Por Scott Ritter1

 

Bayraktar TB2 Turquia Getty Images

FOTO DEL ARCHIVO: El primer avión no tripulado militar turco Bayraktar TB2 aterriza en el aeropuerto de Gecitkale, el 16 de diciembre de 2019 © Getty Images / Muhammed Enes Yildirim / Anadolu Agency

Desde Siria hasta Libia y Nagorno Karabaj, este nuevo método de ataque militar ha sido brutalmente efectivo. Estamos presenciando una revolución en la historia de la guerra, que está causando pánico, especialmente en Europa.

 

En un análisis escrito para el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, Gustav Gressel, un político de alto nivel, argumenta que el uso extenso (y exitoso) de drones militares por Azerbaiyán en su reciente conflicto con Armenia por Nagorno-Karabaj2 tiene “claras lecciones sobre lo bien que Europa puede defenderse”.

Gressel advierte que Europa se estaría haciendo un flaco favor si simplemente desestimara la lucha de Nagorno-Karabaj como “una guerra menor entre países pobres”. En esto, Gressel tiene razón: la derrota militar que Azerbaiyán infligió a Armenia no fue una casualidad sino una manifestación de la perfección del arte de la guerra con drones por parte de Turquía, el principal aliado de Bakú en los combates. Es clave la conclusión de Gressel, de que “la mayoría de los ejércitos [de la Unión Europea] ... se desempeñarían tan pobremente como el ejército armenio” si se enfrentasen a tal amenaza.

Lo que le sucedió al ejército armenio en su breve pero sangrienta guerra de 44 días con Azerbaiyán va más allá de simplemente perder una guerra. Se trataba más de la forma en que Armenia perdió y, más específicamente, de cómo perdió. Lo que sucedió en los cielos de Nagorno Karabaj, donde Azerbaiyán empleó una gran cantidad de drones fabricados por Turquía e Israel, no solo para vigilar y atacar posiciones armenias sino también para dar forma y dominar el campo de batalla en todo momento, puede compararse con una revolución en los asuntos militares, similar a la que ocurrió a principios del siglo XX con la llegada de tanques, vehículos blindados mecanizados y aviones, lo que finalmente condujo a la desaparición de la caballería.

No es que los soldados armenios no fueran valientes o bien entrenados y equipados; lo eran. Pero sucedió que luchaban ciñéndose a una modalidad de guerra que había sido superada por la tecnología, en la que no importa cuán decididos y valientes sean frente al enemigo; el resultado estaba escrito: la inevitable muerte de los combatientes armenios y la destrucción de su equipo (unos 2.425 soldados armenios perdieron la vida en los combates, y fueron destruidos 185 tanques T-72, 90 vehículos blindados de combate, 182 piezas de artillería, 79 lanzacohetes múltiples y 26 sistemas de misiles tierra-aire).

Un nuevo tipo de guerra

Lo que le sucedió a Armenia no fue un momento aislado en la historia militar, sino la culminación de un nuevo tipo de guerra, centrada en el uso de vehículos aéreos no tripulados (UAV o drones). El principal aliado de Azerbaiyán en la guerra contra Armenia, Turquía, ha venido perfeccionando durante años el arte de la guerra con drones, con una amplia experiencia en conflictos modernos a gran escala adquiridos en los recientes combates en Siria (febrero-marzo 2020) y Libia (mayo-junio 2020.)

En el transcurso de la última década, Turquía, sometida a embargos de armas impuestos por Estados Unidos y otros que restringieron el acceso de Ankara al tipo de drones de primera línea utilizados por Estados Unidos en todo el mundo, se puso a desarrollar y construir desde cero drones de fabricación nacional. Turquía ha desarrollado varios drones en diversas configuraciones, de los cuales dos se han destacado en particular: el Anka-S y el Bayraktar.

Si bien el término popular para el tipo de combate centrado en aviones no tripulados llevado a cabo por Turquía es “enjambre de aviones no tripulados”, la realidad es que la guerra moderna de aviones no tripulados, cuando se lleva a cabo a gran escala, es un proceso deliberado y altamente coordinado que integra la guerra electrónica, reconocimiento y vigilancia y lanzamiento de armas (como bombas o misiles). La guerra de aviones no tripulados de Turquía contra Siria se condujo desde el Centro de Comando Táctico del Segundo Ejército de Turquía, ubicado a unos 400 km de los combates en la ciudad de Malatya, en la provincia turca de Hatay.

Fue aquí donde se sentaron los operadores de drones turcos y donde supervisaron el funcionamiento de una capacidad de guerra de espectro electromagnético integrado (EMS) diseñada para interferir los radares de defensa aérea sirios y rusos y recopilar señales de valor militar (como conversaciones de teléfonos celulares) que se utilizaron para apuntar a lugares específicos.

Por cada $1 en pérdidas sufridas por Turquía, Siria perdió aproximadamente $5

Los principales sistemas utilizados por Turquía en este papel son el sistema de interferencia KORAL y un dron Anka-S especialmente configurado que funciona como una plataforma de recolección de inteligencia aerotransportada. El Anka-S también funcionaba como un sistema de mando y control aerotransportado, transmitiendo inteligencia dirigida a los UAV de Bayraktar que estaban en el aire y que luego adquirirían el objetivo visualmente antes de disparar cohetes aire-superficie de alta precisión que destruían el objetivo. Cuando se lleva a cabo de forma aislada, un ataque integrado de drones como los realizados por Turquía puede ser mortíferamente efectivo; cuando se lleva a cabo simultáneamente con cuatro o más sistemas en acción, cada uno de los cuales es capaz de apuntar a múltiples ubicaciones, los resultados son devastadores y, desde la perspectiva de los que están en el extremo receptor, podría compararse con un “enjambre” mortal

Los combates en Siria ilustraron otro factor importante con respecto a la guerra de drones: la disparidad de costos entre el dron y los activos militares que puede destruir. Los drones Bayraktar y Anka-S cuestan aproximadamente $ 2.5 millones cada uno. Durante los combates en la provincia siria de Idlib, Turquía perdió entre seis y ocho de estos vehículos aéreos no tripulados, con un costo total de reemplazo de alrededor de $ 20 millones.

En la primera noche de combates en Siria, Turquía afirma (y Rusia no lo discute) que destruyó un gran número de equipos pesados pertenecientes al Ejército sirio, incluidos 23 tanques y 23 piezas de artillería. En general, a los drones turcos se les atribuye haber destruido 34 tanques sirios y 36 sistemas de artillería, junto con una cantidad significativa de otros equipos de combate. Si se estima el costo promedio de un tanque de fabricación rusa en alrededor de $ 1.2 millones, y un sistema de artillería en alrededor de $ 500,000, el daño total causado por los drones de Turquía asciende a unos $ 57.3 millones (cifra que no incluye las otras pérdidas materiales considerables sufridas por el ejército sirio, que en total podrían fácilmente igualar o superar ese monto). Sólo desde el punto de vista de los costos, por cada dólar en pérdidas sufridas por Turquía, los sirios perdieron aproximadamente 5 dólares.

Turquía pudo tomar las lecciones aprendidas de los combates en la provincia de Idlib [Siria] y aplicarlas en un teatro de guerra diferente, en Libia, en mayo de 2020. Allí, Turquía se había puesto del lado de las asediadas fuerzas del Gobierno de Consenso Nacional (GNA), que estaba preparándose para defender una última línea de resistencia alrededor de la capital libia, Trípoli. El GNA se enfrentaba a las fuerzas del llamado Ejército Nacional Libio (ENL), con sede en Bengasi, que había lanzado una importante ofensiva destinada a capturar la capital, eliminar al GNA y tomar el control de toda Libia.

 

Cómo capturar medio país

El ENL estaba apoyado por varias potencias extranjeras, como Egipto, los Emiratos Árabes Unidos y Rusia (a través del Grupo Wagner, un contratista militar privado.) La intervención de Turquía puso un gran énfasis en la guerra integrada de aviones no tripulados que había perfeccionado en Siria. En Libia, los resultados fueron aún más decisivos, y el GNA, respaldado por Turquía, hizo retroceder a las fuerzas del ENL y en seguida capturó casi la mitad de Libia.

Tanto el ENL como el GNA, respaldado por Turquía, hicieron un uso extensivo de drones de combate, pero solo Turquía trajo consigo un enfoque integrado para la guerra con drones. Los observadores se han acostumbrado al concepto de drones estadounidenses que atacan individualmente operando con libertad en lugares en que contra ellos no hay defensa antiaérea o no funciona, como Irak, Yemen y Afganistán, y así lanzan ataques de precisión contra objetivos terroristas. Sin embargo, como Irán ha demostrado3, los drones son vulnerables a los modernos sistemas de defensa aérea, y las tácticas de drones de Estados Unidos no funcionarían en un espacio aéreo disputado.

Del mismo modo, el ENL, que hizo uso de drones de combate de fabricación china operados desde los Emiratos Árabes Unidos, tuvo gran éxito hasta que Turquía intervino. Su guerra electrónica y sus capacidades integradas de defensa aérea hicieron que las operaciones de drones del ENL fueran imposibles de llevar a cabo, y la incapacidad del ENL para lanzar una defensa efectiva contra las operaciones de drones turcos dio lugar a que la marea de batalla cambiara rápidamente en el terreno, a favor del GNA. En todo caso, el diferencial de costos entre el GNA respaldado por Turquía y el ENL fue mayor que la ventaja de 1 dólar frente a 5 que detenta Turquía en Siria.

Los grandes —EE. UU., Rusia y China— están poniéndose al día

Para cuando Turquía comenzó a cooperar con Azerbaiyán contra Armenia en septiembre de 2020, la guerra turca con aviones no tripulados había alcanzado su cenit, y el resultado en Nagorno-Karabaj estaba casi asegurado. Una de las principales lecciones extraídas de las experiencias de aviones no tripulados turcos en Siria, Libia y Nagorno-Karabaj es que estos conflictos no se lucharon contra los llamados “países pobres”.

Antes bien, los turcos se enfrentaban a fuerzas bien equipadas y bien entrenadas que operan equipos que son muy similares a los que se encuentran en la mayoría de los países europeos pequeños y medianos. De hecho, en los tres conflictos, Turquía se enfrentaba a algunas de las mejores defensas de misiles antiaéreos producidos por Rusia4. La realidad es que no le iría bien a la mayoría de las naciones si se enfrentan a un “enjambre de drones” turco.

Y el uso múltiple de aviones no tripulados se va a expandir. El Ejército de los Estados Unidos está trabajando actualmente en lo que llama AFADS5. Cuando se emplea AFADS de forma autónoma, sin intervención humana, localiza, identifica y ataca objetivos utilizando lo que se conoce como Cluster Unmanned Airborne System Smart Munition (‘Munición de racimo inteligente de sistema aéreo no tripulado’), que suelta un enjambre de pequeños drones que se despliegan en abanico sobre el campo de batalla para localizar y destruir objetivos.

China también ha probado un sistema que tiene hasta 200 “drones suicidas” diseñados para saturar un espacio de batalla y destruir objetivos volando hacia ellos. Y en septiembre pasado, el ejército ruso integró capacidades de enjambre de drones por primera vez en un ejercicio militar a gran escala.

La faz de la guerra moderna ha cambiado para siempre, y a las naciones que no estén preparadas o equipadas para luchar en un campo de batalla donde la tecnología de drones está totalmente incorporada en todos los aspectos de la lucha les esperan resultados similares a los de Armenia: graves pérdidas de hombres y equipos, derrota, humillación y la probable pérdida de territorio. Esta es la realidad de la guerra moderna que, como señala Gustav Gressel, debería hacer que cualquier nación que no esté actualizada en la tecnología de drones “piense y se preocupe”.

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1 Exoficial de inteligencia del Cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos y autor de Scorpion King: el abrazo suicida de las armas nucleares de América desde FDR a Trump. Se desempeñó en la Unión Soviética como inspector de aplicación del Tratado INF, estuvo entre el personal del General Schwarzkopf durante la Guerra del Golfo, y de 1991 a 1998 fue inspector de armas de la ONU. Síguelo en Twitter @RealScottRitter

2 La guerra se desató este año, del 27 de setiembre hasta el 10 de noviembre, cuando los militares azerbayjanos decidieron recuperar el territorio que Armenia había invadido en la guerra de 1991 a 1994, porque consideraron no vinculantes los tratados que concedían a Armenia los territorios que había tomado por la fuerza. Buen ejemplo para el Perú de parte de uniformados que no tienen alma de perdedores. [Nota de Con nuestro Perú]

3 El 20-06-2019 Irán derribó un drone de reconocimiento RQ-4A Global Hawk, de largo alcance. Años atrás, en diciembre de 2011, había derribado un RQ-170 Sentinel (ver Vídeo: Irán exhibe avión estadounidense capturado). [Nota de Con nuestro Perú]

4 Las fuerzas que en Siria, Libia y Nagorno Karabaj sufrieron el golpe de los drones turcos tenían sistemas antiaéreos rusos desarrollados antes de la era de los aviones no tripulados, contra los cuales son poco efectivos o sucumben ante ellos. Sin embargo, debe señalarse que los rusos sí tienen —pero aún no venden a nadie— armamento muy efectivo, como el que defiende su base de Hmeimim, en Siria, con el cual han derribado todos los drones lanzados contra ellos, grandes y pequeños (que son más difíciles de detectar y derribar). [Nota de Con nuestro Perú]

5 En ingles Armed, Fully-Autonomous Drone Swarm (AFADS) ‘Enjambre de drones armados completamente autónomos’. [Nota de Con nuestro Perú]

 

Traducción del inglés de Connuestroperú de

‘Like horse-mounted cavalry against tanks’: Turkey has perfected new, deadly way to wage war, using militarized ‘drone swarms’

Scott Ritter

Russia Today, 29-11-2020

https://www.rt.com/op-ed/508000-turkey-drone-swarms-war/