Villarán arma show con Pérez de Cuéllar en primer día de cambiojuramentacion_susana_villaran.jpg

Por Rocío Ferrel

En el primer día en que asume sus funciones, la flamante alcaldesa de Lima, Susana Villarán, armó un destemplado espectáculo al llamar a Javier Pérez de Cuéllar, quien se encontraba sentado junto con los invitados a la ceremonia, para que suba a sentarse al lado del Presidente de la República.

El hecho es muestra de su mal gusto e improvisación, pues si tanto quería homenajear a Pérez de Cuéllar debió haber previsto su lugar desde antes del inicio de la ceremonia, con lo cual además dio muestras de querer propagandizar a su agrupación política mencionando al diplomático relacionándolo con ella.

A mal palo se arrima

Aunque la gran prensa no quiera explicar la verdad, sino escasos medios de comunicación,  Pérez de Cuéllar ya es un personaje en realidad devaluado, pero sobrevalorado por los desinformados. Si bien es cierto que llegó al más alto cargo en la ONU, en el Perú su gestión causó daño, pues es el autor de las nefastas notas reversales lesivas al interés nacional y favorables a Chile,  que complicaron la situación legal del dominio marítimo peruano.

Debido a esas notas firmadas por Pérez de Cuéllar, ahora la demanda peruana interpuesta ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, para recuperar nuestro mar usurpado por Chile,  tiene una complicación adicional y significa más trabajo para el equipo legal que sustenta la demanda, que pese a todo ganará el Perú.

Sinvergüenza

Pese a haber arriesgado irresponsablemente la soberanía nacional, Pérez de Cuéllar aceptó sin ruborizarse ser  miembro del equipo de especialistas que defiende nuestra demanda, cuya  remuneración los peruanos debemos mantener con el erario nacional. Si algo le queda todavía de decencia debería renunciar a esa comisión.

Por su parte, Pérez de Cuellar no escatimó elogios para Villarán y alabó su soso discurso calificándolo de "notable y presidencial".
 
Una vez más vemos a estos ídolos de barro relucir con pompa en los medios, cuando en realidad merecían haber sido juzgados y castigados por traición a la patria. Su fama no es más que el color de una frívola mariposa, que al tocarla sus colores se quedan en nuestros dedos.
 
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