Irán desbarata cumbre contra el racismo en Ginebra

Mahmud Ahmadineyad enrostró a Israel su crueldad, racismo y despojo contra palestinos, lo que produjo el abandono del salón de 30 delegados

El explosivo discurso del presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, en la Conferencia contra el Racismo auspiciada por Naciones Unidas en Ginebra, provocó el abandono del salón de 30 delegados que se sintieron aludidos cuando el mandatario enrostró a Israel su crueldad, racismo, su carácter represivo y su despojo contra palestinos.


"Después de la II Guerra Mundial, recurrieron a la agresión militar para convertir en desposeídos a una nación entera con el pretexto del sufrimiento de los judíos... Y enviaron a emigrantes desde Europa, Estados Unidos y otras partes del mundo para establecer un Gobierno totalmente racista en la Palestina ocupada. Y, de hecho, en compensación por las espantosas consecuencias del racismo en Europa, ayudaron a otorgar poder al régimen más cruel, represivo y racista en Palestina", espetó Ahmadineyad.

La cumbre se inicia en la fecha en que Israel comienza a conmemorar el Día del Recuerdo del Holocausto, y que coincide este año en el calendario judío con el aniversario del nacimiento de Adolf Hitler, ahora comparado por muchos con aprendiz ante el genocidio perpetrado en Palestina por el régimen sionista.

Contribuyeron al alboroto algunos partidarios de Israel, quienes estaban preparados para gritar contra el mandatario de Irán vestidos estrafalariamente y con pelucas multicolores y narices de payaso, los cuales extrañamente pudieron ingresar con tranquilidad al salón, del cual después fueron desalojados.

El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, quien destacó por su tibieza ante el cruel genocidio contra niños, mujeres y civiles palestinos, que Israel perpetró violando las leyes humanitarias internacionales —y por lo cual ya ha sido formalmente denunciado—, ahora acusó a Ahmadineyad de pretender “acusar, dividir e incitar... Su discurso hace significativamente más difícil encontrar soluciones constructivas para el problema del racismo", manifestó.

En Durban (Sudáfrica), en 2001, el documento internacional aprobado equiparó al sionismo con el racismo, pero ahora los socios de Estados Unidos e Israel negociaron durante meses un texto que omitió referencias explícitas a Israel y al conflicto árabe-israelí. También menciona la necesidad de recordar el Holocausto, a la vez que excluye el concepto de "difamación de religiones", que los países musulmanes buscaban incluir y que Occidente rechazó porque puede limitar la libertad de expresión.

Pese a contar con el apoyo de Estados Unidos y Europa, el gobierno israelí promovió el boicot de los países europeos y EE UU.  y ayer llamó a consultas a su embajador en Suiza, Ilan Elgar, en protesta porque  el presidente suizo, Hans Rudolf Merz, se entrevistó con Ahmadineyad, quien en otras oportunidades proclamó que Israel debería ser "borrado del mapa" y dudó de que el Holocausto hubiera ocurrido.

Además,  el delegado israelí ante el foro suizo de la ONU, Ronnie Lashno-Yaar, había emprendido una campaña para desacreditar al régimen iraní acusándolo de violaciones de derechos humanos y las ejecuciones públicas.

Pese al circo, los representantes europeos anunciaron que regresarán a las sesiones. Pero Estados Unidos y muchos de sus aliados están boicoteando la conferencia.

Israel también disgustado por participación del Vaticano

Por su parte, el Papa Benedicto XVI envió una delegación a la conferencia, lo cual disgustó a los grupos judíos, quienes alegaron que en la conferencia se atacaría a  Israel.

El Romano Pontífice calificó a la conferencia como una importante iniciativa que ayudaría poner un fin a toda forma de racismo, discriminación e intolerancia.

Pero Shimon Samuels, jefe de la oficina europea del Simon Wiesenthal Center, acusó al Vaticano de colocar “un sello de aprobación en la campaña de odio" contra Israel.

El portavoz jefe del Vaticano el padre Federico Lombardi señaló: "Esta es una conferencia internacional promovida por Naciones Unidas y la Santa Sede. Sólo porque algunos países importantes no asisten no significa que la Santa Sede no pueda tener un diálogo positivo y constructivo ahí".