Unidos como un solo hombre

Siervo complaciente y partidos políticos se la juegan por Chile



En todos los países la justicia toma en cuenta el hecho de si un delincuente perpetra un delito por primera vez o si es reincidente. En la gran mayoría de sistemas judiciales, la reincidencia del reo en un mismo delito motiva un trato más severo, una sentencia mayor.


La noticia del descubrimiento del espionaje que por encargo de Chile realizaba un suboficial de la Fuerza Aérea Peruana (FAP) reflotó en la conciencia de los peruanos un caso similar, ocurrido veintiún años atrás, en el cual el culpable fue sentenciado a morir ante un pelotón de fusilamiento. Es grave que, habiéndose producido veinte años atrás una falla de seguridad en la FAP, vuelva a ocurrir lo mismo. No aprendieron la lección: creyendo que fusilando al culpable, el enemigo (Chile) ya no iba a intentar nuevamente esa fechoría. Pero lo hizo y exitosamente.

Reacción peruana ahora. Ateniéndonos a la reflexión previa sobre la reincidencia, la reacción del presidente de la República y de los partidos políticos pone al desnudo el más completo sometimiento a los designios, ofensas y voluntad de Chile, país enemigo del Perú, que nos usurpa Tarapacá y Arica. Si la primera vez que se descubrió un espionaje (1978) el gobierno de entonces tuvo el acierto de expulsar al embajador del país autor del agravio (Chile) y cortar las relaciones diplomáticas, esta vez, con la circunstancia agravante de la reincidencia, no sólo se debió expulsar al embajador de Chile y cortar para siempre relaciones diplomáticas, sino proceder a cortar completamente las relaciones económicas y comerciales con el país enemigo1.

Cuando hablamos de relaciones económicas y comerciales hablamos de dinero y, estando Chile por medio, es dinero de y para corrupción. En la primera página del diario Gestión de ayer 18 de noviembre de 2009 se informa que tres ministros, de Defensa, de Comercio Exterior y de Economía, han declarado que el espionaje realizado en agravio del Perú no debe afectar las relaciones económicas y comerciales con Chile2 (cuerdas separadas en acción: “Usurpen nuestro mar territorial, roben territorio en Tacna, realicen espionaje y no pasa nada, son temas diferentes”). El siervo complaciente Alan García, acérrimo defensor de Chile, ha optado por una postura mediocre, consistente en pedir a Chile que investigue el caso evaluando la probanza que aporta el Perú, y que si no nos dan las satisfacciones, se procederá a revisar las relaciones económicas y comerciales. Esto es entreguismo y servilismo químicamente puro, esto es defensa de los intereses de Chile.

El presidente se ha limitado a denunciar con un vocabulario no propio de un político que es jefe de estado sino nativo de las novelas de Corín Tellado: que por envidia nos espían, que por sentirse menos nos espían, que esa acción de espionaje es repulsiva, etc. Evidentemente, la política de “cuerdas separadas” no sólo somete al Perú a las vejaciones de Chile sino que, como vemos, literalmente ata al presidente de la República, que con su falta de energía sólo alienta y aviva aún más la soberbia de los rateros chilenos.

Los electores peruanos eligen presidente y congresistas para que defiendan los intereses nacionales del Perú, la seguridad del Perú, pero vemos que en la práctica tienen todos ellos una conducta sumisa hacia Chile y de servicio a ese país delincuente, lo que es una conducta traidora al Perú. Ya voces autorizadas han señalado la peligrosidad de permitir inversiones chilenas en el Perú, el riesgo de permitir que chilenos compren tierras agrícolas peruanas, la conducta suicida de permitir que los chilenos entren a dominar en el transporte marítimo y aéreo (LAN).

El peligro real. La doctrina militar chilena y los criterios geopolíticos que rigen la política exterior chilena consideran que el Perú es el área natural de expansión chilena (para robarnos territorio y mar, para desarrollar y ampliar sus capitales, para conseguir recursos naturales, etc.), cuyo primer paso es ganar hegemonía en la vida económica del Perú con el propósito de controlar ellos (los chilenos) hasta dónde permiten que el Perú se desarrolle y en qué punto bloquean abiertamente el desarrollo del Perú. Un ejemplo clarísimo de esto es lo ocurrido en el puerto de Paita, cedido en corrupta concesión a empresarios del país enemigo: cumpliendo las directivas geopolíticas y estratégicas de su país, lo primero que han hecho los chilenos es subir las tarifas, no con el afán principal de ganar más dinero, sino con el propósito de perjudicar a los exportadores peruanos de la zona norte e inclusive a exportadores ecuatorianos, para quienes Paita era una buena alternativa, y también con el propósito de dañar la competitividad del puerto de Paita. Así, con el tarifazo matan varios pájaros de un solo tiro: a) perjudican a exportadores peruanos y, consecuentemente, a la economía peruana; b) nos quitan clientes ecuatorianos, que ya no exportan por Paita; c) amplían sus redes de inteligencia militar, bien ubicadas en diferentes partes del Perú; d) quitan competitividad a Paita, cuyo desarrollo será regulado de acuerdo al plan maestro chileno de controlar la actividad portuaria en la costa del Pacífico Sur

Dentro de la visión estratégica de los rateros chilenos, el ejemplo que mencionamos se encuadra en el declarado objetivo específico de tener la hegemonía en los puertos de esta parte de América del Sur, lo cual, además, incluye por lo menos el entorpecimiento de las posibles salidas de carga del Brasil por puertos peruanos3. A esto sumamos que anticipándose a una posible decisión brasileña de utilizar la costa peruana para salir al océano Pacífico, los chilenos estarían coimeando duro en los gobiernos regionales para que se emitan opiniones “técnicas” en el sentido de que las vías que unan Brasil y Perú sean carreteras y no ferrocarriles; de esta manera los volúmenes de exportación serían pequeños, casi de menudeo. Ya la conducta genuflexa del partido aprista ha puesto a los chilenos en condiciones de decidir el futuro de nuestro desarrollo portuario y de su proyección como plataforma de exportación.

La extendida presencia de empresas chilenas en el Perú en todos los rubros de la economía es, al llenar diversos espacios, un factor que limita el ingreso de capitales de otros países, limita el desarrollo de industrias transformativas peruanas y acentúa el carácter de exportador primario que tiene el Perú en el plano internacional. Y el elemento más grave, por si lo anterior fuera poca cosa, es que la doctrina militar chilena incluye el concepto de intervenir por la fuerza allí donde se vean afectadas empresas o capitales chilenos.

En consecuencia, la hegemonía que van creando en el Perú las empresas chilenas no sólo tiene una dimensión económica, sino también un componente estratégico-militar, que inevitablemente atrae a nuestro país la amenaza de una nueva agresión militar chilena, que no sólo “protegería” los intereses de empresas chilenas, sino que significará una nueva mutilación territorial. Si eso sucede, los sirvientes y traidores de hoy ya tendrán refugio asegurado en París o en Bogotá.

Una vez más, el gobierno aprista demuestra estar al servicio de Chile y desperdicia la oportunidad histórica de desligarnos completamente de Chile4, para que nuestro país tenga posibilidades de desarrollo que surjan de nuestra capacidad productiva y de las inmejorables ventajas que nos da la posición geográfica que tenemos en América del Sur. Para ser objetivos, reiteramos que esta traidora lenidad frente a Chile, país delincuente enemigo del Perú, no es sólo del Apra, es secundada también por los diferentes partidos políticos, que, vendidos a Chile, apoyan las tibias reacciones del gobierno peruano frente al peligroso y ofensivo caso de espionaje desarrollado por Chile en el Perú.

Seguro del trabajo que en el Perú realizan sus corruptos sirvientes, hoy el canciller chileno Mariano Fernández declaró, refiriéndose a las voces que en el Perú se oponen al oprobioso TLC con Chile: "Ese acuerdo, desde un punto de vista estricto, clásico, es bastante favorable para el Perú, porque el Perú vende más en Chile que lo que Chile vende en el Perú. [...] No se conoce ningún caso anterior en que se renuncie a un tratado, [pero] es una decisión que le corresponderá al Perú con las consecuencias económicas que eso tendrá para ellos". Desliza una advertencia o amenaza (“las consecuencias económicas que eso tendrá para ellos") acerca de lo que perdería el Perú renunciando a ese TLC y, por si faltase, refuerza la señal a sus lacayos peruanos, para que hablen bien del TLC y lo defiendan.

Militares retirados. Lamentable también es el escaso interés que sobre esta temática muestran los militares retirados, desligados y libres de las normales limitaciones de expresión de los militares en actividad, y que pese a esta libertad no emiten pronunciamientos institucionales; sólo se oyen voces aisladas de uno que otro oficial que alerta sobre la alarmante adquisición de armas que realiza Chile o que expone sobre asuntos específicos militares (evaluar el armamento que adquiere el enemigo, cómo responder al enemigo estando en inferioridad de condiciones, etc.); pero nada hay de tomas de posición institucionales de las asociaciones de militares retirados, que expliquen al gobierno y al público no sólo los asuntos de índole estrictamente militar sino las implicancias estratégicas, geopolíticas y de seguridad nacional que tiene la hegemonía económica que los traidores a la patria permiten a Chile. ¿Quieren convertirse en cómplices pasivos? Muchos de los oficiales en retiro han seguido en el Perú y en el extranjero, con nuestro dinero, cursos de Geopolítica, y pese a ello guardan alarmante silencio en estas graves circunstancias.
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1 Esta posibilidad preocupa a muchos corruptos de la política y de la diplomática, quienes, debidamente aceitados por Chile, sostienen que es bueno que la economía del Perú esté supeditada a la de Chile y que se ponga en peligro la seguridad del país.

2 Con entusiasmo la prensa corrupta que nutre sus ingresos con la publicidad de las empresas chilenas, elogia y aplaude la traidora reacción del gobierno y de los partidos políticos sirvientes de Chile y vendidos a ese país.

3 Si, como quieren los chilenos, la salida al océano Pacífico de los productos del Brasil se hace por puertos chilenos, al estar Chile en latitudes muy por debajo de la línea ecuatorial, la distancia hacia el norte que recorran los barcos será mayor y, por tanto, más costosa que si salen de puertos peruanos. Pese a eso, la activa diplomacia chilena y el control chileno de la costa peruana se encaminan a lograr que Brasil prefiera puertos chilenos, no peruanos.

4 Leer Verdadero rostro del enemigo: Espionaje de Chile y Espionaje chileno. Del siervo sufriente al siervo complaciente.