El Vaticano investiga al Opus Dei, parte II
Escriva de Balaguer
Escrivá de Balaguer


La manipulación conducente al deterioro mental de los miembros y la explotación laboral

Continuando con la denuncia contra el Opus Dei presentada al Vaticano por los ex miembros, para lo cual la Santa Sede ya ha dispuesto una visita canónica a cargo de dos visitadores, uno italiano y otro español, vemos en esta parte aspectos de la manipulación mental o lavado cerebral a que son sometidos los miembros, así como la explotación laboral.

 

Recordemos que esta secta desde su nacimiento estuvo marcada por la insania, pues el fundador, José María Escrivá, evidenciaba un claro desequilibrio mental hasta el final de sus días y estuvo internado por cinco meses en un manicomio en España, pero sus biógrafos oficiales, como Peter Beglar, maquillan este internamiento y aseguran que estuvo allí para esconderse de la guerra civil. No obstante, sus seguidores íntimos no necesitaron internarse en un sanatorio mental para salvar su vida. Conociendo que esta secta es adicta a la mentira, es lógico suponer que Escrivá realmente sufrió un episodio psiquiátrico incontrolable, que requirió internamiento.

Además, el padre Arrupe pensaba que el caso de Escrivá se inscribe dentro del psicoanálisis, pues a menudo afloraban sus obsesiones sexuales. Carmen Tapia, ex miembro y autora de Tras el Umbral-Una Vida en el Opus Dei, refiere que Escrivá dijo sobre una miembro que secretamente le trajo correspondencia: ‘ahora será azotada, bájenle la falda, rompan sus calzones, y denle en el poto’. Además, narra otros hechos que denotan igualmente anormalidad en Escrivá.

No olvidemos que el obispo del Opus Dei, Xavier Laurizaca, quien prologó el libro ‘Camino’ de Escrivá, terminó en un manicomio.

A todas luces, los métodos y disciplina en el Opus Dei están marcados por una orientación que está muy lejos del sano equilibrio psicológico, la mesura y la educación, pues sólo directores vulgares y malsanos tolerarían tales prácticas.

Resulta muy claro que con esta carta los ex miembros corroboran la verdad del contenido del libro Tras el Umbral, de
la ex miembro, Carmen Tapia, pues hasta nuestros días se evidencian las mismas prácticas que ella detalló, además de otras.

No obstante, para los procesos de beatificación y canonización de Escrivá, los testimonios de Carmen Tapia, así como de otros ex miembros, no fueron admitidos, caso insólito, pues en todos los procesos de canonización se admiten testimonios a favor y en contra y se investigan. Claro está, la oficina encargada estaba controlada por un miembro del Opus Dei, lo que explica una canonización espuria, en la que la mayoría de católicos que conocen la verdadera vida de Escrivá no creen.



ESCRITO DE DENUNCIA PARA EL VATICANO (Segunda parte)

b. Sobre el trato a los miembros de la Prelatura


- Se emplean métodos que dañan la salud mental de los fieles de la Prelatura.

En muchos numerarios y agregados sobre todo, se dan enfermedades psicológicas debido a lo antinatural de la vida que llevan, sumida en un voluntarismo asfixiante, fruto de la convicción inducida de que la santidad está en la renuncia a la realización personal y se alcanza mediante el rígido cumplimiento de unas reglas institucionales. Pero muy especialmente estas enfermedades son consecuencia de la pérdida de la debida autonomía personal y de la libertad de decisión, motivada por un sometimiento completo de conciencia a la voluntad de las autoridades de la Prelatura, porque se identifica sin matices la voluntad divina con la de los Directores y, por tanto, obediencia a Dios con obediencia a los Directores. Si a esto añadimos, como se refiere más adelante, la obligación de dar cuenta completa de conciencia a los que mandan, se entiende que se propicie una muy severa alienación de la persona, todo ello por razón de la supuesta entrega a Dios.

También contribuye a este desequilibrio la honda frustración que se instaura en el alma de muchos miembros a causa de la permanente negación de sus aspiraciones de santificación en la vida secular que motivaron su ingreso en el Opus Dei. Especialmente, se realiza una sistemática aniquilación de los afectos personales de los miembros numerarios, sobre todo, aunque no de forma exclusiva, de sus afectos familiares y sus ilusiones profesionales, dirigida a su sometimiento total a los intereses institucionales. Todo ello ocasiona serios trastornos, como demuestra el penoso hecho de que, actualmente, casi la mitad de los que viven en los centros de la Obra toman psicofármacos.

No se respeta la libertad para elegir médico o acudir en solitario a una consulta médica, máxime si se trata de psiquiatra o psicólogo.

Los problemas de vocación o de discrepancia con las directrices institucionales son atribuidos –como hacía el régimen soviético con sus disidentes- a trastornos psíquicos, obligando al interesado a recibir tratamiento médico de facultativos de confianza de los Directores de la Prelatura, que suele sumir al que se plantea su salida, en una vía muerta que lesiona su salud psíquica y física, y que le deja secuelas en su vida. Podemos aportar abundantes testimonios al respecto.

- Se gobierna desde la desconfianza hacia los miembros y se fomenta una desconfianza enfermiza entre ellos:

En la predicación de la Prelatura se califica como una grave falta contra la unidad cualquier legítima discrepancia o manifestación de crítica constructiva, cuando la ley de la Iglesia las contempla como derechos de todo fiel cristiano, siempre que se realicen guardando la caridad cristiana (cfr. CIC 212 § 3).

Con el pretexto de vivir la enseñanza cristiana sobre la corrección fraterna se fomenta la delación solapada, según puede comprobarse en el Catecismo del Opus Dei[5].


También se
niega en ese Catecismo la licitud de establecer amistades entre los fieles de la Prelatura, que no son vistas como forma natural de la sociabilidad humana. Cualquier modo de cambiar impresiones sobre asuntos referentes a la institución, o de compartir alguna preocupación interior con alguien distinto de los señalados por las autoridades de la Obra es calificada como “amistad particular” peligrosa y como atentado contra la unidad[6].


Existe un trato discriminatorio según la modalidad de vocación recibida: En contra de lo que se predica sobre la igualdad de la vocación al Opus Dei, en las cuestiones significativas de la vida institucional (régimen de vida, exigencias ascéticas, participación en el gobierno o en la formación), se viven unas marcadas diferencias –inexplicables y nunca explicadas- entre numerarios, numerarias, numerarias auxiliares, agregados, agregadas y supernumerarios, supernumerarias.

- Injusto régimen laboral de los que trabajan al servicio de la Prelatura:


Una vez dentro, a los miembros numerarios de la Obra se les pide total disponibilidad para renunciar a su trabajo profesional a fin de dedicarse a tareas internas, en el caso de que se lo pidan los Directores. Cuando esto sucede, no son contratados como exige la legislación civil, por lo menos en España. Durante años mantuvieron en esa situación a las numerarias auxiliares que ejercen los trabajos de orden doméstico en los centros de la Prelatura, hasta que la situación se hizo insostenible. Aun siguen en situación irregular las numerarias y numerarios que trabajan en los cargos de gobierno y en la burocracia de la prelatura. Y así han estado los sacerdotes de la Prelatura en España hasta enero de 2007.

Durante los años que esas personas han estado sin ser contratadas, y sin cotizar a la Seguridad Social, se les ha privado del derecho a contar con la cobertura sanitaria estatal y a acceder a una pensión de jubilación. Y, en el caso de haber abandonado la Obra, han quedado en absoluto desamparo.
______________________________
[5] Ver Catecismo, 7ª edición, nn. 227-234.
[6] Ver ibidem, n. 221.

Ver primera parte: El Vaticano investiga al Opus Dei, parte I