La venganza del elefante

En sus correrías de cacería el rey Juan Carlos terminó con la cadera fracturada tras atacar a indefensos elefantes, lo cual hizo noticia junto con sus bochornosas andanzas.

juan carlos elefante

 

Debido a su estado se difundió una foto donde el monarca posa orgulloso delante de un elefante abatido.

En pleno siglo XXI podemos ver que haya quienes se regodeen con la cacería tan sólo por placer, a diferencia de las poblaciones de bosques, que cazan por subsistencia.

Aquellas  imágenes aberrantes sólo hablan del alto grado de primitivismo en un mundo que se jacta de llegar a la Luna y más allá del sistema solar.

En esa mirada a lo alto del espacio la humanidad olvida mirar a la Tierra y reconocer que hay gente que está en proceso de involución, cazando por placer, con el agravante de que el elefante es una especie considerada en extinción y uno de los mamíferos más inteligentes.

Lo visto involucra a la casa de Borbón, pero no es muy diferente la monarquía de otros países, como la británica, además de sus sonados escándalos, alaba la cacería, y hasta practica rituales asquerosos como pintarse la cara con la sangre de las presas.

Así las cosas, los países con monarquías decadentes sólo reflejan igual primitivismo de la mayoría de sus ciudadanos, que toleran y admiran a unas pocas familias perpetuadas en la representación de sus países viviendo del Estado.