¿La CIA provocó cáncer a presidentes latinoamericanos?cadenas adn

Por Lubov Lulko*

Durante un periodo de 18 meses cuatro dirigentes políticos de América Latina y los ciudadanos de sus países quedaron sorprendidos por el diagnóstico de los médicos: cáncer. Fernando Lugo, Luis Inacio Lula da Silva, Hugo Chávez y, recientemente, Cristina Fernández de Kirchner recibieron ese diagnóstico. Por causas sospechosas, los presidentes de Paraguay, Brasil, Venezuela y Argentina tuvieron su vida en peligro.

 

Chávez inmediatamente lanzó la advertencia de que la enfermedad (cáncer) podía ser “una nueva arma del imperio para eliminar a gobernantes que no son de su simpatía”. Quizá lo sea, pero, de modo bastante singular, el resultado fue lo opuesto. Todos estos jefes de gobierno no solamente no interrumpieron su vida política ni fueron apartados de sus responsabilidades; sino, por el contrario, aumentaron notablemente su popularidad.fernando lugo

Primero, en agosto de 2010, se diagnosticó al presidente paraguayo Fernando Lugo, de 60 años de edad, con un tumor del sistema linfático. Tras seis sesiones de quimioterapia en Sao Paulo y Asunción, los doctores informaron que el tumor había desaparecido. Lugo ha sido electo en 2008 para un mandato de cinco años. Renunció a su investidura eclesiástica y se convirtió en el segundo presidente izquierdista en la historia de su país.

Luiz Inacio Lula da Silva, de 66 años de edad, expresidente del Brasil, tuvo en octubre de 2011 diagnóstico de cáncer de la laringe, nueve meses después de transferir el poder a Dilma Rousseff. Los médicos no operaron a Da Silva, manifestando que con una operación podría perder la voz, herramienta importantísima en política y comunicación.

Los doctores afirman que tras varias sesiones de quimioterapia del tumor del expresidente, que tenía una firme intención de retornar a la vida política, se había reducido en 75 por ciento. Da Silva, quien ejerció el poder de 2003 a 2010, redujo los índices de pobreza de su país, unificó América Latina y llevó al Brasil a ser una de las economías más grandes del mundo.

hugo chavez rapadoEl presidente venezolano Hugo Chávez, de 57 años de edad, empezó el tratamiento oncológico a fines de junio de 2011. Aún no hay datos oficiales sobre qué tipo de cáncer tiene. Lo operaron el 20 de julio de 2011 en La Habana. Después de cuatro tandas de quimioterapia, una serie de pruebas confirmaron su positiva recuperación. Chávez ha estado en el poder desde 1999 y en octubre de 2012 va a ser candidato para un tercer mandato.

Finalmente, a fines de diciembre de 2011, los medios de comunicación informaron que la presidenta argentina Cristina Fernández viuda de Kirchner se sometería a cirugía el 4 de enero de 2012 para combatir un tumor de cáncer a la glándula tiroides, intervención que se realizó exitosamente extirpándole toda la glándula tiroides. El pronóstico es favorable. Kirchner, quien mantiene una postura de firme oposición a los EE. UU., fue reelecta en diciembre de 2011 para un segundo mandato.

Hugo Chávez fue el primero en expresar sospechas. “Lejos estoy de delirios de persecución, pero permanece firme el hecho de que el asesinato es un medio de sacar del camino a políticos que el imperio [los EE. UU.] ha practicado siempre. No tengo pruebas, pero es obvio que algo extraño ocurre con los políticos progresistas de América Latina”, dijo Chávez.

Está en lo cierto, pues se intentó asesinar a Fidel Castro decenas de veces. El escritor venezolano Luis Brito García ha contado más de 900 intentos de asesinato organizados por la CIA contra el caudillo cubano. Sin embargo, hoy América Latina está unida no solamente contra los EE. UU. sino también contra Israel: casi todos los países latinoamericanos reconocen la independencia de Palestina; entonces se tiene que buscar las pistas que conduzcan no solo a la CIA sino también al Mossad [servicio de inteligencia de Israel]. También es extraño que la primera noticia sobre el caso de Chávez haya sido “una fuente informativa de la CIA” a través del Nuevo Herald, medio financiado por el Departamento de Estado de los EE. UU., que además dio detalles del tipo de cáncer (de la próstata) que afecta al mandatario venezolano.cristina fernandez 2

¿Es el cáncer en estos casos el resultado de nuevas armas usadas por los servicios de inteligencia? ¿O es nada más que una coincidencia que se ha entrelazado exitosamente con el modus vivendi del agonizante coloso de América del Norte? Hay varios requisitos pata que sea aceptable una teoría conspirativa. Primero, hay uno obvio: impedir el desarrollo del socialismo latinoamericano. Segundo, se han desarrollado nuevas tecnologías, y las más exitosas de ellas ya se analizan en todo el mundo. Tercero, hay una buena base científica que permite crear nuevas clases de armas biológicas, químicas y electrónicas, probadas en diferentes guerras.

Nótese que en los casos que nos ocupan el mal se desarrolla solamente entre dirigentes políticos que se oponen a la posición dominante de los EE. UU. Repasemos la historia. En primer lugar, la extraña muerte del presidente palestino Yasser Arafat, quien en 2004 sufría de leucemia. Según conclusión de expertos franceses, murió por extensa hemorragia cerebral causada por alteraciones en la circulación de la sangre, que a su vez fueron provocadas por una infección no identificada. El número de plaquetas del paciente era bajo, y el contenido de glóbulos blancos era alto. Síntomas similares pueden ser señal de diversas enfermedades, incluyendo cáncer, inflamación de los pulmones y algunos desajustes de la circulación sanguínea.

Después tenemos el misterioso asesinato de Alexander Litvinenko, quien murió en Londres en 2006 por envenenamiento químico con polonio 210. No se conoce qué servicio de inteligencia es el responsable; sí se sabe que murió rápidamente con una forma progresiva de cáncer que afectó órganos vitales. Otro caso típico es el envenenamiento del expresidente ucraniano Viktor Yushchenko, con dioxina de alta pureza, que fue producida en un laboratorio fuera de Rusia. Este veneno causa cáncer de la nariz y del tracto respiratorio.

Tengamos en cuenta también que durante las invasiones de Iraq y Afganistán, los EE. UU. probaron varias armas nuevas. Por ejemplo, pistolas de microondas que funcionan según el principio de los hornos microondas, pero con sus ondas dirigidas como un rayo de poca dispersión y con un campo de acción mayor que el espacio en que es efectivo un  horno microondas. Además del efecto cancerígeno, esta arma tiene otro, no menos terrible: el rayo calienta el agua que está presente en las células de la piel y en el espacio intercelular.

Este segundo efecto no mata a las personas, pero provoca un gran dolor, semejante al de las quemaduras. Los síntomas son muy similares a los del ataque cardiaco que mató súbitamente al presidente Néstor Kirchner, quien tenía segura su designación como candidato a las elecciones de 2011.

WikiLeaks informó que en 2008 la CIA pidió a la embajada de los EE. UU. en Paraguay (¡Fernando Lugo!) reunir todos los datos biométricos, incluyendo el ADN, de todos los candidatos presidenciales. Conociendo el código del ADN, es fácil desarrollar un oncógeno para cada individuo. Si tales datos se obtuvieron en vísperas de las elecciones del Brasil, entonces el cáncer de Dilma Rousseff de 2009 encaja en esta teoría.

Habiendo perdido parcialmente su influencia en América Latina, los EE. UU. pueden haber hallado una manera mucho más sencilla y económica de deshacerse de “socios” no deseados. Con el tiempo la radiación alfa, las ondas electromagnéticas o las sustancias químicas causan el surgimiento y desarrollo del cáncer. Usando su experiencia adquirida, la CIA ha probado nuevas armas, dirigidas contra los dirigentes progresistas y revolucionarios de América Latina.

La economía de los EE. UU. está sufriendo una crisis no diferente de la de Grecia, y se mantiene a flote solamente porque puede recurrir con facilidad a la impresión de billetes. Sin embargo, el Departamento de Estado no está en condiciones de dominar en todas partes mediante la fuerza militar, cuyo sostenimiento exige grandes cantidades de dinero. Por ello, es lógico suponer que han hallado nuevos, rápidos y económicos medios de acción que no dejan huellas, que se manifiestan como cáncer o ataque cardiaco y eliminan la posibilidad de que se ponga al descubierto a los perpetradores y se les responsabilice.

Pravda, Moscú, 05-01-2012