Castraciones y esterilizaciones forzadas

José Carlos García Fajardo (*)

Hoy es noticia que Carolina del Norte (Estados Unidos) ha fijado en 50.000 $ la compensación a las víctimas de esterilización forzosa de las 7.600 que lo padecieron hasta 1976.

No se subraya que, en 2011, la gobernadora demócrata, Beverly Perdue, creó la comisión de compensaciones porque algunas de estas víctimas se habían unido para pedir compensaciones de un millón de dólares (785.000 euros) a cada una. Los tiempos y la sensibilidad habían cambiado.

 

El eugenismo (“bien nacido”) parte de que la desigualdad psíquica y fisiológica de las personas condiciona la desigualdad social. Tergiversando a Darwin, los eugenistas afirmaban que el progreso del hombre se detuvo ante la desaparición de la selección natural y abogaban por la selección artificial: prohibición del matrimonio para las personas psíquica y físicamente defectuosas, esterilización, castración.

Cuando se generalizó el uso de anticonceptivos, algunos temían que el control de la natalidad se practicara en las clases dirigentes “educadas”, mientras que los pobres “inundarían” el planeta con familias numerosas.

Existe el riesgo de la explosión demográfica como la mayor arma de destrucción masiva. De un millón trescientas mil personas, en 1914, hasta los siete mil millones en nuestros días, está demostrado que, en los países en donde las mujeres tienen el mismo acceso a la educación y a los puestos de trabajo que los hombres, se ha controlado esa explosión.

La falta de educación, de sanidad, de prevención de embarazos no deseados es más eficaz que esa cruel esterilización forzada. Sólo una paterno/maternidad asumidas pueden ser eficaces. Ideologías que aún preconizan que “cuantos más hijos, mejor” o que “Dios envía a los hijos” son un grave peligro social.

Después de la Segunda Guerra Mundial, la opinión pública americana contra la eugenesia y la esterilización forzosa se volvió más negativa ante los genocidios (no sólo de judíos, sino socialistas, comunistas, homosexuales, enfermos, gitanos), de de la Alemania Nazi.

Pero en algunos Estados de EEUU continuó hasta 1960.

El caso de Carolina del Norte es especial porque es el que mantuvo las esterilizaciones, hasta hace 35 años.

En ese Estado, cualquiera podía recomendar la esterilización de otra persona. Si el comité de esterilizaciones daba su visto bueno, eran operadas. La mayoría, mujeres, de raza negra y escasos recursos.

En Estados Unidos, unas 65.000 personas fueron esterilizadas hasta los años ochenta. Hasta 32 de los 50 Estados aprobaron leyes que permitían la esterilización de personas a las que consideraban excesivamente sexuales, víctimas de algún trastorno mental o sin un coeficiente intelectual adecuado. Ahora, el gobierno de Carolina dilucida cómo compensan a las 3.000 víctimas que aun viven.

Diversos presidentes, incluidos Woodrow Wilson y Teddy Roosevelt, apoyaron la eugenesia. La primera ley la instauró Indiana en 1907. En 1927, el Tribunal Supremo consideró la legalidad de esa práctica ante el caso de Carrie Buck, esterilizada en Virginia a los 17 años, que había sido violada y embarazada.

Por mayoría de ocho contra uno, el Supremo decidió que las esterilizaciones no sólo eran legales, sino que eran recomendables. El juez Oliver Wendell, ya citado, escribió: “Es beneficioso para todos si, en lugar de ejecutar a los hijos que son degenerados por los crímenes cometidos, o dejarles morir de hambre a causa de su imbecilidad, la sociedad puede evitar que esos que son obviamente incapaces transmitan esa condición a su descendencia. El principio que apoya las vacunas obligatorias apoya prácticas como amputar las trompas de falopio”.  Y la castración.

Así se selló la suerte de miles de personas norteamericanas, en su mayoría mujeres, pobres y negras.  A pesar de que fue una conclusión basada en conjeturas científicas falsas y peligrosas, todavía Estados Unidos carece de una ley federal que prohíba esa onerosa práctica.

Pero en otros países también se mantuvo esa práctica. En el Perú de Fujimori más de 200.000 mujeres indígenas fueron esterilizadas como parte de un programa que recibió financiación internacional.

Desde 1988, la Fundación Mumford ha esterilizado a más de 100.000 mujeres en todo el mundo para reducir el número de inmigrantes hacia los Estados Unidos.

Gracias a la complicidad de sus gobiernos, muchas mujeres han sido esterilizadas a la fuerza en 20 países: 50.000 mujeres en Vietnam, 26.000 en la India, 15.000 en Pakistán, 5.000 en Chile, 4.700 en Bangladesh, 900 en Indonesia, 700 en Costa Rica.

Organizaciones mexicanas denunciaron las campañas de esterilización forzosa llevadas a cabo por su gobierno. Estas campañas están destinadas a eliminar la pobreza suprimiendo a los pobres. El Fondo para la Población de las Naciones Unidas (FPNU) propuso al gobierno mejicano negociar una parte de su deuda externa a cambio de un programa de “Planificación Familiar”.

Existe la posibilidad de una negociación entre los países acreedores y los países endeudados para que una parte de los intereses sean destinados a los programas anticonceptivos.

(*) Profesor Emérito de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Director del CCS

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