Son 13 los muertos en dos emboscadas terroristas en el VRAE

¿Quién o quiénes están detrás del narcoterrorismo?


El ministro de Defensa Ántero Flores Aráoz precisó que la acción narcoterrorista en el Valle de los Ríos Apurímac y Ene (VRAE) se debió a dos emboscadas contra las FF. AA. en Sanabamba, donde perecieron 13 miembros de las FF. AA.


Flores Aráoz señaló que los autores son narcoterroristas y manifestó que aunque no se cuenta todavía con información detallada sobre el ataque, que indique el número exacto de efectivos caídos en acción.

Manifestó que las víctimas pertenecían a dos patrullas sucesivas que viajaban con un corto trecho de distancia y debido a que los equipos de comunicación cayeron en precipicios no se pudo conocer más detalles.

Sobre la cantidad de fallecidos en este acto terrorista, el ministro de Defensa informó que "es probable" que haya más bajas entre las Fuerzas Armadas, e indicó que algunos de los heridos ya fueron trasladados al hospital militar en Lima.

¿Qué está sucediendo?


César Hildebrandt suelta hoy una inquietante hipótesis, dice en La Primera: “Hace tiempo que, desde diversas fuentes, me viene la versión de que hay servicios policiales y militares dispuestos a no apretar las tuercas en la batalla en contra del narcosenderismo. Piensan estos irresponsables que así, manteniendo una hoguera viva, los presupuestos de Inteligencia y Logística seguirán fluyendo y ellos justificarán sus relativos privilegios.”

Y continua preguntando por una complicidad en más altas esferas: “¿O es que hay escalas más altas donde se elaboran estas “doctrinas” de ralentización calculada? ¿O es que el fujimorismo, enquistado todavía en ciertos sectores de las Fuerzas Armadas, ha querido, otra vez, dar una mano enviando una patrulla al descubierto?”, indica y cuestiona el silencio de las ONG.

Otras hipótesis


Aparte de corruptos de las fuerzas del orden, habría que preguntarse por qué el incremento de acciones terroristas se produce después de la incursión de militares estadounidenses en el VRAE. Según declararon los estadounidenses, su misión era social. No obstante, su “gran” apoyo fue de 500 mil dólares en algunas obritas de salud, cantidad irrisoria para una gran potencia como es EE. UU. suma que fue otorgada antes de que se conozca la crisis financieras.

Pero, sin lugar a dudas, la movilización de militares desde EE. UU. al VRAE y su mantenimiento cuesta a ese país mucho más que los 500 mil dólares. Si tanto se preocupan por la salud de zonas necesitadas, ¿por qué no donaron ese monto, por ejemplo en equipos? La explicación que dio EE. UU. de ayuda social no es consistente, mientras que el gobierno peruano mantiene en secreto la incidencia de salidas y entradas de estos extranjeros.

Advertencia de Lyndon Larouche ¿Tiene EE. UU. interés en sembrar caos en nuestro país?

Lyndon Larouche, en Executive Intelligence Review (número de catálogo de la biblioteca del Congreso de Estados Unidos 93-72332), en el trabajo “El complot para Aniquilar a las Fuerzas Armadas y a las Naciones de Iberoamérica”, detalla un plan internacional para sojuzgar a los países de América Latina y advierte del plan estadounidense de penetrar con el pretexto de la ayuda social y la lucha contra las drogas para dominar la región y provocar separatismos, donde planifican el desmembramiento del Perú.

El documento sindica al Diálogo Interamericano como uno de los brazos del plan estadounidense para América Latina que no sólo contempla la desestabilización de las Fuerzas Armadas, sino un plan pronarco, que descarta la moralidad en el tratamiento del narcotráfico, entre otras aberraciones, como procurar la despoblación (recordemos la esterilización forzada de indígenas perpetrada por Fujimori con ayuda de la USAID mediante las ONG), la ocupación militar de EE. UU. , la agudización de conflictos étnicos para dividir a los países, fomento de los conflictos fronterizos. Además, para el Perú incluye maniobras en favor de Sendero Luminoso y contra las Fuerzas Armadas y la Iglesia Católica.

Larouche destaca la declaración de Carlos Boloña ante el Consejo de las Américas, donde les dice a los estadounidenses “que no se preocuparan, que a los militares peruanos se les tiene estrangulados económicamente y que no le darían el presupuesto que necesitan para vencer a Sendero”.

Nombra a los representantes del DI: Mario Vargas Llosa, Javier Pérez de Cuéllar, Beatriz Merino, Javier Silva Ruete y Pedro Pablo Kuczynski. En 1986 el DI reconoció no reducir los ingresos del narcotráfico con el fin de pagar la deuda externa a los banqueros.

Resultados de EE. UU. tras su incursión en algunos países

En Afganistán, antes de la invasión perpetrada con el pretexto de lo que varios especialistas llaman el fraude del terrorismo de Bin Laden (pues achacan a la CIA las acciones contra las Torres Gemelas y el Pentágono), los afganos tenían bajo control y casi erradicado el tráfico de opio. Después de un tiempo de invasión, el tráfico de esta droga es un mercado floreciente en la región.

En Colombia, los EE. UU. tienen largos años de instalados con el pretexto de eliminar el tráfico de drogas. Lejos de conseguir su objetivo, el narcoterrorismo en Colombia está hoy más fuerte que nunca.

Vemos que si los EE. UU. no alientan el narcotráfico y el caos, por lo menos sus políticas son un fracaso, de modo que no hay justificación para su presencia en nuestro país.

Por otro lado, no es de extrañar el silencio de ciertas ONG de derechos humanos con ideologías izquierdistas o marxistas, pues justamente reciben fondos de EE. UU. para defender a terroristas y atacar a las fuerzas del orden.