Por World Rainforest Movement
Desde los tiempos coloniales, la historia de la posesión de la tierra en el Brasil ha estado marcada por la expulsión de indígenas, quilombolas (1) y campesinos de sus territorios, por latifundistas, incluyendo empresas. Este proceso de desterritorialización hizo que actualmente el Brasil tenga una población urbana que ronda el 85% y enfrente una de las distribuciones de tierras más desiguales del mundo. Otra consecuencia del proceso es la ruptura de los lazos de las comunidades con sus territorios y biomas. Muchas nuevas generaciones de indígenas, quilombolas o campesinos ya no pueden conocer ni llevar un modo de vida basado en la rica diversidad de plantas y animales en algunos de los principales biomas del país, como la Mata Atlántica, la Floresta Amazónica y el Cerrado (sabana brasileña).