Ahora la estrategia de campaña de Keiko Fujimori es victimizarse por la prisión que pasó, sin mencionar los 30 años que le esperarían en la cárcel, acusada por múltiples delitos de corrupción.
Tal es la soberbia de la candidata, conocida en el hampa judicial como “señora K”, que convirtió la proclama ciudadana que fue llamada a firmar en un monólogo sobre ella en tono llorón.
Para burlarse de la justicia, dijo que la prisión fue “injusta”, lo cual es un anuncio de que si llega al poder recurriría a las conocidas sucias maniobras del fujimorismo para copar el Poder Judicial con el fin de eludir la prisión.
Manipula jugando con el nombre de Dios
Ya se está haciendo costumbre en ella jugar con el nombre de Dios, como lo hizo en la farsa de debate que montó el viernes último en el penal Santa Mónica, sabiendo que el candidato Pedro Castillo había dicho que no asistiría y que el ministerio del Interior no ofreció garantías.
Para llamar a compasión recordó su cárcel y la falta de sus hijas, pese a que estuvo en Santa Mónica en un lugar de privilegio, en un ambiente para ella sola.
También dijo que en la cárcel juró a Dios que si le permitía regresar con su familia enmendaría sus “errores”, con lo cual sigue la misma perversión del fujimorismo de llamar “errores” a lo que son delitos, como cuando minimizó las esterilizaciones forzadas contra mujeres pobres contra las cuales se ensañó la dictadura fujimorista que desprecia a los peruanos.
“Es en el medio de esta situación que le pido a Dios y juro ante él que si me permitía regresar al lado de mi familia enmendaría mis errores, trabajaría para que las familias que están sufriendo dolor pudieran superarlos”.
Pero ya sabemos cómo los fujimoristas juran por Dios y después se zurran en sus juramentos y que el fujimorismo se caracteriza por sus mentiras y delitos. Keiko Fujimori no tiene credibilidad y si va a enmendar su camino debería ser reflexionando 30 años en la cárcel, no volviendo a enquistar a la mafia fujimorista en el poder.
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