Hormona fue extraída de cadáveres y aplicada en la infancia

Un estudio realizado por el MRC Prion Unit at UCL and UCL Institute of Prion Diseases de Londres evidencia una correlación entre los tratamientos con hormona de crecimiento aplicada en la infancia y la acumulación anormal de la proteína beta amiloide en el cerebro, la cual está estrechamente asociada al alzhéimer.

 

cerebro alzheimer

Cerebro normal (arriba) y uno con alzhéimer

Dicho tratamiento, preparado con hormonas extraídas de cadáverse, ya no se emplea, recuerda el estudio publicado en la revista Nature Medicine.

Se identificaron casos de síntomas de demencia temprana sufridos por ocho adultos, los cuales pudieron estar vinculados a dicho tratamiento administrado hace décadas.

Los investigadores indican que se trataría de los primeros casos conocidos de transmisión de alzhéimer a personas vivas a través de tratamientos médicos. Estos síntomas de demencia temprana en los pacientes son el resultado de la acumulación anormal de la proteína beta amiloide en el cerebro, la cual está estrechamente asociada al alzhéimer.

El equipo analizó ocho casos de personas que habían sido tratadas con hormonas de crecimiento humano. Cinco de los pacientes aún seguían vivos durante el estudio y tenían entre 50 y 60 años, mientras que los tres restantes habían fallecido a los 57, 54 y 47 años.

Cinco de los pacientes presentaban síntomas compatibles con una demencia de aparición temprana desde los 48 y 49 años, mientras que tres de ellos ya habían sido diagnosticados con alzhéimer antes del estudio.

Los pacientes estudiados presentaron deficiencias en la hormona de crecimiento cuando eran niños y son parte de las más de 1,800 personas en el Reino Unido que entre 1959 y 1985 recibieron tratamientos con hormonas de crecimiento humano extraídas de la glándula pituitaria de cadáveres. Este procedimiento dejó de practicarse después de que se descubriera que podía transmitir la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ), llamada también de vacas locas.

Los científicos explican que estos tratamientos también podrían haber transmitido el alzhéimer, de forma similar a como se contagian las enfermedades priónicas, una familia de trastornos neurodegenerativos progresivos poco frecuentes, como la ECJ. Aunque no se trata de una enfermedad priónica, algunas investigaciones sugieren que las dos proteínas características del alzhéimer, la beta amiloide y la tau, se comportan como proteínas priones.

Estos casos son poco frecuentes. Su estudio plantea nuevos interrogantes sobre el alzhéimer y otras enfermedades degenerativas y la necesidad de revisar las medidas para prevenir las transmisiones accidentales a través de otros procedimientos médicos y quirúrgicos.

 

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