La escuela de Sendero Luminoso en la cárcel y el gobierno aprista
Terroristas militando en la cárcel durante el primer gobierno aprista.


La noticia de la desarticulación de una escuela de subversión instalada por el movimiento terrorista Sendero Luminoso en la cárcel de Canto Grande no hace sino recordar las andanzas del gobierno aprista y el accionar subversivo.


Pese a que la presunta escuela fue desmembrada y sus miembros enviados a la cárcel de Piedras Gordas, vale preguntarse cómo es que nuevamente dichos internos habían tomado el control de los pabellones 2-A, 2-B, 4-A y 6-B, donde no tenían acceso los alcaides, es decir, habían establecido un reino que regaba su veneno a las numerosa visitas de los presos, ante la incapacidad de las autoridades apristas.

La situación había llegado a tal punto que nadie podía ingresar a los pabellones controlados por Sendero Luminoso y además el adoctrinamiento se extendía no sólo a los presos por terrorismo, sino a los presos por delitos comunes, incluyendo a etnocaceristas, en medio de cantos y loas al terrorismo y Abimael Guzmán, cabecilla terrorista que purga condena de cadena perpetua.

El Apra y la subversión


Cabe recordar que la incapacidad del primer gobierno aprista permitió que cientos de reos senderistas formasen islas controladas dentro de las cárceles, las cuales dieron lugar a los motines y su respectiva sangrienta represalia en 1986, en Lurigancho, El Frontón y Santa Bárbara.

Otro sonado caso del accionar terrorista durante el primer gobierno aprista fue la fuga del cabecilla terrorista del MRTA Víctor Polay, quien se encontraba preso y escapó por un túnel a poco de concluir el desgraciado quinquenio del primer gobierno de Alan García.

No contentos con eso, personajes apristas como Armando Villanueva del Campo revelan una descarada defensa de terroristas como Víctor Polay. Como si fuese poco, con Alan García tuvimos a un indultado por terrorismo en las filas del MRTA, Yehude Simon, a quien colocó a la cabeza del gabinete ministerial.

En octubre del año pasado Raffo mostró el expediente, donde se señala que Simon era parte de la dirección nacional del comité central del MRTA y que empleaba el alias de “camarada Bodero”.

En el expediente señalan un manuscrito de Simon dirigido a todos los líderes del MRTA. También lo acusan de utilizar fondos económicos del MRTA y de participar en algunos asesinatos selectivos.

Simon habría tenido en el MRTA tanta categoría como la de Peter Cárdenas Schulte, según Raffo, por lo que exigió que se desclasifiquen los documentos de su condena y de su indulto.

Raffo informó que recién en octubre tuvo acceso al atestado policial de 1992 de la Dircote, por ello convocó a una conferencia de prensa para denunciar y alertar sobre los antecedentes de Simon.
El parlamentario subrayó entonces que Simon alega ser injustamente condenado, pero que una cosa es ser un terrorista arrepentido y otra ser injustamente condenado, por lo que demandó transparencia.

El asesinato en el que Yehude Simon estaría involucrado ocurrió el 25 de enero de 1992, cuando el MRTA abaleó a Andrés Sosa Chanamé, ex dirigente del movimiento Patria Libre. Tres días después, Simon declaró a la prensa que “Sosa vale más muerto que vivo, porque políticamente no significa nada…”. Y en el semanario “Cambio”, vocero de Patria Libre, de extrema izquierda, cuyo secretario general era Simon, publicó un reportaje titulado “MRTA aplicó sus estatutos”. En el artículo justificó el asesinato de Sosa acusándolo de “delator”.

Los familiares de Andrés Sosa hicieron pública una carta de puño y letra de la víctima, en la que responsabilizan de su muerte a la cúpula del MRTA, puntualmente a Víctor Polay, Miguel Rincón, Yehude Simon y José Álvarez, quien era jefe de Informaciones de “Cambio”.