Vídeo: multitudinario entierro de niño descuartizado que conmociona a Nueva York

Su asesinato ocurrió el primer día que sus padres le permitieron regresar solo a su casa

El descuartizamiento del niño Leiby Kletzky conmociona a Nueva York, en especial a la comunidad judía a la cual pertenecen la víctima y el victimario, donde más de ocho mil personas vestidas de negro, en su mayoría judíos, acompañaron el entierro anoche, pugnando por acercarse al ataúd.


Era la primera vez que los padres permitieron a Leiby Kletzky regresar solo a casa, como éste lo había pedido. La semana próxima iba a cumplir nueve años. El niño salió este lunes de un campamento infantil ubicado en la calle 44 del barrio de Brooklyn. Con sus padres habían acordado encontrarse en una esquina a unas ocho cuadras del lugar.

Conforme avanzó, tras siete cuadras el menor se desorientó y estuvo parado unos minutos en una esquina hasta  que decidió preguntar cómo llegar, pero quien lo abordó fue su asesino, Levi Aron, de 35 años, el cual lo hizo subir a su auto para conducirlo a su departamento, donde lo ultimó y descuartizó.

Cuando los padres esperaron y el niño no llegó, decidieron alertar al barrio y después a la policía y a la prensa, que convocó a cientos de voluntarios en la búsqueda, que juntaron 100 mil dólares para recompensar a quien dé razón del paradero del desaparecido.

La cámara mostró las últimas imágenes del niño con vida.


La policía,  investigando las cámaras de seguridad identificó al criminal, que fue capturado al día siguiente en su domicilio, donde guardaba en el refrigerador (cuya manija estaba ensangrentada)  parte de los restos desmembrados del niño. Otras partas las había arrojado a la basura en otro lugar, donde fueron hallados por las autoridades.

Desde el momento en que la policía había cercado la escena del crimen, a ese lugar se congregaron a presenciar judíos ortodoxos usando la kipá, mientras que cuatro rabinos fueron a consolar a los padres de Leiby en su domicilio.

Muchos de los asistentes a los funerales de Leiby, separados hombres de mujeres, según la costumbre de los hasidim, se mantuvieron en la calle al rebasarse la capacidad del patio de una escuela con sinagoga y pudieron evitar romper en llanto, mientras la policía vigilaba que la ceremonia se desarrolle en orden.

El féretro, cubierto con un manto negro, llegó en un vehículo de donde fue ubicado en un podio para un servicio de una media hora, realizado por tres rabinos en hebreo y yiddish.

El padre de la víctima agradeció a Dios por los nueve años que compartió con su hijo, “Dios da y Dios lo quita”, dijo, según informa la prensa estadounidense.

El asesino

El asesino, quien en la escuela hebrea tuvo bajo rendimiento y la dejó, trabajaba de almacenero y sus empleadores se mostraron sorprendidos de saber que perpetró el crimen. En su cuenta en Facebook Aron señala que practica la cábala y le gustan los juegos de computadora.

Aron también participaba en una lista llamada “¿Tu familia está segura? Averigua quiénes viven en tu zona”, la cual abordaba asuntos relativos a pederastas.

Lección para todos los padres

Testigos aseguran haber visto otras veces al depravado llevar niños en su vehículo. Este crimen subraya la importancia de enseñar a los niños a no dirigirse a extraños, sino, de necesitarlo, a un policía, y no subir al auto de desconocidos o de conocidos a quienes sus padres no lo autoricen, pues si el pequeño hubiera rehusado subir, el asesino se habría visto obligado a subirlo por la fuerza, con el riesgo de ser descubierto por la gente, lo cual podría haberlo desalentado de perpetrar el crimen.

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