, bien, mal o muy mal, eso es lo único que existe. Un quechua, inglés, francés, o chino puede hablar mal o bien el español. Decir que lo habla mal no es discriminar y a un profesor se le paga para que enseñe a hablar bien el idioma y no de cualquier manera.

«Esta situación se debe a que los grupos que tienen el poder económico y político imponen sus ideas y costumbres, es decir, su cultura, como la única válida y legítima en la sociedad. De esta manera, las manifestaciones culturales que son diferentes a la de los grupos de poder son juzgadas negativamente. Entre las manifestaciones culturales juzgadas así se encuentran las diversas variedades de castellano que no coinciden con la de los grupos de poder. La variedad lingüística de estos grupos, la llamada variedad estándar, es una variedad social a la que se accede a través de instituciones educativas privilegiadas», dicen en su explicación.

«En instituciones educativas la variedad estándar es la correcta (…) Desde el punto de vista lingüístico, esta idea es un mito sin ningún sustento científico. Todas las variedades del castellano, tanto la estándar como las otras, se caracterizan por tener diferentes rasgos lingüísticos, pero ninguno de ellos es superior o inferior a otro ni constituyen errores en ningún sentido», indican, y añaden que «La escuela debe asumir una postura intercultural, es decir, debe introducir la variedad estándar, pero legitimando las otras variedades del castellano».

¿Para eso mantenemos con dinero del Estado a estos resentidos?

Tales sujetos del Minedu no se enteran de que hay una forma culta, una forma popular y una forma vulgar de expresarse y que ningún padre de familia, por pobre que sea, envía a sus hijos para que aprendan vulgaridades sino precisamente para que se desprendan de ellas y sepan desenvolverse de la mejor manera en el futuro.

En todo el mundo la enseñanza de un idioma apunta a la forma culta, no a la popular ni la vulgar. Sin un lenguaje correcto ni siquiera sería posible el entendimiento en artículos académicos.

Ya se sabe que con el tiempo surgen neologismos, modismos, regionalismos, pero en un espacio y tiempo determinado hay una forma correcta o incorrecta de expresarse.

Los alumnos no deberían escuchar clases para entrar en confusión ni en Babel, sino para tener claridad.

Y lo segundo, ¿por qué sembrar el odio de clases entre los escolares? ¿Por qué predicar la lucha de clases con el pretexto del idioma? Si eso hacen en la enseñanza del lenguaje, definitivamente serán peores las ideologías oscuras con las cuales envenenarán a los estudiantes al tocar temas netamente sociales.